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Inversión privada en lugar de pública

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El martes se anunció un “empujoncito” al crecimiento de las inversiones privadas y, por consecuencia, de la economía; se trata del publicitado “Acuerdo Nacional de inversión en infraestructura del sector privado”. Es la mejor, y quizás la última oportunidad que tiene la 4T para empujar la inversión privada a ocupar su lugar como motor del crecimiento de la economía.

Las inversiones privadas reaccionan a dos cosas: al estímulo de la demanda de los mercados y a ciertos factores intangibles que configuran lo que llaman “confianza”.

El caso es que el crecimiento ha estado frenado durante décadas porque no ha habido inversiones, primero debido al estancamiento del mercado interno y ahora, además, porque el cambio de régimen que representa la 4T ha generado expectación en cuanto al sentido y congruencia de los cambios.

El meollo del acuerdo anunciado el martes, es que la inversión en infraestructura física productiva, es decir, rentable (carreteras, electricidad, telecomunicaciones, agua, infraestructura ferroviaria, puertos y aeropuertos) corra mayoritariamente por cuenta de capitales privados, mientras que los recursos públicos se asignan prioritariamente a Pemex.

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Ilustración: Nexos.

El objetivo del acuerdo es alcanzar una inversión anual en infraestructura equivalente a 5% del PIB, lo que implica remontar desde el 1.8% al que la dejó caer el gobierno de Peña en 2018; pero el esfuerzo sería privado, dado que la inversión pública que contempla el presupuesto de egresos bajaría a 1.3% del PIB en 2020, sin considerar a Pemex.

Si el empresariado cumple lo que acordó desde el primer trimestre del próximo año, se empezarían a trabajar las 72 obras calendarizadas para el 2020, con más de 431 mil millones de pesos de inversión privada y un tercio más, pública. Entre 2021 y 2024 se realizarían otros 75 proyectos. Serían en total, sólo para infraestructura, casi 860 mil millones de pesos empresariales y en enero se acordarían las inversiones, también de capital privado, en electricidad y petróleo.

Obviamente se trata de proyectos que pueden tener un retorno de inversión lucrativo, lo cual depende, en última instancia, de la demanda del mercado por el uso de aeropuertos, carreteras y demás, es decir, de la capacidad de compra de los consumidores.

Esa capacidad debe ir creciendo en el país; un mérito del gobierno, es haber roto la tendencia a la contención de los salarios y haber propiciado su aumento real, en favor de una mayor equidad de ingresos, por primera vez en décadas.

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Ilustración: Victor Aguilar Rua.

También fortalecen el consumo de los hogares las remesas de los trabajadores en Estados Unidos (35 mil millones de dólares este año) y programas como “Sembrando Vida” en el medio rural (que tiene fines productivos) y otros, muy cuantiosos, de carácter asistencial.

El otro factor clave de las inversiones conforme a los mercados, son las exportaciones, que por falta de visión estratégica se concentran hacia el sector manufacturero de Estados Unidos; crecieron durante 25 años, pero dejó de ser así porque ya no lo hace la industria estadounidense.

Las exportaciones fueron el motor principal del crecimiento económico (bajo) en el neoliberalismo, que se tendría que reemplazar por la integración de cadenas de valor en el mercado interno.

En cuanto a los factores de confianza que mueven las decisiones de inversiones empresariales, en el acuerdo de inversión privada al que nos hemos referido se compromete explícitamente el gobierno a seguir reglas y emitir “mensajes claros que generen confianza y estabilidad para invertir”, a eliminar barreras burocráticas, a preservar la estabilidad macroeconómica y a fortalecer el Estado de derecho.

¿Será mucho pedir que empresarios y gobierno cumplan lo acordado?

“No es importante el crecimiento económico”

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A septiembre de 2019, las empresas de Carlos Slim Helú han perdido 28 mil 684 millones de pesos (mdp) y fue uno de los inversionistas más afectados por la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional en Texcoco. Con todo esto, hace comentarios sobre López Obrador y su estrategia económica.

“No se creció el año pasado, este año, como yo dije, no era importante, se sentaron las bases para unas finanzas públicas sanas, mucha disciplina por parte del sector público, no subió la deuda, están sentadas las bases, la confianza para la inversión financiera,” dijo Carlos Slim al termino de la presentación del Plan Nacional de Infraestructura en Palacio Nacional.

Para el empresario, la nueva administración tiene nuevos proyectos y situaciones, por lo que “lo trascendente no era si crecíamos punto cinco, punto cuatro, punto ocho, sino que se sentaran las bases de lo que hoy se plantea”.

Andrés Manuel López Obrador ha impulsado políticas económicas que respalden su política social de mejorar las condiciones de las familias menos favorecidas y reactivar el consumo interno a través de la sociedad más empobrecida.

“Se está mejorando la política, el salario mínimo tendrá un aumento en términos reales, es en buena parte producto de que la inflación se bajó. En 2019, como dije hace varios meses, ya no era importante pensar si se crecía o no se crecía, sino sentar las bases y finanzas públicas sanas, como señaló el presidente,” refirió el dueño de Grupo Carso. “Lo más importante es que se concluye este año casi, con este gran acuerdo del sector empresarial, inversión privada, con el Gobierno federal para que haya grandes inversiones y se eche a andar la economía.”

Con base a los más recientes datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la economía mexicana habría entrado en recesión técnica con una contracción en su crecimiento por tercer trimestre consecutivo.

Sobre el tema, Carlos Slim consideró que, en el primer año de gobierno de López Obrador, se logró mantener las finanzas públicas sanas y la conformación de un acuerdo de inversión privada en proyectos de infraestructura que permitirán la reactivación de industrias estratégicas como la de la construcción.

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A mediados del mes de octubre, Carlos Slim anunció que sus inversiones en México podrían alcanzar los cien mil millones de pesos en proyectos claves de infraestructura durante los años que restan al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Pero el discurso de Carlos Slim no dejó de tener letras chiquitas que fueron mensajes claros y directos para el gobierno de AMLO. El empresario sabe que para que la economía mexicana crezca, no es suficiente tener una inflación controlada y un tipo de cambio estable, o que será suficiente inyectar recursos para reactivar la economía desde el gasto en la base poblacional menos favorecida, sino que para contrarrestar un anémico dinamismo se necesita de la inversión como motor del PIB.

Si algo ha preocupado a los analistas económicos ha sido la reducción en el presupuesto público destinado a proyectos de construcción e infraestructura, que en años anteriores mantuvo a flote las variables macroeconómicas generando empleos en manera aceptable.

La inversión privada viene como anillo al dedo ante la desaceleración o riesgos de recesión y más cuando un gobierno se rige por políticas de austeridad que recortan el presupuesto a programas de infraestructura. Bajo este contexto, el anuncio del ingeniero bien podría llegar como hipnótico a los problemas de sueño que el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ha venido sufriendo.

Sector público y privado liman asperezas

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El freno que sufrió la inversión privada en México a inicios del sexenio no fue un hecho menor, siendo la incertidumbre la principal sombra que acompaño los primeros meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Remontándonos a tiempos de campaña, Andrés Manuel siempre fue duro en sus discursos contra el sector empresarial, una élite a la que incluyó en lo que llamó “la mafia del poder” y que una vez en el poder golpeó fuertemente con la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México.

De primera instancia, parecía que para López Obrador la lucha contra la corrupción y una política de austeridad en el sector público, serían suficientes para invertir en programas sociales, mejorar los ingresos de la base poblacional menos favorecida e invertir en la construcción de sus tres proyectos estrella de infraestructura; pero los números no alcanzaron y la salida de Carlos Urzúa como secretario de Hacienda pudo haber sido una señal clave para mejorar el diálogo con el sector privado.

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“No tenemos ninguna diferencia, ningún problema con el sector empresarial, hemos procurado mantener buenas relaciones y agradezco mucho que los representantes empresariales estén actuando con mucha responsabilidad,” fueron las palabras de Andrés Manuel López Obrador la mañana del martes ante empresarios después de que se presentara el Plan Nacional de Infraestructura.

La conferencia matutina del 26 de noviembre en Palacio Nacional se vio engalanada por la crema y nata del empresariado en México y que ahora están dispuestos a respaldar los 147 proyectos que de primera instancia conforman el acuerdo.

“Los empresarios tienen comunicación con nosotros, Carlos Salazar, lo mismo que Antonio del valle, que nos ayudan e intervienen cuando hay controversias como fue el caso del gas. Nos llevó un tiempo, pero no se tuvo que ir a tribunales internacionales, mediante diálogo se llegó a un acuerdo, esto garantiza que tengamos gas para 20 años”, afirmó el presidente y recordó que luego de ese conflicto se dialogó con las empresas y su gobierno respetó los acuerdos que, incluso, se habían establecido en administraciones anteriores, mientras que por parte de los integrantes de la iniciativa privada hubo una reducción con en el cobro de las tarifas.

En este marco López Obrador indicó que en su gobierno nadie está “marginado ni vilipendiado” ya que gobierna para todas las clases sociales.

El espaldarazo del empresariado mexicano

Al término de la conferencia, el empresario Carlos Slim y el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín, coincidieron que en materia económica el país se mantiene estable y ven positivo lo que viene para los siguientes años.

“La inflación bajó de 4.8 a tres, eso es muy importante; segundo, este gobierno dio muestras de que su estrategia es mantener finanzas públicas sanas durante todo el sexenio. Con estas tasas de inflación bajas al que más benefician es al que menos tiene, pues sus aumentos salariales son en términos reales y no se los come la inflación”.

“Entonces tener esta inflación baja permite tener tasas de interés bajas, que también han bajado y eso ayuda al financiamiento de todas las obras”, afirmó Carlos Slim.

“Lo más importante es que casi se concluye este año con un gran acuerdo del sector empresarial e inversión privada con el gobierno federal para que haya grandes inversiones para echar a andar la economía y se de crecimiento. Lo positivo es lo que viene”, dijo por su parte Salazar Lomelín.

Un plan reactivador para México

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El sector privado en México está dispuesto a invertir en los 147 programas que integran el Plan Nacional de Infraestructura del gobierno de López Obrador.

La conferencia mañanera de presidencia hoy vio en primera fila a personalidades de altos mandos empresariales, inversionistas y líderes sectoriales que escucharon atentos la presentación del Plan Nacional de Infraestructura, un acuerdo resultado de meses de diálogo y que en los próximos años buscará reactivar la industria y fomentar el crecimiento.

Con un total de 859 mil millones de pesos, el Consejo Coordinador Empresarial, liderado por Carlos Salazar, anunció su espaldarazo al Plan Nacional de Infraestructura del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con el que se busca reactivar la economía y al mismo tiempo impulsar el desarrollo en regiones menos favorecidas. Un primer paquete de 147 proyectos, 45 serán para la zona centro del país, 49 para el norte y 42 para el sur. Para el año 2020 se ejecutarán 72; mientras que para 2021-2022 se harán 41 más y para 2023-2024 serán 34 proyectos.

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Recursos en México, hay

El presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Luis Niño de Rivera, explicó que la banca cuenta con los recursos suficientes para financiar los proyectos presentados por el gobierno y el sector empresarial.

Los empresarios saben que invertir en México es garantía de utilidad y han aguardado conocer la propuesta del nuevo gobierno; sin embargo, la espera ha sido relativamente larga y la incertidumbre sobre la continuidad de varios proyectos previamente pactados se alimentó con la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Parece que a pocos días de que se cumpla el primer año de gobierno de Lopez Obrador, las asperezas poco a poco se han ido limando y los empresarios están dispuestos a invertir en infraestructura.

De los mil 600 proyectos identificados, el gobierno de AMLO se enfocará en primera etapa en 147, los cuales contarán con una inversión de 859 mil millones de pesos.

“La inversión privada es fundamental para detonar el crecimiento económico de México y es indispensable la cooperación del sector público y privado,” comentó Luis Niño de Rivera.

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Opiniones contrastantes

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Justo cuando el gobierno está a punto de hacer públicos los acuerdos de participación empresarial en decenas de obras de infraestructura que pueden iniciar este año, lo cual significaría la reactivación de inversiones, surgen los más alarmantes comentarios sobre la marcha económica del país.

Hace ya algunos meses que corrió la noticia de reuniones de López Obrador con Antonio del Valle Perochena, del Consejo Mexicano de Negocios, y con Carlos Salazar Lomelín, del Consejo Coordinador Empresarial, en relación con el Plan Nacional de Infraestructura.

El plan, según la Secretaría de Hacienda y Alfonso Romo, consta de unos 1,600 proyectos a realizar a lo largo del sexenio, con una inversión total estimada en 424 mil 149 millones de dólares, de la cual el 56 por ciento sería empresarial y el 44 por ciento pública.

A las reuniones que sostuvo el presidente con las cúpulas empresariales siguieron otras con diversas compañías para presentarles proyectos concretos de inversión carretera, aeroportuaria y portuarias, porque la intención es que lo que se informe no sean buenas intenciones, sino el inicio de proyectos contratados para arrancar este mismo año.

El anuncio, que está previsto para el martes 26 de noviembre, será una prueba de fuego para la relación entre el gobierno y el empresariado, ninguno de los cuales, hasta ahora, ha hecho crecer sus inversiones sino al contrario, la pública ha caído 14 por ciento y la privada en alrededor de 5 por ciento, lo que explica el nulo crecimiento del PIB.

El éxito depende de que el plan haya atraído el interés lucrativo de los inversionistas, de que no habrá cambios sorpresivos y de que la firma de cada contrato les de confianza en que se cumplirá conforme a derecho.

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Ilustración: Ismael Angeles.

Los proyectos que se anunciarán son los que están listos para arrancar este año; se trata, en su mayoría, de terminar obras inconclusas.

No figuran, todavía, lo que más pueden interesar al empresariado nacional e internacional, que son los relacionados con petróleo y electricidad.

Justo cuando la desaceleración económica del país pudiera empezar a corregirse a partir del entendimiento entre gobierno y empresarios, se prenden alarmas en el sector financiero transnacional, del que surgen opiniones acerca de que la principal preocupación de los inversionistas (según encuestas) son las decisiones del gobierno, y de que es posible que las agencias de calificación crediticia le quitarán el grado de inversión que actualmente tiene el país.

Analistas de Morgan Stanley, de UBS Group, de Société Générale, de Moody’s Investors Service y de S&P Global Ratings, se han puesto de acuerdo en difundir perspectivas negativas para el crédito soberano de México.

Morgan Stanley inclusive recomendó este miércoles 7 de noviembre tomar las ganancias sobre los activos mexicanos y cerrar posiciones largas; a esa recomendación puede deberse la corrida contra el peso, que valía 19.09 pesos por dólar el 8 de noviembre.

Quizás cuando haya proyectos relacionados con la explotación de petróleo y con energía eléctrica en los que puedan invertir empresas nacionales y transnacionales, se moderen las opiniones hoy alarmistas sobre la economía mexicana.