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El toreo es parte de nuestra cultura

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Es un lugar común acudir a diferentes artistas que de variadas maneras han plasmado lo que les significa el toreo, y honestamente hablando y por rotundo que parezca, son argumentos que siendo útiles pudieran provocar el que le contesten como lo hacen algunos: “¡A mí que me importa que a fulano o a mengano hayan sido o sea, taurinos!”. Así se trate de García Lorca o de quienes ustedes gusten y manden.

En mi opinión, el argumento más claro es que el toreo es parte intrínseca de nuestra cultura; en el caso mexicano a punto de cumplir 500 años, en 2026, con o sin sana distancia de que se celebró un festejo taurino en la antigua Tenochtitlán, hoy en día Ciudad de México. Seguramente Cuba ya los habría cumplido, de no haberse suspendido desde hace muchos años los festejos al ayudar Estados Unidos al país antillano a independizarse de España, hacia finales del siglo diecinueve. Lo arrancó de su cultura y quedan ya, desafortunadamente, pocos resabios.

Los antropólogos, la gente que estudia la cultura, las distintas formas de ser, de sentir y de pensar, llevan más de un siglo en este debate sobre qué es; y siguen en ello. Si bien no hay claridad de que se resuelva pronto, hay algo en lo que están de acuerdo: no hay una cultura, sino que hay varias culturas. De hecho, hay muchas… ¡muchísimas!, pues si hay algo que caracteriza a la cultura es precisamente su diversidad. Constitutivamente la cultura es diversa. Cada uno de nosotros la utiliza para vivir de forma original y genuina.

toreo como arte
Pablo Agudo, torero español (Fotografía: El Español).

Alguna vez leí que la cultura es la manifestación de los pueblos frente a su existencia y por ello afirmo con el derecho que me asiste de hacerlo: ¡El toreo es cultura! Porque quienes lo practican y quienes lo disfrutamos, lo tenemos arraigado en nuestra forma de ser y es un valor de muchos que lo tenemos tatuado.

En ocasiones hablamos de cultura nombrando a la dimensión artística de algo –el mundo de la cultura, por ejemplo–, y así solemos referirnos a ella en términos de sustancia, diciendo que alguien es muy culto, o que tiene mucha cultura.

En otro sentido, la palabra cultura se utiliza, sin embargo, para describir un todo que parece determinar el comportamiento de la persona, utilizándose para aclararnos que eso que no comprendemos es normal en “su cultura”. Tal fue el caso de Renato Leduc, el gran escritor mexicano cuando afirmó hace años: “No me explico qué hacen los domingos por la tarde las personas en los países en los que no tienen toros, deben de aburrirse como ostras”. Desdeñando por ejemplo a los deportes, al teatro o al cine, por poner ejemplos. Para él nada como un domingo de toros que para muchos, sin ellos, no es domingo.

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Ex poeta mexicano Renato Leduc (Fotografía: Rogelio Cuéllar).

Cantando, pensando, jugando, rezando, comiendo o toreando o haciendo cualquier cosa, estamos expresando nuestras formas de ser, de sentir y de pensar: estamos expresando nuestra cultura. ¿Cómo la expresamos? Poniendo en juego una serie de formas culturales escogidas a las que les damos uso y con las que nos identificamos: nos vamos haciendo a nosotros mismos en la práctica de las acciones del día a día.

Por eso afirmo que acudir a tantos personajes que han amado y hemos amado el toreo –por más prestigiosos que sean– no me parece el argumento principal de su existencia. En mi entender, el que sea parte de la cultura de varios países es un hecho rotundo, por más que algunos pretendan borrarlo de un solo golpe.

Cuando las ponemos en práctica nos identificamos no sólo con nosotros mismos -para reconocernos–, sino con los otros. Este acto de identificación y de construcción de uno mismo no es un camino que se recorra sólo en un sentido, pues nos hacemos a nosotros relacionándonos con los demás, pero los demás también se hacen relacionándose con nosotros, y eso es los que hacemos los taurinos en el mundo. Hoy que está en receso la tauromaquia, me pareció muy importante, recordarlo.


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Cuando un amigo se va, adiós Gerardo Vergara

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Hace ya más de 30 años que a José Luis Carazo “Arenero”, mi señor padre, junto a un grupo de novilleros y matadores de toros en retiro –nada de ex que suena horrible– se reunieron y conformaron la Hermandad Taurina con el propósito de chanelar –en cristiano significa hablar de toros– y, desde luego, de sus recuerdos.

También tenían como asignatura en los aniversarios luctuosos, asistir a donde descansaban sus restos, y con la familia –a veces sin ella– para recordar sus hazañas con el entusiasmo de cuando les vieron actuar en los ruedos.

Era un grupo muy compacto que fue creciendo en el que hacía cabeza “Arenero” y su segundo de a bordo siempre lo fue Gerardo Vergara, quien era el equilibrio de nobleza y bonhomía, entre el carácter explosivo de sumo apasionado de Gerardo, cuando de pronto parecían salirse del cauce generoso que propició el grupo –entre los de la legua y las figuras del toreo–, metía el capote y los dejaba quietos, para una lidia más tersa, para que los demás intervinieran y regresara la cordura.

Entre muchas de ellas, recuerdo una reunión en casa de mi hermano José Luis con la presencia de Luis Castro “El Soldado” y Manuel Capetillo, por mencionar a dos que entendiendo la filosofía del grupo, compartieron pan y sal y, desde luego, algunos vinillos, sin poner por delante logros taurinos ni jerarquías taurinas, eso sí,  con el respeto propio de quienes han portado el traje de luces, lo mismo en una plaza de trancas que en una monumental.

el soldado
Luis Castro Sandoval, torero mexicano (Fotografía: Al Toro México).

Finalmente eran hermanos en la profesión y eso les convocaba, reitero, con el liderazgo de Carazo, pero con la gran mano izquierda de Gerardo Vergara, a quien cuando salió la gran serie de Juncal, les llegamos a comparar en su relación a mi padre con el torero retirado y a mi querido Gerardo con Búfalo, uno de los personajes más entrañables que se hayan tejido en la imaginación de un escritor, en este caso Jaime de Armiñan.

Para describirla, mi hermano Luis Alonso, que habita ahora con ellos en La Gloria, en alguna reunión en el cortijo de Carlos Arce presentó una poesía que describe lo que significó la Hermandad Taurina, y mejor de cómo hubieran podido expresarlo alguno de ellos:

Toreros de Romanza

Toreros de Romanza

¿Qué pasa, matador como has estado?
¿Figura, que es de tu menda?
no, manito yo ya con 7 nietos
¡Uhhh! Pues ya ando malo, ¿pero dejar a mis hermanos?
sí, el tiempo ha volado y ya no más:
oye artista a la 10 en el Venus ¡Eh!
¿Mejor entrenamos en la Ford no?
pos yo los veo en la tarde en el Tupinamba
sí, el tiempo voló o más bien ellos fueron los que volaron
por qué el tiempo es el mismo y nosotros seguimos caminando.

Y así es como ahora en los 80 casi casi los 90
se vuelven a juntar los toreros de los 30, los 40 y los 50
y en verdad que veo que los años no acaban
acabaran el pelo, las figuras y las caras
pero de verdad que lo de adentro, sí, lo de adentro eso,
eso no se acaba.

Sí, señores se han juntado otra vez, los Toreros de Romanza,
y no se juntan como amigos, como cuates de parranda
no, se han juntado otra vez como hermanos de crianza,
unos fueron grandes, otros menos, pero eso sí,
todos aunque sea le pegaban sus pases a los bueyes de chonadas
todos estos chavos tuvieron ilusiones en sus andanzas
admiraron a los grandes y por ellos forjaron sus ansias.

¡Ah! qué bellos recuerdos, Toreros de Añoranza,
sí, señores se han junta’o otra vez, los Toreros de Romanza,
los que vivieron la época de Dondifi, Malgesto y
Esperanza, aquellos de la Ford, la Morena y Tlanepantla,
esos que se zumbaban lo que las figuras dejaban
pa’ demostrar en la arena su arte, salero y gracia
lo mismo con capote, banderillas y estocadas
dejaban en los ruedos alma, vida y esperanza
y es que en verdad no había miedo que los parara.

¡Ah! quien no los recuerda Toreros de Añoranza
sí, señores aquí están de nuevo los Toreros de
Romanza.

Y a esta nueva cita se presentan sin tardanza
los Arce, Tapia y Cámara
y llega también Estrada, gran artista ¡Qué torero!
¡Qué pujanza!
y Carazo con micrófono quiere entrevistar hasta las
vacas y éstas le contestan venga diestro a calmar tus ansias,
el canijo Ciego mentando madres que espanta
y Procuna, El Callao figurones de alabanza que ahora
vienen a embriagarse solamente de nostalgia
y así uno a uno llegan a juntarse otra vez
pa’ recordar con sus hermanos todas sus vagancias
ah!, qué muchachos los Toreros de Añoranza
siguen pesando en el mundo los Toreros de Romanza.

Esos que en su silencio de almohada
siguen tejiendo tardes, tardes de gran comparsa
aquellos que disfrutaron de Silverio, El Soldado y Garza
y en punto y aparte tenían a Fermín el maestro que
arrasaba.

Esas calles de Bolívar, mudo testigo de sus chanzas
si pudieran quejarse, el infierno los esperará
aquí pues dejo a estos Toreros de Añoranza
aquellos que Dios permita gozar de su esperanza
a revivir de nuevo toreros, hermanos de Añoranza y señores a cuidarse,
aquí están de nuevo, los Toreros de Romanza.

toreo mexicano
Fuente: Guillermo Ernesto Padilla, Historia de la plaza EL TOREO. 1907-1968. México.

Hace unos días se nos adelantó Gerardo en el paseíllo de la vida; aficionado chipén, amigo generoso y  al que vamos a extrañar mucho por su bondad e integridad y que experimentaba la emoción del toreo, su estética y sus valores, creando una familia de la misma cepa, con base en sus principios de honradez a carta cabal.

Bien dirían los hermanos del Río:

Algo se muere en el alma cuando un amigo se va
Y va dejando una huella que no se puede borrar.

Siempre lo vamos a recordar con su pasión y amor, por la más bella de todas las fiestas.


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Los toreros etiquetan a su cuna de origen

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El aficionado a los toros es un migrante por naturaleza y trashumante se traslada a donde se huela que pudiera haber algún acontecimiento, presagiando una gran tarde.

En estos días pasados, muchos nos quedamos con los pasajes en la mano para ir a la Feria de San Marcos en Aguascalientes, con las ganas de asistir a un lugar maravillosamente aficionado. Ya habrá ocasión de hacerlo y disfrutar del bastión taurino más importante de nuestro país.

Muchos matadores de toros y novilleros provienen de esa tierra hospitalaria y a las pruebas me remito con unos cuantos nombres como los Adame, Arturo Macías, Miguel Aguilar, Nicolás y Héctor Gutiérrez, José María Hermosillo y tantos más; unos en la madurez, otros en la categoría novilleril con las ansías de convertirse en matadores de toros, y algunos en sus primeros años en esta última categoría.

Los lagunenses Valente Arellano y Arturo Gilio –ahora su hijo en el principio de lo que pudiera ser una carrera brillante– de Azcapotzalco, “El Zotoluco”, sobrino de los picadores de la ganadería de Zotoluca, en Tlaxcala; y del barrio de Tacuba en la Ciudad de México, Manolo Mejía.

Y me viene a la memoria lugares de la geografía que de no ser por los toreros serían menos reconocidos, y pongo el caso de Joselito Huerta, el maestro poblano  nombrado en muchas crónicas como “El León de Tetela de Ocampo”, población de la sierra de ese estado, Puebla, llamada de Oro –antaño en el siglo XIX– por sus minas del áureo metal.

Rodolfo Gaona, “El Califa de León”, como de ese lugar también fue Antonio Velázquez “Corazón de León”, ambos guanajuatenses o el “Compadre” Silverio Pérez de Pentecostés, el famoso “Faraón de Texcoco”, o el tapatío Manuel Capetillo, nacido en Ixtlahuacán de los Membrillos en Jalisco, o el “Volcán de Aguascalientes” Rafael Rodríguez, del que varios afirman nació en Peralvillo, barrio popular en la Ciudad de México.

También parece fue el caso del acapulqueño Antonio Lomelín, algunos aseguran que nació en Jalapa; como Arturo Saldivar, nacido en Teocaltiche, Jalisco, pero para efectos taurinos se le considera de Aguascalientes, como fue el caso en la música del gran taurino Agustín Lara, nacido en la capital del país aunque se le designa jarocho de Tlacotalpan, Veracruz.

Y es que, por ejemplo, a los taurinos antiguos relacionan al barrio de San Bernardo en Sevilla, con Pepe Luis Vázquez, Diego Puerta y el mismo Costillares, o bien, quien conocería el municipio de Camas en Sevilla, de no ser que ahí nacieran Paco Camino y Curro Romero.

O Chiva de la provincia de Valencia, lugar del natalicio de Enrique Ponce; y qué decir de Galapagar, tierra de José Tomás, o bien “El Pasmo de Triana” Juan Belmonte, quien nació en otro barrio de Sevilla, pero al haber crecido en el barrio de La Virgen de la Esperanza, se le considera trianero.

Si lo es Alfonso Ramírez del barrio de Triana, Aguascalientes: “El Poeta del Toreo” o de Gelves en Sevilla, coronado “Rey de los Toreros” Joselito o Gallito quien el 16 de mayo de hace un siglo partió a la Gloria por una cornada en la plaza de Talavera de la Reina. “El Viti” Santiago Martín, de Vitigudino en Salamanca, paisano de Pedro Gutiérrez “El Capea” salmantino.

Ésa en cuanto a nuestra geografía mental, cuando nos referimos por ejemplo a “La Muleta de Castilla” pensamos en Pablo Lozano o a su compañero de muchos carteles de origen vasco, nacido en Argentina, nacionalizado peruano, Raúl Acha “Rovira” o el “Tigre de Guanajuato” Juan Silveti Mañon, y su hijo “El Tigrillo”. Este último nacido en la capital y rival contemporáneo de Pablo y de Rovira.

Palma del Río la tierra de “El Cordobés” que recién cumplió años, o su paisano “el Califa” de Córdoba, Manuel Rodríguez “Manolete” o “Finito”, que nació en Sabadell pero se le denomina de Córdoba, o si alguien recuerda que el Eje Central se llamó San Juan de Letrán, sabrá que por ahí se movía en su infancia y adolescencia “El Berrendito de San Juan” Luis Procuna.

Jorge Gutiérrez “El Coloso de Tula”, “El Maestro de Saltillo” Fermín Espinosa Armillita, Uriel Moreno “El Zapata”. Muchos de esos lugares, se alumbran cada vez que recordamos a sus toreros.

“El Chihuahua”, de donde era Raúl Contreras “Finito”,  el de Guadalupe Nuevo León, Eloy Cavazos, paisano de estado de Manolo Martínez o “El Torero de la Fuente del Berro” Julio Aparicio, madrileño y decano de los matadores de toros en España, por cierto, padrino de la alternativa del que recientemente hizo el paseíllo a la Gloria, Dámaso Gómez “El León de Chamberi” madrileño.

“El Brujo de Apizaco”, “El Pana” o mi padrino Edmundo “El Brujo Zepeda” de Tehuantepec en Oaxaca; en una lista que usted alargará cuando seguramente recuerde lugares y de ahí a algún torero como el muy recordado Miguel Espinosa de Aguascalientes o Morante de la Puebla del Río en Andalucía, entonces estará de acuerdo que ellos graban en nuestra memoria colectiva; sitios, pueblos y ciudades y por eso exclamo: ¡Viva el toreo y su geografía! Mientras esperamos el regreso vigoroso de la tauromaquia.


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Óscar Chávez y el toreo

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En 1990 hace treinta años en una reunión de Bibliófilos Taurinos de México: Óscar Chávez, Daniel García, Antonio Zedillo y Modesto López, nos presentaron una larga investigación con 52 canciones taurinas seleccionadas de la amplia tradición popular mexicana.

La reunión fue para pedir la opinión del grupo sobre el monumental esfuerzo y además ser parte de un cuaderno ilustrado “Apuntes para el toreo”, ilustrado con grabados de Manuel Manilla y José Guadalupe Posada, que se imprimieron posteriormente por Arsacio Vanegas Arroyo.

En aquella reunión decía Modesto López: “este trabajo se hizo realidad, no sólo por nuestra terquedad sino también por la solidaridad”.

Muchos participamos y me incluyo con un texto de Manolo Martínez que titulé “Nombre de época”. Comentó que fueron varias las posteriores reuniones donde salieron a relucir detalles e historias correlativas a cada melodía, en las que la genuina curiosidad de Óscar por tener más detalles de cada una, era asombrosa.

oscar chavez

Óscar escuchaba atentamente, porqué la voz cantante la llevaban Zedillo al que como a mi querido Rafael Puente Suárez, le apodaban “Wama” y “Modesto”. Antonio estaba ufano de su lugar 278 en la primera fila del segundo tendido de sol.

Óscar sabía que la selección era atinada para representar la asociación de la música y los toros, comentó que de Renato Leduc escuchó: “¡Qué bueno que aún haya fiesta taurina!”. En las grandes ciudades europeas, los domingos son desesperantes, no sabe uno dónde meterse… en México tenemos, por lo menos los taurinos, las corridas de toros que nos salvan del hastío dominical.

A Renato le dedicó lo siguiente en los “Apuntes para el Toreo”:

¡Va por usted don Renato!
Por su sentido a la vida,
por su sentimiento a la fiesta,
por su sentir a lo bello,
por su sensación presente:
¡Vayan estas suertes de arte
en respetuosa dedicación,
a su memoria: Renato Leduc!

Óscar fue un baluarte de nuestro folklore. Aquí me refiero a su “Encerrona”, con la que rescató muchas piezas taurinas que seguramente estuvieran perdidas de no haber sido por la capacidad de gambusinos de él y de su gran equipo.

En él hubo talento y oficio, aderezada por humildad paciente y a través de la música, comprendió la vida de México.

oscar chavez y el toreo
Fotografía: Al Toro México.

Vigente siempre en su longeva carrera, hace unos pocos años debutó en Vive Latino con los cantantes actuales en los que brilló su genio, vigencia y posicionamiento político.

Fue también locutor y de ahí su facilidad de palabra en Radio UNAM, polifacético, pues fue actor de cine y teatro, y muchas cosas más, que generosamente ofrecía con gran profesionalismo.

La “Encerrona” la presentó en un festejo novilleril en 1990, en La México y por aquella época lo entrevistamos en Sangre y Arena que producía Lauro Alvarado, junto con Mauricio Locken, Juan Antonio de Labra y un servidor, donde reconoció que era la voz cantante de un grupo profesional de músicos, ingenieros, investigadores, escritores, dibujantes e impresores.

La última vez que conviví con Óscar fue en abril de 2012, cuando me invitó el actual presidente de Bibliófilos Taurinos de México, Eduardo Heyfte, a presentar su libro Corridos Taurinos Mexicanos, en el recinto de la Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos, Rejoneadores y Similares, junto con Paco Coello.

A principio de año nos encontramos caminando por Insurgentes cerca del restaurante Arroyo, y tuve el gusto de darle un abrazo, a quien ahora deja una estela de arte y bonhomía en su paseíllo hacia la gloria. Lo vamos a extrañar con sus Mariposas amarillas: Mauricio Babilonia y tantas y tantas más ¡Por ti! Vayan estas letras.


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La mordaz crónica de Carlos León

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El 17 de abril me percaté que el periodista capitalino, Carlos León, hubiera cumplido 110 años –y que se nos adelantó en el paseíllo de la vida en 1981–, entonces me pareció oportuno recordar a una de las plumas privilegiadas de la crónica taurina. Como buen escritor, incursionó en diferentes giros literarios. Fue epigramista, guionista de cine y autor de diálogos en las películas de Mario Moreno “Cantinflas”, entre otras, “El Padrecito”.

Hoy por la extensión de sus crónicas, los días de corridas, tal vez sería imposible que le cedieran el espacio en los diarios, como el que ocupaba desde su fundación en el diario Novedades, haciendo crónica primero en el Toreo de la Condesa –hoy El Palacio de Hierro Durango–, ocupando un lugar en el palco de Maximino Ávila Camacho –hermano del presidente Manuel–, y  posteriormente en La México, así como ocasionalmente en Cuatro Caminos –hoy terminal del Metro–, destacando por su elegancia al vestir, inefable bigote, nariz aguileña y mirada gélida.

De profesión fue abogado, pero nunca ejerció. Fue caricaturista en El Universal y con algunos más y otro gran caricaturista, Ernesto “Chango” García Cabral, fundó la revista “Don Timorato”. Tradujo obras de teatro y escribió el guion “Yo Colón” en 1953, que por mucho tiempo presentó “Cantinflas” en el Teatro Insurgentes.

La que fuera esposa de Justino Compéan, Hilda O’Farril, socia en su tiempo del Novedades, leí que lo describía como “implacable en sus escritos”. Su crónica semanal, “Cartas boca arriba”, tenía la característica de dirigirse a alguna persona y por ahí creo que aprovechaba para tener listo mucho del contenido, e iba tramando la crónica después de la corrida, con gran chispa y conocimiento, no sólo en el tema taurino, sino en el político y social, con su colaboración dominical “Titirimundi”.

Fueron públicos sus diferencias con Carlos Arruza, Manuel Benítez “El Cordobés” y Manolo Martínez, al que le colgó el mote de “Manolo Telones”. También, por dar idea a un subalterno y hombre de la confianza de “El Ciclón” –conocido así Carlos Arruza–, le dedicó las siguientes líneas: “Salta un sapo a la arena; no perdón, es Cerrillo vestido de verde” –refiriéndose al banderillero Javier Cerrillo–.

Curiosamente en los años 50 del siglo pasado, pedía que se retirara Luis Procuna y el día de su despedida, el 10 de marzo de 1974, tituló la hazaña del torero: “Procuna en la despedida, da la tarde de su vida”. En carta que le dedicó a Esperanza Tapia, dueña de Las Delicias en el centro capitalino. Fue la tarde de esa fecha, con Chucho Solórzano y Eloy Cavazos en el cartel con toros de Mariano Ramírez.

Antes, tuvo una diferencia pública con Curro Rivera, al que le puso primero “Curro Cantinflas”. En la temporada 1970-71, y a sugerencia del mismo torero, quedó en “Currinflas”, porque le hizo más gracia al torero, e incluso le comentó por escrito que a su hijo así lo apodaban en la escuela.

Lo anterior se recoge en una carta que envió Curro a Carlos León en noviembre de 1972, donde afirma eso porque esa temporada que comenzaba le llamó “Paspartout” Rivera, y lo felicita en la misiva; incluso le comentó “se voló la barda” y le pide que “siga a mi persona con ese sobrenombre” y, además, le dedicó su actuación próxima en La México.

La presentación de la carta la titula con gran guasa: “Niega Curro ser del ‘Gang’ de Manolo Telones”, refiriéndose a un boicot para que Paco Camino no torease en México, y se refiere a Manolo Martínez y al periodista del Esto, Francisco Lazo.

Al domingo siguiente de publicar la carta de Rivera, titula su crónica “La regó Santaclos Dávila; oreja de aguinaldo para Rivera”. En carta que dirige a Salvador Allende, en aquel momento presidente de Chile.

paco camino
Paco Camino, torero español retirado (Fotografía: Todo Colección).

Una de dulce para Manolo Martínez fue el 23 de diciembre de 1979, después de la gran faena a un toro de bandera de San Miguel de Mimiahuapám, de nombre “Amoroso”, titulando la crónica: “Con el soberbio Amoroso Manolo estuvo en coloso”;  y subtituló “Apoteosis de Manolo y Baillères”, que en carta la remite a Pedro Illana, quien fuera dueño del Tío Luis, restaurante de La Condesa, y a quien nombra “Rey del Pollo”.

Y cierro porque habrá que hacerlo, recordando la tarde de la larga cordobesa de Alfonso Ramírez “Calesero”, del 10 de enero de 1954 que tituló: “El Calesero saturó de arte la Plaza México, cortó una oreja pero mereció el premio Nobel de la torería”. Esa imagen por muchos años la vimos en el programa de Toros y Toreros del Canal 11, y cuando estuve ahí, al verla me provocaba el deseo de gritar, y ahora cuando la visualizó en la mente, digo “¡Olé!” para mis adentros. Cada que tenía la oportunidad de apretar la mano del artista, se lo decía.

A la semana siguiente del triunfo en una gran fiesta, Carlos León inventó el Premio Nobel del Toreo para otorgárselo en medio de grandes honores.

Es pues justo recordar a uno de los cronistas taurinos más importantes de México y más aún que acaba de pasar el aniversario de su nacimiento.

Y así me podría seguir, pero es momento de desear que estén bien y hacer un recuerdo a quien recientemente partió a la Gloria; me refiero a Alejandro Algara, que de muy niño conocí, pues Arenero le dio clases de toreo de salón a uno de los mejores intérpretes de Agustín Lara; se llevaban muy bien según recuerdo. A sus seres queridos, un abrazo con gran afecto.


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Paco Camino, ídolo del toreo mexicano

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Si algún torero español atrapó la atención a José Luis Carazo Arenero –después de Domingo Ortega y Manolete–, rotundamente fue Paco Camino; era muy niño su servilleta cuando el camero vino a México en 1962 a sumar partidarios.

Arenero me decía que la sabiduría de su interpretación del toreo era a veces comparable con quien fue su inspiración para hacerse torero, Fermín Espinosa Armillita.

Con el transcurrir del tiempo y ya más maduro Paco, lo vimos actuar en mano a mano con Manolo Martínez, en Querétaro el 18 de diciembre de 1977 cuando la famosa faena que instrumentó a “Navideño” de Garfias, toro que por cierto brindó a Lorenzo Garza.

He tenido el lujo de charlar con Paco en especial cuando con Julio Téllez lo entrevistamos para el programa “Toros y Toreros”; su desparpajo y gracia son únicas, su pasión le lleva a expresarse sin tapujos, y recientemente en una entrevista en España dio muestra de ello, comentó: “Que corren tiempos de adoptar perros y abandonar a los padres en las residencias de ancianos”.

paco camino torero
Francisco Camino Sánchez, torero español retirado (Fotografía: El día digital).

El próximo diciembre cumplirá 80 años el Mozart del toreo y siempre será oportuno recordar momentos inolvidables de su gran carrera, como uno de los toreros más importantes que el mundo ha tenido, nació en Camas el 14 de diciembre de 1940 y debutó de chiquillo, como él mismo dice, a los 14 años en 1954.

Recién cumplió sesenta y un años de alternativa, fue el 17 de abril de 1960 en Valencia, España, llevando como padrino al maestro Jaime Ostos, mientras que como testigo fungió Juan García “Mondeño”, con el toro “Mandarín”, de la ganadería de Carlos y Antonio Urquijo. Esa tarde de su lote obtuvo un trofeo de cada uno.

Es conveniente recordar que de octubre de 1957 a 1961, las relaciones taurinas entre México y España se suspendieron como represalia de los toreros españoles que no veían con buenos ojos que Carlos Arruza, ya torero a caballo, lo hiciera conjuntamente a pie.

Una vez resuelta la suspensión, Alfonso Gaona, empresario de La México y El Toreo de Cuatro Caminos (hoy plaza comercial), lo contrató, y así fue cuando el lunes 1 de enero de 1962 partieron plaza Alfonso RamírezEl Calesero”, Antonio del Olivar y Paco Camino con toros de Pastejé, dejando grata impresión en su debut mexicano.

Paco Camino en su carrera como torero (Fotogrfía: Toros y Toreros).

En La México rayó a máxima altura la tarde del 27 de enero de 1963 con una grandiosa faena al toro “Novato” de Mariano Ramírez. Máximos trofeos tras brindar al entonces presidente de México, el Lic. Adolfo López Mateos, a través del sabio micrófono de Pepe Alameda, recordando que en aquella época era tradición ver los festejos taurinos por el Canal 2 en todo el país, por lo que la audiencia fue muy alta.

Tal vez la tarde más representativa en su trayectoria mexicana fue la de los berrendos de Santo Domingo, en el Toreo de Cuatro Caminos el 31 de marzo de 1963. Faenas vibrantes que se pueden apreciar en las imágenes que existen en las redes sociales, con la voz emocionada de Pepe Alameda, celebrando la manera de interpretar el toreo del andaluz y del “romance” con la afición mexicana.

“¡Torero, torero!”. Retumbó con gran fuerza en el abarrotado coso mexiquense.

Y un dato que no es menor resaltar es que esa tarde era en la que decía adiós de su campaña mexicana, la faena de su segundo, “Traguito”, un toro al principio complicado pero muy emotivo –como ninguna otra vez antes o después–, y fue aderezada por la banda de música con Las Golondrinas cuando reiteró que él acababa su campaña mexicana pero no se retiraba de los ruedos.

toros
Fotografía: Manuel C.

Tal obra de arte fue merecedora de máximos trofeos y de siete vueltas al ruedo en hombros de la afición; sus compañeros de cartel fueron Juan Silveti y José Ramón Tirado.

“Recordar es vivir” y por eso lo traigo a cuento, cierro con una frase que nos dijo a Julio Téllez y un servidor hace ya varios años: “Hay que ponerle más alma al toreo, que aquí ya van todos de maestros y eso no es bueno para la Fiesta”.

Genio y figura del que siempre es una alegría recordar, sabiendo que actualmente goza de cabal salud en tiempo de coronavirus. Paco Camino es y será uno de los ídolos más importantes de la historia del toreo de México, como también lo fue en su país y en todo el planeta taurino. Dios lo bendiga.


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Época de cambio en La México

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A punto de terminar la Temporada Grande 2019-2020, organizada por Tauro Plaza México a partir de noviembre del año pasado, vale la pena enfatizar una serie de cambios que se han venido implementando y que los empresarios Alberto Baillères y Javier Sordo de Tauro Plaza México han avalado apostando a innovaciones sustentadas en novedades, o bien, recurriendo a tradiciones olvidadas.

En las novedades, tal vez por la vorágine pasó desapercibido que como nunca en la historia de nuestro coso monumental, a punto de cumplir 75 años de inaugurado, en la programación de la primera parte de la temporada, los nombres de los actuantes en los carteles casi nunca no se repitieron, salvo en el caso de Joselito Adame.

El resultado es que entre otros con gran fuerza se proyecta José Mauricio, quien estaba en el ostracismo y hoy en día, gracias a esa fórmula y por supuesto a su tauromaquia, resurgió con fuerza.

En el renglón ganadero, han procurado equilibrar entre las demandas de las figuras y las ganaderías que se lidian.

Estoque de Oro para Enrique Ponce
Alfonso Enrique Ponce Martínez, torero español (Fotografía: La México).

En términos generales ha prevalecido la buena presentación y, por ejemplo, en el festejo del Estoque de Oro vimos lidiar a Enrique Ponce un toro de La Joya, situación que nunca antes habíamos visto, y si bien fue una sustitución por otro que se lesionó del ganadero Julián Hamdan, parecería que así será de ahora en adelante.

El festejo de Estoque de Oro después de casi más de 41 años de no celebrarse en el ruedo de La México, se presentó con toda la categoría que implica la formación de un cartel con toreros españoles y mexicanos. El 9 de febrero resurgió con fuerza y es de las tradiciones que, al recobrarse, representa un evento especial en cada temporada grande.

El presente de la torería española en México se llama Antonio y se apellida Ferrera, quien en su turno en el Estoque de Oro construyó una faena de altos vuelos con un muy importante astado de La Joya, Tocayo, y así convertirse en el quinto matador español que logra una faena de indulto en La México.

El primero en 1986, el 4 de mayo para ser exacto, El Niño de la Capea con Samurai de Begoña, logró aquella gran faena que, por cierto, ya como Antonio, sin trofeos simbólicos. De esa manera, después de casi 42 años en que el ganador fue Curro Rivera – él también coincidentemente hizo una faena de indulto a Saltillero de Campo Alegre y recibió (ahora prohibidos) los máximos trofeos simbólicos–, Antonio obtiene el trofeo en disputa.

ruedo en la mexico
Fotografía: La México.

Es el primer torero español en conseguirlo en su historia durante 10 festejos, y si se une a la Oreja de Oro, es el cuarto en obtener un trofeo de tal magnitud, precedido por sus paisanos, María Martorell, Paco Camino y El Viti, quienes en diferentes fechas se ungieron triunfadores del trofeo que otorga la Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos que ahora bien preside Paco Doddoli.

Por primera vez en su historia, el 1º de febrero, se presentó una tienta pública, el espectáculo cómico taurino con Patorro y los Enanos Toreros, además de otras amenidades gratuitamente, y se le permitió al público capitalino transitar libremente por las instalaciones de La México, lo cual redundó en un gran éxito de difusión en el que participaron muchas familias y que impulsa a repetirlo.

El toro de regalo, por acuerdo de empresa, ganaderos y toreros, se ha evitado durante la temporada y ello ha propiciado que los festejos sean un poco más breves que antaño y que los toreros no recurran a ese recurso válido, pero que de tanto usarlo, se había constituido en un abuso.

Al relance pues, conviene repasar después de unos meses y a punto de terminar La Temporada Grande, que la apuesta por lo distinto –reitero con base en lo tradicional y en lo novedoso– se ha reflejado en las entradas a partir del mes de febrero. Me parece que el público ha recibido con beneplácito los cambios que, en una época compleja para el toreo, son justos y necesarios. Ni duda cabe.


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Así se vivió la fiesta del aniversario 74 en la Plaza México

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El sábado 1 de febrero de 2020 vivimos un evento inédito en la Plaza México, en su aniversario 74. Más de siete mil aficionados y curiosos a la convocatoria de la empresa, ocuparon las localidades y luego bajaron al ruedo, sintiendo la emoción única de pisar el sagrado lugar, en donde tantos y tan grandes acontecimientos han sucedido.

Vimos a muchas familias que fueron a manifestar su interés por el toreo y experimentar una tienta de becerras y de un macho; de las ganaderías de Zacatepec, Piedras Negras, La Joya y Rancho Seco las primeras y de la última, un novillo.

El público se entusiasmó con las actuaciones de Uriel MorenoEl Zapata“, José Mauricio, Antonio Mendoza y Diego San Román; así como de los novilleros que se dieron las tres, al finalizar la lidia de las becerras.

José Mauricio (Fotografía: NTR Toros Twitter).

Hubo varias secciones en las que se describieron los tercios de la lidia; la elaboración de divisas y banderillas; carretones, para con capote y muleta torear con carretones.

Todos los estamentos de la fiesta pusieron su grano de arena.

Las colas para visitar la capilla, el túnel que une a la plaza con el estadio de fútbol y los toriles, sus estatuas y pinturas, fueron impresionantes.

Los asistentes se mantuvieron por más de ocho horas, incluyendo la proyección de la película Ni sangre, Ni arena, del genial mimo y torero cómico, Mario Moreno Cantinflas y en su tiempo ganadero de reses bravas.

Evocándolo, la actuación del Patorro y los Enanos Toreros, hizo las delicias de chicos y grandes posteriormente a la tienta, recordando que esa vis del toreo, sigue vigente.

Recordé con Patorro que mi padre, José Luis Carazo, se vistió de diablo en el ruedo de La México en la parte seria de los Cuatro Siglos del Toreo, organizada por mi padrino El Brujo Zepeda.

Edmundo Zepeda “El Brujo” (Fotografía: toreros mexicanos).

Fue una agradable sorpresa el evento que, seguramente, dará cauce a dar seguimiento a lo que vimos claramente como algo a repetir en diferentes formas y lugares, para esparcir la semilla del toreo.

La empresa tuvo un gran acierto al organizarlo y hacerlo realidad, como toda primera vez, siempre habrá oportunidades de mejora, pero sin lugar a duda, fue un gran paso, en el camino de abrir el toreo a las distintas generaciones.

Plaza México (Fotografía: Sol y Sombra).

Fue dentro de la tradición, una genial innovación, muy bien recibida y que demuestra que el fuego de la afición existe, y hay que provocarla de diferentes maneras.

Me parece, fue un muy buen prólogo, a los festejos del aniversario 74 de la inauguración de La México, muchos días así. Enhorabuena.