San Petesburgo, Rusia. Cuando se trata de nombrar las ciudades más impactantes del mundo, lo primero que nos viene a la mente son lugares como Paris, Roma, Nueva York y Londres. Su historia, monumentos, calles y habitantes han hecho de estas ciudades las más visitadas en el mundo. Sin embargo, hay otras que también ofrecen una experiencia inolvidable al visitarlas. San Petesburgo es una de ellas.
Dentro de los edificios más importantes se encuentra el famoso Museo del Hermitage, el más grande del mundo y uno de los más admirados. Fue construido a un lado del río Neva, está conformado por 6 edificios y guarda una colección de más de tres millones de piezas. Su historia es impresionante, no sólo por sus obras de arte, sino también por los diferentes usos que han tenido sus edificios, desde ser la residencia de zares y emperatrices, hasta un hospital durante la primera guerra mundial.
Asimismo, está la catedral San Isaac, sin duda la más grandiosa de las iglesias de esta ciudad y una de las más grandes del mundo. Recientemente fue restaurada por completo, pues durante el socialismo muchas de las grandes iglesias y edificios fueron destruidos, abandonados o reutilizados como gimnasios, salones de baile y otros. Hoy, veinte años después, esta ciudad retoma sus colores en grandes y bellas iglesias, renovadas bajo el mismo estilo y transmitiendo una rara mezcla de estar en un lugar antiguo que no se ha dejado sufrir el paso del tiempo.
A 30 minutos de la ciudad se encuentra el Palacio Peterhof, el Versalles de Rusia. Peterhof fue construido como la casa de verano de los zares. Es un castillo impresionante donde lo que roba la atención son sus jardines, cuyas innumerables estatuas de oro en sus fuentes que desembocan en el océano son un verdadero espectáculo.
A lo largo del centro de la ciudad uno puede encontrar diversos canales, lo cual le da un aire veneciano y parisino. Se puede tomar un pequeño barco y recorrer estos canales, viendo durante todo el camino edificios antiguos y preciosos como la Catedral Kazansky, un símbolo de la iglesia ortodoxa Rusa, la iglesia de la Resurrección de Cristo, o también conocida como Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada, cuyo diseño recuerda sin duda a la Catedral de San Basilio en Moscú, la fortaleza de San Pedro y San Pablo, que fue el primer sitio construido en San Petesburgo, y el palacio de Yusupovsky, famoso por su decoración interior en todas sus estancias, entre muchos otros.
En la noche se puede caminar por las principales avenidas sin percatarse del tiempo, pues sin importar si son las 10pm o las 3am, encontrará grupos de personas caminando y recorriendo la ciudad iluminada. Luego, a partir de la una de la mañana, se lleva a cabo el levantamiento de los puentes más importantes de la ciudad, para dar paso a las embarcaciones grandes, convirtiéndolo en un espectáculo admirado por cientos de personas
El clima es uno de los factores que juega en contra, pues la mayoría del año hay lluvia y durante el invierno la temperatura puede bajar fácilmente a menos veinte grados centígrados. Tan sólo dos o tres meses del año se tienen días soleados, lo cual cambia un poco la actitud de sus habitantes, a quienes se les puede ver una sonrisa en el rostro.
Hoy es uno de esos días soleados. Por ello, en mi último día en esta ciudad y en este país, decido caminar por el centro de la ciudad sin rumbo alguno, visitando las iglesias y edificios interminables que voy encontrando a lo largo de mi recorrido. Luego, me siento en la terraza de un restaurant tomar una copa de vino, escribir este artículo y ver pasar a la gente. Definitivamente, cuando a mí me pregunten cuáles son las ciudades más impresionantes que he visto, San Petesburgo se encontrará dentro de las primeras en nombrar, recordando su historia, sus palacios, sus avenidas históricas e iluminadas, y por supuesto, sus bellas y elegantes mujeres.