Las situaciones de crisis dicen que también representan una oportunidad para mejorar, pero primero hay que superarlas y a veces eso es lo complicado.
Cuando ha llegado la tormenta y todo a nuestro alrededor se ha puesto gris, es el momento de actuar y buscar salidas inteligentes.
Para acercarse a ellas, el primer paso es la reflexión y el auto análisis. Si bien es cierto que la clave del éxito es la perseverancia, esto no se puede confundir con necedad.
Hay que comenzar por uno mismo, reconocer errores y tratar de analizar lo más calmado posible esa situación que nos está matando emocionalmente.
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Y la mejor forma de hacerlo es alejándote precisamente del problema. Deja que tu mente descanse, que se relaje y que se distraiga.
Sal a caminar al parque, ve a un sitio que te guste, visita lugares que te hagan sentir bien y aunque sea solo por unos instantes, disfruta del momento.
Luego de esto, tu mente tendrá mayor capacidad de abstracción para analizar el problema, tratar de encontrar soluciones y acercarse al fin de la tormenta.
Sin caer en un optimismo ciego, elimina de tu mente en la medida de lo posible, los pensamientos negativos que te dañan aún más.
La crisis ya está presente, pero esto no significa que toda tu vida vaya a ser así, por eso se deben evitar decisiones apresuradas e instintivas.
Antes de actuar, piensa varias veces las consecuencias que tendría esa acción, no provoques que la cadena de errores crezca como una bola de nieve.
Y la mejor fórmula para todo en la vida, es la paciencia. Aunque queramos que todo se solucione de manera inmediata, las cosas no son así.
Hay que saber esperar lo necesario, dejar que nuestras acciones surjan efecto y no apresurarse, por más que se nos acabe el aire y sintamos que nos ahogamos.
