salud mental

La necesaria frecuencia de la anormalidad

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Normalidad, ¿qué es eso?, ¿qué fue de ella?, ¿existió?, ¿era mejor que lo que tenemos hoy y lo que se nos viene? Hay tantas preguntas qué hacerse en estos días, se supone que tenemos tiempo –en las cuarentenas que recorren el planeta–, podría incluso sobrarnos, pero muchas veces sentimos que no tenemos ni la fuerza, ni la claridad mental para poder contestarlas.

Aturdimiento le dirán algunos, perplejidad otros; lo cierto es que la niebla mental o cognitive fog, fue bien descrita por Georg Greiner ya en 1817, él la llamó Verdunkelung des Bewusstseins: oscurecimiento de la consciencia. Un velo de ideas tan pesado que impide ver lo que tenemos entorno a nosotros y en nosotros. Es tanta la información, son tantas las olas de incertidumbre, esperanza, miedo, teorías explicativas y agotamiento con las que se nos bombardea a diario que resulta particularmente difícil hacer esa distinción fundamental consistente, entre lo que entendemos por real, con lo que visualizamos y anhelamos como posible. 

confinamiento y normalidad
Ilustración: Tea Jurisic.

Ahora bien, una cosa es clara, hoy el presentismo gobierna con mayor fuerza que nunca.  El pasado ha quedado perdido entre lo que era la supuesta normalidad, que no es más que la dictadura de las mayorías, y su eterna confusión con la noción de frecuencia; más claro aún: morir es normal, saberse mortal no es necesariamente habitual. 

El presentismo, la inmediatez con su vocación por avanzar irreflexivamente, huyendo del camino, pensando siempre en la siguiente meta, ha dejado al futuro en una posición absurda: se le quiere alcanzar, pero nunca éste será suficiente. El presentismo lo quiere todo aquí y ahora. El pasado es una sombra, un eco que, bueno o malo, le resulta inútil.  En el imperio de la niebla cognitiva, lo que ya fue no alcanza a ser historia, pues no se le da tiempo para ello; pero tampoco es memoria, ya que la confusión mental mezcla recuerdo con información. Es “lo psicológicamente esperado”, la maldita tiranía de las expectativas lo que pareciera, más que nunca, mandar hoy.

normalidad de la muerte
Ilustración: Ula Sveik.

La búsqueda del retorno a la supuesta normalidad es esencialmente torpe. Se trata de un proceso en tránsito permanente que, aspirando a vivir fuera del inconsciente, como si eso, en este caso, sirviera para algo, busca rescatar un escenario conocido y transformarlo en algo distinto a lo que fue. Así como, algo doloroso, por frecuente que sea, no deja de ser terrible, el haber experimentado o vivido en una supuesta normalidad no nos dará control alguno sobre lo que nos pueda ocurrir. En definitiva, es ese saber, abarrotado de palabras y supuestas nociones, que nunca alcanzan a filtrar lo que en verdad nos está ocurriendo, lo que termina por distorsionarlo todo.  

La cuarenta social y sobre todo la cuarentena mental en la que estamos envueltos han transformado a los domingos, como a los feriados, en días cualesquiera. La imago[1] de la normalidad hace rato que se nos fue entre los dedos.

Octavio Paz nos lo describe con la exactitud de un vidente:

Nada soy yo,
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire
siempre de viaje.[2]


Notas:
[1] Imagen, concepto psicoanalítico.
[2] Poema “Viento” de Octavio Paz.


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¿Te has detenido a observar la frustración?

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El mayor reto que podemos enfrentar hoy no es la guerra contra el coronavirus, es el cambio de consciencia. ¿Estamos listos para observarnos más allá de las expectativas?

En esta crisis nos hemos puesto a la defensiva con nuestro escudo del miedo, alejándonos de todo, hasta de nosotros mismos. Si observamos bien, existe una mayoría quejándose o haciendo “memes” acerca de lo difícil que es estar en casa alejado de nuestra vida “normal”. En las redes sociales se leen mensajes como “No puedo dormir”, “He comido de más”, “No aguanto a mi marido”, “¿A qué hora regresan los hijos a la escuela?”, “Ya amo a mi jefe”, “Ya me acabé el Netflix”, “Ya no sé qué hacer”, entre muchas otras que provienen del mismo trasfondo que es: la frustración.

La frustración como todos los sentimientos, es una reacción biológica de nuestro organismo. Se trata de algo natural y el primer acto inconsciente que podemos cometer es suponer que no debe aparecer nunca. Como este sentimiento no nos gusta, inconscientemente lo negamos cuando aparece y lo que termina sucediendo al evitar la frustración, es más frustración.

frustracion enmascarada
Ilustración: Tania Yakunova.

El filósofo Séneca afirmaba que la frustración es el camino más rápido hacia la locura. Lo que consideramos normal determina cómo reaccionaremos ante este sentimiento. Una fuente muy común de problemas está en las expectativas, ya que las cosas no suceden como nos las imaginamos. El mundo es muy complejo y el futuro es impredecible, nada sale ni tan bien ni tan mal como esperamos, o al menos no de la forma que tenemos planeada. El exceso de confianza en el pensamiento positivo puede volverse contra nosotros.

Séneca en sus “Cartas filosóficas” (o Epístolas morales a Lucilio) define que la naturaleza es la que nos da la lección más elegante acerca de las necesidades a las que nos hallamos sujetos. El invierno trae el frío: tenemos que sufrirlo. El verano nos devuelve el calor: tenemos que soportarlo. La inclemencia del tiempo ataca la salud: tenemos que sufrir la enfermedad. Nos encontramos con una fiera en cualquier lugar, y con el hombre, más perjudicial que todas las fieras […] Tal estado de las cosas no podemos cambiarlo. […] A esta ley de la naturaleza debe adaptarse nuestro espíritu; a ésta debe secundar, a ésta obedecer […] Es una disposición excelente la de soportar lo que no puedas enmendar.

Si esperamos que las cosas salgan siempre bien, estamos abonando el terreno para sentirnos frustrados muchas veces. Existen abundantes motivos por los que los planes pueden torcerse y no todos pueden ser previstos. Estamos en el mejor momento en esta crisis, para asumirnos con todo lo que pensamos y sentimos porque eso es lo que somos cada uno de nosotros aquí y ahora, negarlo sería contraproducente.

pandemia y salud mental
Ilustración: Rachel Katstaller.

Imagina que pudieras en este momento escapar de esta frustración que vivimos hacia algún lugar lejano, ¿acaso no has pensado en querer escaparte y salir de donde te encuentras en este momento? Como no hemos aprendido a observarnos de forma consciente para asumir nuestra realidad, insistimos en buscar otros lugares donde sentirnos mejor. No nos damos cuenta de que nuestros vicios nos seguirán a donde vamos, y como dijo Sócrates: ¿Quieres saber por qué esa huida no te reconforta? Huyes contigo mismo. Tienes que descargar el peso del alma; hasta entonces ningún paraje te agradará.

Es momento de pasar de una postura defensiva-inconsciente a una ofensiva-consciente. Nuestra oportunidad la descubriremos frente a nosotros en el momento en el que dejemos a un lado los vicios del juicio y la negación, para pasar al entendimiento y a la aceptación. No hay forma de que nazca la creatividad ante un entorno de frustración, por lo tanto, si queremos realmente salir de este entorno que no nos gusta, habrá que liberarnos de nosotros mismos.

Abracémonos estando conscientes de nuestra frustración. Aprendamos a observarnos en autoreferencia sin juicio ni culpa. De la crisis aceptemos que no tenemos el control para detenerla pero sí para decidir cómo vivirla. En lo individual preguntémonos sinceramente ¿Quién estoy siendo ante mi frustración? y ¿Cómo decido vivir de ahora en adelante?


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El poder de la contingencia

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Según Aristóteles, lo contingente se contrapone a lo necesario. Es lo que puede ser y puede no ser. Parece mentira, pero somos seres contingentes desde el momento en que vamos a morir. Estamos en una situación que nos impele a quedarnos en nuestras casas; ya hemos hablado de que esto no significa lo mismo para todos. No obstante, la experiencia de permanecer confinados y salir para lo esencial nos hace notar lo que normalmente nos pasa desapercibido. Cuando tenemos oportunidad de salir, la belleza está en prácticamente todos los detalles: un gato en una ventana, las jacarandas en flor, el cielo despejado, el color de las flores en el parque… Notemos que esta coyuntura nos obliga a estar apercibidos para recuperar lo que nos hace sentir normales y eso, para algunos privilegiados, no cuesta extra.

Más de uno nos hemos sentido lentos e improductivos, a pesar de que tenemos la oportunidad de trabajar a distancia, a nuestro aire y con todas las comodidades que la tecnología nos brinda. El internet funciona, las plataformas funcionan… ¿Qué es lo que no funciona, entonces? Porque hay algo que no está bien. No sé si es el sonido –cada vez más acuciante– de las ambulancias a la distancia o, quizá la desazón de no saber “qué va a pasar”. ¿Cuándo hemos sabido eso, cuándo hemos tenido certezas? Pues nunca. Quienes sean propietarios de bienes inmuebles seguramente tuvieron más de una noche de insomnio en 2017, pensando en la “estabilidad” de su patrimonio. Quienes tenían inversiones y perdieron en una crisis, saben de lo que estoy hablando. Entonces, qué, ¿esta desazón es nueva? Sí, lo es. Es nueva porque es una contingencia, pero es distinta de las anteriores porque, como en las anteriores, no sabemos qué va a pasar con nuestra vida y no sólo con nuestros bienes. Habrá quienes se imaginen muertos mañana. La escucha de las conferencias del Dr. López Gatell, por bien que maneje a la prensa, no es motivadora. Porque lo que las preguntas de la prensa revelan es que no sabemos qué esperar.

Durante diversas pestes, la gente moría en su casa, con el consiguiente contagio de familiares, pero en compañía. Hoy, la capacidad del Estado está en riesgo y, con ella, la nuestra de soportar “lo contingente”. Que la decisión sobre la vida de un ser querido esté en las manos de alguien más y que no se pueda uno despedir, o que no se le consulte a uno sobre los pasos a dar porque existe una guía de bioética para tratamiento de pacientes que ya plantea los que hay que hacer nos enfrenta con el hecho de que somos contingentes.

poder de la contingencia
Ilustración: Pierre Kleinhouse.

Esta pandemia nos encara con nuestra propia muerte, es decir, con nuestro carácter prescindible, pero también, con las múltiples situaciones de salida de control que debemos contemplar respecto de nuestros seres queridos. Si bien, nunca hemos sabido qué va a pasar con nosotros, la circunstancia que ahora vivimos nos hace sentir que la guadaña cae cerca.

Al igual que, en tiempos de la peste negra, hay quienes mantienen una posición vitalista y hay quienes ven a la muerte al acecho en cada esquina, en cada estornudo fortuito, en cada ser que se cruza en el camino. Estamos en una encrucijada que nos obliga a confrontarnos con el reconocimiento simbólico de nosotros mismos y de los otros, tanto de los otros otros, como de los otros que amamos. Por eso es tan acuciante la lectura de la guía de bioética. El otro se concibe en múltiples dimensiones: no sólo el que está fuera de nosotros, sino al cual nos acercamos por alguna razón. La guía de bioética, asimismo, implica una sistematización de lo que Paul Ricœur denomina el agape, es decir, el brindarse en el amor a otro (Caminos del reconocimiento, Madrid, Trotta, 2005). No sólo una sistematización, sino una contraposición. ¿Cómo y cuándo puedo decidir por la vida de otro? ¿Qué importancia tiene su edad o sus expectativas de vida-por-completarse? La guía nos dice que, el hecho de ser cabezas de familia –entre otras cosas– no es un factor definitorio para recibir atención médica crítica. ¿Entonces?

Haciendo a un lado cualquier postura filosófica, la guía de bioética es clara y se aprecia como una solución coherente a un problema inminente: somos muchos y somos seres contingentes en una contingencia. Eso implica que hasta el amor hay que sistematizarlo.


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Lo único urgente es esperar

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¿Qué es lo urgente hoy y qué es lo importante para mañana? Cada persona y cada sociedad podrá hacer una lista de lo que parece crucial en estos tiempos. En principio, en lo que probablemente todos coincidamos es en que frenar al COVID-19 y todos sus satélites consecuenciales aparece como una tarea común para toda la humanidad. Ahora bien, el enclaustramiento en que nos encontramos, que no es, desde luego, sólo espacial, sino también mental, nos ha venido mostrando cada semana que transcurre, con mayor nitidez, nuestra falta de capacidad para estar solos, de suspendernos y observar. 

Salir del ritmo cotidiano de acontecimientos y procesos en que las sociedades se desenvolvían, está resultando particularmente complejo para la mayoría de la población. Durante décadas se funcionó con un movimiento relativamente constante. Más allá de los diversos eventos que aparecían en el camino, el tren en que nos encontrábamos sostenía su paso. Claramente existía un ritmo, una cadencia subyacente que permitía que la actividad continuara, se tenía la percepción que las distintas metas que nos proponíamos se iban alcanzando de un modo u otro y, que, si no se podían lograr, podían ser reemplazadas por sucedáneos que nos otorgaban una sensación de contentamiento parcial. Desde luego, esto no significaba que no existiera una frustración asociada; de hecho, una buena parte del manto de malestar, insatisfacción y rebeldía que venía cubriendo a cada vez más naciones en los últimos años daba cuenta de ello. 

urgencia de esperar
Ilustración: @giuliajrosa.

Pero todo lo anterior se daba desde el movimiento y en movimiento. En cierto sentido, vivíamos y funcionábamos en modo gerundio. Estábamos y no estábamos en la acción al mismo tiempo, teníamos percepción de lo que hacíamos y nos ocurría, pero no nos sentíamos en control real de nuestro devenir. Sin embargo, nos desplazábamos y transitábamos de estación en estación; eso nos calmaba ya que reconocíamos normalidad en esa cotidianidad

El momentum lineal (momento lineal) o ímpetu es una magnitud física que describe el movimiento de un cuerpo en cualquier teoría mecánica. El momentum, que es un número definido, es el producto de una masa por su velocidad en un instante determinado. Este valor se mantiene constante debido a una ley de conservación que indica que la cantidad de movimiento total en un sistema cerrado no puede ser cambiado y se mantiene constante en el tiempo, a no ser que se ejerza una fuerza externa o fuerzas internas disipadoras lo alteren. 

Si aplicamos este concepto a la forma en que vivíamos hasta hace algunos meses, nos damos cuenta de que el COVID-19, actuando como una fuerza externa, ha obligado al tren de nuestra cotidianidad a alterar su marcha y a detenerse de un modo completamente imprevisto, lo que nos está haciendo percibir de pronto y sin previo aviso todo el peso de lo que hemos venido cargando en el tiempo. Como pasajeros nos hemos resistido, sintiendo el empuje de la inercia que quiere mantener su movimiento, arrojándonos hacia adelante. Aturdidos, desorientados y hasta agobiados, buscamos respuestas y fórmulas para recuperar la normalidad, para volver a estar en movimiento pronto. 

urgencia en esperar
Ilustración: Raquel Feria Legrand.

No reconociéndonos en esta suspensión, algunos se declaran esperanzados que algo nuevo y mejor surgirá cuando volvamos a entrar en actividad; otros plantean que estamos obligados a repensar la globalización y el capitalismo liberal, que estamos en un punto de inflexión histórica; hay también quienes suponen que esto es sólo un paréntesis, como el producido tantas veces en la historia de la humanidad por guerras y grandes pestes y que, más allá del esfuerzo y dolor que suponga, el sistema se reorganizará y volverá a ordenarse y a autoconservarse.  

Llevamos semanas tratando de entender qué pasó y haciendo cálculos de cuándo y cómo esto terminará. Las respuestas están aun construyéndose. ¿Qué es lo urgente hoy y qué es lo importante para mañana?, no está muy claro; tal vez pese a lo arriesgado que nos pueda parecer, vale la pena aceptar el quiebre de nuestro momentum y aceptar que, por ahora, lo único urgente es esperar.


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Espiritualidad en tiempos de pandemia

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En estos momentos la vida nos reta con un acontecimiento extraordinario, seguramente el más fuerte que nos ha tocado vivir a esta generación y, para muchos, el más difícil de su existencia. Ninguna certeza de raza, cultura, posición económica, afiliación política, educación, género, religión, edad, ni alguna otra que se nos pueda ocurrir nos asegura quedar exentos de las consecuencias en salud y/o económicas que la pandemia trae consigo. Como tampoco, las explicaciones, los escenarios, ni las estadísticas más apocalípticas son oráculos dramáticos de nuestro destino personal ni comunitario.

En efecto, estamos sometidos a una experiencia que ha roto nuestro orden, nuestra rutina, nuestra manera de resolver las tareas cotidianas; sin embargo, esta situación también es la oportunidad para descubrir que no son las únicas y que podemos encontrar nuevas formas para solventar la existencia mientras pasa la emergencia.

La pandemia es una realidad que no elegimos, pero sí podemos decidir cómo enfrentarla para hacer de este acontecimiento un camino para fortalecernos y humanizarnos. Para ello necesitamos coordinar la fuerza espiritual presente en nuestra persona, aunada a los pensamientos correctos para reconocer los recursos internos con los cuales ya contamos, examinar las posibilidades que nos ofrece el entorno y establecer las estrategias pertinentes para lograr nuestro objetivo. Aquí están algunas recomendaciones.

cuarentena espirirtual
Ilustración: Jonathan Bartlett
Aceptar la realidad

Independientemente de lo dramática o adversa que pueda ser una situación, es la que es, reconocerla y aceptarla permite lidiar con ella sin disminuir ni exagerar el suceso. Para considerar los auténticos límites es necesario acudir a fuentes fidedignas y adaptar la conducta de acuerdo a la exigencia del momento.

Verbalizar

Expresar las emociones y sentimientos presentes especialmente con personas que ayuden a contener las sensaciones. En este sentido, si no se conoce alguien en particular que pueda proporcionar este apoyo, hay una serie de líneas telefónicas de ayuda disponibles, algunas con horarios limitados y otras 24/7. Es conveniente averiguar los números telefónicos y tenerlos a la mano para acceder fácilmente a ellos en caso necesario.

Evitar la sobre exposición

Si bien es necesario estar enterado, la exposición constante principalmente a situaciones extremas fuera de la región, puede incrementar la preocupación, el miedo y la angustia, sobre todo en personas vulnerables. En este momento sólo es indispensable saber qué corresponde hacer dependiendo de la actividad y las condiciones personales; el resto de la información se puede evitar con el fin de conservar la calma y un estado de ánimo favorable.

salud espiritual
Ilustración: Léna Fradier.
Administrar

Administrar el tiempo, los espacios y las actividades durante la cuarentena es vital para establecer una rutina que nos dé orden, armonía y tranquilidad. Si se vive solo es importante establecer comunicación remota con familiares y amigos. Si se vive en familia o con otras personas también es primordial acordar tiempo privado para cada uno de los miembros y que éste sea respetado por todos.

Confiar

Confiar en dos cosas principales: primero, que esta situación va a pasar, tarde o temprano, acabará; segundo, que dentro de todas las personas ya están las habilidades necesarias para enfrentar cualquier situación que se presente, las cuales sólo esperan la oportunidad para salir y mostrarse.

Paciencia

Una de las cualidades más importantes a desarrollar durante este tiempo es la paciencia. Aún no sabemos a ciencia cierta cuánto tiempo va a llevar la emergencia, así que es importante aprender a conservar las energías y el ánimo para aguantar el tiempo que sea necesario.

espiritualidad
Ilustración: Artigan Creation.
Cuidar

Cuidar tanto nuestra salud física, mental y espiritual como la de los demás. Conviene reconocer que podemos ser portadores del virus aun cuando no presentemos síntomas. Por tal motivo, si necesitamos salir de nuestras casas, mantengamos las medidas pertinentes para evitar contagiar a otros. También evitemos reenviar información que puede inquietar a otros independientemente que a uno le guste.

Apoyarnos de la propia creencia religiosa o espiritual

Independientemente de la religión o filosofía que se tenga, todas ellas proporcionan a sus seguidores prácticas específicas para aplicar en momentos de crisis. Acudamos a ellas con una visión reflexiva e incluyente, que vea por nosotros mismos y también por los demás.

Comprensión comunitaria

Ésta es una emergencia que nos afecta a todos y que requiere de todos salir de ella de la mejor forma posible. Nos faltan aún muchas semanas por delante, prepararnos para la peor parte y unirnos para salir de la eventualidad. Hagamos un solo frente, independientemente de nuestras diferencias, y agradezcamos a quienes arriesgan su vida por mantener nuestra salud y bienestar.

Para terminar, aceptemos que esta emergencia pone en crisis dos características de este tiempo: la inmediatez y la individualidad. Seguramente, con el tiempo reconoceremos que la espera genera esperanza, que sin los demás no somos nada porque todos necesitamos de todos, y que la paz es una condición interna que se construye en, por y a pesar de la adversidad.


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Proteger vidas y prevenir suicidios

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Cualquier cambio real ha surgido desde la gente, de la organización de la sociedad para modificar aquello que afecta nuestro buen y bien vivir; esperar soluciones mágicas o fórmulas políticas milagrosas es lo que nos ha provocado periodos de decepción y desconfianza.

Esa aparente ausencia de opciones, que nace de la pérdida de credibilidad en casi todo lo que nos rodea, tiene consecuencia de violencia, de agresión y de pensamientos que se dirigen en contra de nosotros mismos.

En unos días, como cada año, celebraremos el día específico que designamos para dos de los sentimientos que más buscamos prolongar en el tiempo: el amor y la amistad. Suena lógico que en esa misma fecha (días antes y días después, también) muchas personas pierdan el sentido de vivir, precisamente por la falta de aquello que otros están celebrando.

Por eso se pueden tener algunos aumentos estacionales en las lesiones o los intentos de suicidio, aunque no es un asunto de fechas, sino de un proceso en el que quien sufre se empieza a convencer de que no habrá otro remedio a su situación que atentar contra sí mismo.

suicidio y redes sociales
Imagen: NPR.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y las últimas mediciones del INEGI, que coinciden, el principal segmento de la población que intenta o comete suicidio son las y los jóvenes entre 20 y 24 años, es decir, quienes ya están en edad productiva. No son los únicos: adolescentes, menores de edad y adultos mayores, son otros grupos de la población que registran índices significativos de pensamientos, intentos o suicidios que, tristemente, se consuman.

Son vidas que se pierden, cuando pudimos hacer mucho para evitarlo y para prevenirlo. Quien decide hacerse daño pasa por diferentes etapas y envía alertas específicas para pedir ayuda antes de tomar la decisión. Para quienes no estamos en este entorno, esas señales pueden pasar desapercibidas, pero existen herramientas y procedimientos profesionales para brindar ese apoyo a tiempo.

Uno de los espacios en donde hoy convivimos más horas son las redes sociales, es el foro y la arena en la que compartimos, nos identificamos y reñimos, también es un sitio en el que muchas personas envían mensajes para pedir ayuda porque viven una depresión profunda o una crisis emocional para la que no tienen respuesta.

Durante varios años las compañías más importantes de tecnología, entre ellas las plataformas de redes sociales, han trabajado para que sus algoritmos puedan detectar palabras y frases que son un signo de que algo no está bien y puede desembocar en un suicidio. Sin embargo, a pesar de la tarea permanente de sus ingenieros, el factor humano es indispensable para apoyar a quien requiere de lo que llamamos primeros auxilios psicológicos. Éste es un problema mundial en el que todos podemos colaborar para prevenir y resolver posibles eventos.

Con tal propósito, a partir del 12 de febrero, Twitter y Confianza e Impulso Ciudadano –la organización civil que tengo el privilegio de encabezar– lanzamos el 5511-8575-55, una línea civil gratuita que atenderá a nivel nacional y en tiempo real a quien necesite ayuda en este tipo de casos por especialistas ampliamente capacitados.

suicidio y redes sociales
Imagen: My therapy app.

Como en todo, empezamos con el esfuerzo de profesionales y de un equipo de trabajo que estará atendiendo de 9 a 18 horas y después estaremos conectados las 24 del día para ayudar a quien lo necesita, sabiendo que una crisis no surge sólo en horario de oficina. Pronto esperamos ampliar nuestro servicio.

Mientras tanto, damos un paso adelante para encontrar soluciones a los problemas que nos aquejan, desde la ciudadanía y con la voluntad y el compromiso de que, juntos, podemos mejorar nuestra calidad de vida.

Líneas similares ya funcionan en Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, a través del enorme respaldo de Twitter. Será la primera vez en México y esperamos unirnos a esta red de aliados, números telefónicos y herramientas tecnológicas para ayudar en el momento que sea y en el lugar donde se encuentre quien necesita apoyo.

Agradezco a Twitter en México y en Latinoamérica por confiar en nosotros como su socio en esta formidable tarea y, anticipadamente, a cada uno de ustedes por difundir la línea. Éste es un ejemplo de que no hay que esperar para que podamos cambiar en mejorar la manera en que vivimos.

Síguenos en nuestras redes sociales @ConfianzaMX y en nuestro sitio web www.confianzaeimpulsociudadano.org.mx. para estar en contacto.


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Consejos para mejorar la salud en 2020

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Entre los propósitos de año nuevo 2020 las personas deben de buscar mejorar su salud física, emocional y mental para. Estos son algunos consejos

La buena alimentación, un alto nivel de resiliencia y madurez emocional, son aspectos claves que se deben de tomar en cuenta para poder enfrentar los cambios y retos que traerá el próximo año.

Es por eso que entre los propósitos de año nuevo 2020 la salud debe ser considerada clave y fundamental y la Academia de Nutrición Dietética de Estados Unidos lanza algunas recomendaciones en el cambio de hábitos.

Libby Mills, nutrióloga de la Academia de Nutrición Dietética de Estados Unidos destaca que si entre los Propósitos de años nuevo 2020 está el mejorar la salud física, es importante realizar un pequeño cambio cada día y se empieza el día con un vaso de agua, justo al despertar antes de tomar café. Esa dosis de líquido activará tu metabolismo y tus órganos digestivos.

“Sentirás vitalidad porque el agua despeja la mente, hidrata el cuerpo y te ayuda a ir al baño a intervalos regulares”, informó la especialista.

En la noche, antes de acostarte, deja un vaso de agua junto a tu cama o sobre el buró, tapado y al día siguiente bebe todo el líquido antes de levantarte.

Tus colaciones, es decir tu refrigerio entre el desayuno y la comida y entre la comida y la cena, pueden ser nueces que es una grasa benéfica, porque proviene de una fuente vegetal saludable y ayuda a controlar el colesterol o bien amaranto que contiene proteínas y minerales

Asimismo, destacó que no recurrirá a frituras o dulces, ni chocolates aunque no tengas apetito en la mañana, quienes desayunan controlan mejor la comida y cena saludables, dijo Mills.

Destacó que desayunar alimentos que contengan proteínas, fibra y poca azúcar, como omelette de verduras, pan integral tostado con crema de cacahuate, yogur parcialmente descremado con cereal enriquecido o un sándwich de atún o queso panela.

Comer demasiado es dañino para la salud, pero comer muy poco también, pues cuando no te alimentas bien, tu metabolismo se hace lento y el organismo empieza a consumir los músculos y a retener grasa, lo que ocasionará que engordes.

Usa platos pequeños para que, aunque los llenes, tus raciones de comida sean moderadas con una menor ingesta de calorías que te producirá la sensación de estar satisfecho.

Haz sustituciones saludables: en lugar de mayonesa o crema, unta tu sándwich o comida con puré de garbanzo, contiene menos grasa, más proteínas y sabor.

En lugar de acompañar tu yogur con granola, que es alta en grasa, azúcar y sal, agrégale una cucharada de crema de cacahuate y un plátano o manzana rebanados.

La especialista, sugirió dormir de siete a ocho horas al día para mejorar los hábitos alimenticios, pues cuando la persona se siente cansada come demasiado o elige opciones poco saludables.

Además, la falta de sueño puede alterar los niveles de las hormonas que regulan el hambre y el metabolismo.

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Sadfishing no sólo afecta a adolescentes

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Buscar compasión en redes sociales posible síntoma de un trastorno mental más peligroso, aseguran especialistas.

Si bien el término en inglés sadfishing es relativamente reciente —fue acuñado a comienzos de 2019 por la escritora Rebecca Reid— muchos estarán probablemente familiarizados con el acto de buscar compasión en internet, donde han visto que se hace, o son culpables de hacerlo ellos mismos.

Reid define el sadfishing como la acción de publicar problemas emocionales en internet con el objetivo de despertar compasión o la atención en la comunidad de internautas.

Sin embargo, el sadfishing está siendo usado cada vez más para acusar a la gente de buscar llamar la atención o para menospreciar el contenido que una persona publica en internet, más allá de que lo hayan hecho o no.

Cuando Justin Bieber publicó un comentario detallando sus problemas de salud mental, encontró una serie de respuestas, incluyendo algunas acusaciones de sadfishing.

Sin embargo, es casi imposible saber si alguien lo está está haciendo de forma genuina o no.

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Y todo el mundo, desde personas comunes hasta políticos y gente del espectáculo han sido acusadas de sadfishing, o de tratar de exagerar la importancia de un problema en particular.

El concepto de “sadfishing” en internet es relativamente nuevo, lo cual quiere decir que actualmente no hay investigaciones que examinen este comportamiento.

Sin embargo, se pueden establecer paralelismos con el sadfishing en general y las conductas que buscan llamar la atención, con las que una persona trata de ganarse la conmiseración de los demás o su validación.

La búsqueda de atención está asociada con baja autoestima, soledad, narcisismo o maquiavelismo (el deseo de manipular a otras personas).

Sin embargo, es difícil entender las motivaciones de los usuarios de redes sociales leyendo solo sus publicaciones en la red.

Es posible que las llamadas publicaciones de sadfishing tengan la intención de destacar genuinamente un tema importante o delicado como la depresión o la ansiedad.

Otros pueden estar sencillamente compartiendo información sin darle mucha importancia a la respuesta que puedan generar.

Otras publicaciones pueden existir sencillamente para explotar o provocar a los lectores.

Búsqueda de atención y sadfishing

Si bien cualquiera puede ser culpable de hacerlo, los famosos son los más comúnmente acusados por los usuarios de redes, sobre todo si han compartido detalles personales sobre los problemas que enfrentan.

Estas acusaciones pueden con frecuencia volverse hostiles y muchos famosos se convierten como resultado en víctimas de abusos por internet.

¿Pero qué impacto tiene esto incluso para la gente que solo observa estos abusos?

Una investigación reciente le pidió a sus participantes que leyera una serie de tuits de celebridades, algunos de los cuales eran negativos.

Luego les pidieron que evaluaran si estas celebridades tenían la culpa por el abuso del que eran objeto.

El estudio encontró que la forma en que una persona percibía la gravedad del abuso online dependía de cuán importante eran su narcisismo, maquiavelismo o psicopatía (la llamada “tríada oscura”).

Los resultados mostraron que la gente que exhibía estas características en mayor medida era menos compasiva con las celebridades.

Es probable que si una persona muestra estos rasgos de personalidad, tenga más chances de juzgar la publicación como menos genuina, o que la considere un ejemplo de sadfishing.

Trastornos de la personalidad

Pero al igual que el comportamiento de quienes buscan atención en el mundo real, el sadfishing puede reflejar un problema más profundo, como un trastorno de personalidad.

Por ejemplo, el trastorno histriónico de la personalidad se caracteriza por los altos niveles de búsqueda de atención, y comienza en los primeros años de la vida adulta.

Esta gente tiene una necesidad de aprobación excesiva, es dramática, exagerada y anhela ser valoradas.

Puede que las personas que publican este tipo de comentarios sean difíciles de reconocer, a menos que admitan su comportamiento abiertamente.

Aunque presentar públicamente información extremadamente personal pueda dar lugar a acusaciones de sadfishing, es posible que estás acusaciones estén erradas.

Acusar erróneamente a alguien de sadfishing cuando genuinamente está buscando ayuda —en lugar de atención— puede tener un fuerte impacto en la salud de esa persona.

Alguien acusado falsamente puede correr riesgo de sufrir una disminución de su autoestima, ansiedad y vergüenza.

Pueden también sentirse desalentados en cuanto a pedir ayuda a su familia, amigos, pareja o consultar con profesionales.

Pero la gente que deliberadamente hace sadfishing debería saber que sus acciones pueden afectar potencialmente el bienestar de otros.

Publicar contenido altamente emocional, como preocupaciones por una enfermedad seria, puede hacer que quienes lo lean experimenten ansiedad, y estrés emocional o físico.

Aunque las redes sociales puedan brindar un espacio de apoyo para que la gente hable sobre su salud mental u otros problemas de salud, es importante saber que las publicaciones hipócritas pueden hacer más daño que otra cosa.

Los usuarios de redes sociales deberían pensar cuidadosamente sobre la información que comparten y con quién.

Aquellos que realmente necesitan ayuda pueden encontrar que es mejor acercarse a la gente cercana de forma privada, ya que ellos podrían brindarles ayuda, o incluso compartir sus propias experiencias.

También es importante hacer contacto con servicios de ayuda como los proveedores de servicios de salud, o grupos de ayuda profesionales.

A pesar de ser un término nuevo, sadfishing es en realidad una nueva etiqueta para la búsqueda de atención.

*Christopher Hand en profesor de psicología de la Universidad Glasgow Caledonian, Reino Unido.

Fuente BBC.