El pasado 30 de junio en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario (CCU) volvió a sentirse la presencia del ensayista y poeta mexicano José Emilio Pacheco, luego de que se le rindiera un homenaje al escritor por su 75 aniversario de nacimiento.
A cinco meses de su fallecimiento, instituciones como la UNAM, UAM, IPN, Conaculta, INAH, El Colegio Nacional y El Colegio de México convocaron a presenciar grandes anécdotas así como la vida y obra de José Emilio Pacheco en un homenaje a nivel nacional.
En el homenaje se contó con la participación de grandes escritores y amigos del autor de Las batallas en el desierto, como Elena Poniatowska, Hugo Verani, Julio Ortega, Darío Jaramillo, Rafael Olea Franco y José Luis Martínez.
Quienes asistieron al homenaje lograron revivir la figura del escritor miembro de la Generación de los cincuenta, y corroboraron que José Emilio Pacheco fue un gran ser humano quien al contar con una conciencia crítica encausó al público lector de sus obras.
Todos coincidieron en su sencillez, su generosidad, su sentido del humor, sus críticas a los poderes y su incansable labor como escritor.
La escritora Elena Poniatowska resaltó que el escritor humanizó a la poesía, al poder ponerla en las manos y platicarla para que se pudiera decir en la calle, en la manifestación; junto a ella, acomodó como si fuera lo más fácil del mundo, los grandes temas de la muerte y la vida, del viaje y conocimiento.
Por su parte, el escritor colombiano Darío Jaramillo recordó al poeta como un ser humano bueno y generoso, describiéndolo como el “gran escritor que tocaba con maestría todos los instrumentos: novelista, cuentista, ensayista, traductor, cronista, torre de inagotable lucidez y con plena conciencia de escribir palabras y producir arte”.
El rector de la UNAM José Narro no perdió la oportunidad de alabar la trayectoria del autor mexicano; “En su obra, los lectores pueden encontrar las paradojas de la vida: lo sencillo y lo complejo; lo concreto y lo abstracto; lo evidente y lo oculto; lo cotidiano y lo intemporal; lo pausado y lo explosivo; el diálogo y la reflexión”, destacó el doctor Narro.
“Con José Emilio germinaron un hombre sabio, bueno y sencillo; un escritor gigante, agudo y profundo; un intelectual completo y libre”, añadió.
Pacheco fue galardonado con los premios más relevantes de las letras españolas: Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2009) y el Premio Cervantes de Literatura (2009).
En 2010, la máxima casa de estudios le concedió el doctorado honoris causa.
Compartió con Arturo Ripstein los Arieles a la mejor historia original y a la mejor adaptación cinematográfica por El castillo de la pureza, 1973; también ganó el Premio Xavier Villaurrutia 1973 por El principio del placer, entre otros tantos.
Eduardo Lizalde y Luis García Montero fueron los encargados de dar lectura a algunos poemas quienes estuvieron acompañados por Carlos Prieto, interpretó Preludio, Bourree y Ciga, de Bach.
Durante su trayectoria, Emilio Pacheco dejó un gran legado en la literatura, donde algunas de sus obras que destacan son:
• El viento distante 1963
• Morirás lejos 1967
• No me preguntes cómo pasa el tiempo 1970
• El principio del placer 1972
• Irás y no volverás 1973
• Las batallas en el desierto 1981
• Ciudad de la memoria 1990
• Tarde de agosto 1992
• Siglo pasado 2000
• Tarde o temprano Poemas 1958-2009
• La edad de las tinieblas 2009
Entre los galardones que recibió destacan los premios Magda Donato (1967), Xavier Urrutia (1973), Premio Nacional de Periodismo (1990), Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de la lingüística y literatura (1992), Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2009) y el Premio Miguel de Cervantes (2009).