Acepciones misteriosas de algunas palabras

Amigos queridos:

Palabra, según la Real Academia de la Lengua Española, es un sonido o conjunto de sonidos articulados que expresan una idea. Es decir, unidad lingüística que nos remite a un significado. Las palabras pueden tener varios significados y estos cambian dependiendo del contexto en que se utilicen. El lenguaje está vivo, se modifica y existen nuevas voces y acepciones… aunque la Real Academia se tarde en enterarse. Lo importante es que cumplen con su función de transmitir una idea común a un grupo; sin embargo hay algunas que no acabo de entender cómo modificaron su significado. Les comparto algunas de ellas:

Palabra. Me parece un tanto ambigua… cuando confías en alguien, dices que tiene palabra y cuando desconfías de sus intenciones, se dice que sólo lo dijo de palabra. Es un tanto confuso, ¿no?

¿Qué pasa con la pena? En realidad nos debería remitir a un sentimiento de tristeza o duelo, sin embargo se utiliza para denotar vergüenza. Tal vez sea que la palabra vergüenza no es sonora o que se presta de inmediato para el albur. Sin embargo no entiendo el paso lógico por el que algo que quería decir dolor, se convierte en turbación.

El otro día comí con un par de conocidas, lo que podríamos denominar niñas bien, una de ellas se refirió al mesero como un gato; lo cual me molestó muchísimo. Ciertamente el hombre había sido un grosero, pero independientemente de mi desacuerdo con el menosprecio a cualquier ser humano, exceptuando a ciertos políticos, escuchar el vocablo “gato” como peyorativo me indignó.

Me pregunto ¿cómo se distorsionó el significado? Hoy en día se utiliza para menospreciar a alguien, remitiéndose a las personas que realizan los servicios domésticos; sin embargo, esta acepción no debería ser devaluatoria. Estos asistentes, son gente de confianza, limpia y buena. Si no ¿cómo se explica que vivan con nosotros o al menos tengan llave de nuestra casa, críen a nuestros hijos y cuando se van, nos querramos cortar las venas? En mi caso, es un miembro de la familia. No sé en dónde estaría, si Bertha no me ayudara. Y más allá de eso, los felinos me parecen las criaturas más elegantes de la naturaleza, poseen gracia en cada uno de sus pasos y movimientos. En lo personal, si me han de llamar un animal, quisiera que fuera gata. Dada mi estatura, sería ridículo aspirar a uno de mayor envergadura.

Otra que no entiendo y es bastante común es: Me hizo una mamada, refiriéndose a que le hicieron algo malo que no se esperaba de esa persona. Entiendo que se remite al sexo

oral, pero ¿no es acaso una felación, algo placentero? Incluso me atrevería a decir que es el anhelo de varios.

Muy al caso con la anterior, tenemos: Me hizo una jalada, aludiendo a que le traicionaron. Claramente evoca el acto de la masturbación, que también debería propender a algo satisfactorio… pero no lo es. En fin, los orígenes de estas acepciones me parecen un misterio. Quizás, el que empezó a usarlos tenía enormes descontentos sexuales, pero ¿Por qué se han propagado?, ¿Acaso estaremos todos un tanto frustrados en ese aspecto?.

Al final, lo importante es que el lenguaje es móvil. En algunos casos evoluciona, en otros… involuciona. Me parece que es nuestro deber vigilar que los usos hagan sentido y, si no, al menos contribuir no usándolos. No creo que existan buenas y malas palabras, como me decía la Madre Lola en la escuela. Yo las uso todas, pero trato de hacerlo de la mejor manera.

Les mando un fuerte y apretado abrazo,

Claudia

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x