Las conductas inapropiadas en el trabajo y el hostigamiento sexual afectan la autoestima y el clima laboral, aprende a identificarlo y detenerlo.
Ciudad de México.- Por miedo a ser despedidos, a que nadie los tome en serio o por no saber con exactitud si eso en realidad esta pasando, pocas son las personas que denuncian y detienen el hostigamiento sexual en el trabajo.
“Las cifras que mantiene el país en relación al hostigamiento sexual laboral son inexactas debido a esta situación”, comenta la especialista en derecho laboral de la UNAM, Claudia Flores, “los casos denunciados en la Procuraduría apenas llegan a cientos, situación poco realista en México.”
Hostigar, según lo marca la ley, consiste en el ejercicio de poder en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en el ámbito laboral y puede ser expresada con conductas verbales, físicas o ambas.
El abuso de poder en los espacios laborales se da tanto de hombres a mujeres como viceversa y más generalmente se produce de los puestos jerárquicos más altos hacia abajo.
En el hostigamiento laboral existe un comportamiento de carácter sexual que no es deseado que agrega un factor de hostilidad a su trabajo, impidiéndole realizar sus labores funcionalmente y hace sentir al sujeto humillado o poco seguro.

El hostigamiento sexual laboral puede establecerse en conductas como:
1. Acoso leve: chistes, piropos, conversaciones de contenido sexual.
2. Acoso moderado, miradas: muecas y gestos lascivos.
3. Acoso medio: llamadas telefónicas, cartas, presiones para salir o invitaciones con intenciones sexuales.
4. Acoso fuerte: manoseo, sujetar o acorralar.
5. Acoso grave: chantaje, amenaza o presiones físicas y/o psíquicas para tener contacto íntimo.
¿Que hacer?
Ponle un alto definitivo. Sin importar si crees que habrá represalias o si crees que no es hostigamiento cuando todos se llevan así -después de todo se trata de que tú te encuentres cómodo- el acoso sexual, especialmente en el área laboral, es una de las prácticas más promovidas al dejar que pase como algo cotidiano que no importa demasiado.
Háblalo

Directamente con la persona que ejerce el hostigamiento. Frases como ‘debí de haber dicho algo desde hace mucho tiempo…’ deben ser usadas en la conversación, la palabra “hacerlo” infiere contexto y gravedad a la situación- posteriormente explica la situación que te provoca desagrado: no me gusta que me llames de esa forma, no quiero que uses cualquier excusa para tocarme, no quiero que te me insinúes, etc. porque me haces sentir incomodo/a y no me siento en confianza y segura/o dentro de mi propio lugar de trabajo.
Exponer tus razones y aclarar la situación, reiterando que buscas un trato amable y profesional en la oficina, debería de ser suficiente para que el hostigador deje de realizar las acciones de abuso.
Cuando no funciona

No todas las personas estarán dispuestas a limitar su deseo de ejercer poder sobre otro, cuando las palabras no fueron suficientes lo mejor es contactar directamente con el área de recursos humanos o cualquier otra persona que tenga la autoridad dentro de la empresa para detener ese tipo de comportamiento.
Ultimas instancias

Si el hostigamiento se encuentra en un nivel medio, fuerte o grave, lo mejor es que el asunto lo manejen las autoridades legales necesarias y se confiera el asunto a seguridad. Presentar una denuncia ante el Ministerio Público o ante la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres es lo más correcto y ellos te llevarán paso por paso en el proceso. Asimismo, puedes asesorarte en la Procuraduría Federal de Defensa del Trabajo (PROFEDET).
Telefonos:
PROFEDET 51-34-98-00
INMUJERES 01-800-911-25-11