Breve historia de la circuncisión

Desde probar tu virilidad o mantener la higiene, hasta contactar con Dios ¡La circuncisión lo hace posible! 

Es una práctica muy antigua esa la de remover el prepucio de los varones y dejar el glande expuesto sin que nos resulte un acto de extrema crueldad o agresión física. En su lugar, elegimos justificarla con un sin fin de razones que van desde lo higiénico y religioso, hasta la mera costumbre.

La circuncisión ha sido practicada desde que el mundo es mundo y, en él, sólo existían las civilizaciones semíticas (los pueblos establecidos en Oriente y Mesopotamia desde antes de Cristo). Aunque fue una práctica en extremo común, no era universal y su registro más antiguo se puede ubicar en Egipto -dónde acostumbraban a hacer circuncisiones públicas en las que llegaban a participar hasta 200 hombres adultos-.

¿Demostrar sacrificio religioso? ¿Marcar la entrada del niño a la adultez? ¿Asegurar la virilidad y fertilidad? La respuesta que los hombres de la antigüedad daban a todas estas problemáticas fue la circuncisión. También sirvió para reducir el placer sexual, disuadir a los hombres de masturbarse, denotar rango social, distinguir un pueblo de otro, denotar atractivo físico, demostrar la habilidad para soportar dolor, repeler demonios y como medida de higiene en una época donde el baño era poco práctico.

Y mientras que algunas de estas creencias pueden parecer un poco fuera de serie en la actualidad, lo cierto es que aquellas tribus que la practicaban lograron prosperar mucho más que las que no se circuncidaban alcanzando mayor descendencia y evitando las enfermedades.

En las comunidades de África, la circuncisión masculina es la pieza final que les otorga su estatus de hombre y les permite acceder al matrimonio. Después de un programa de educación donde se le transmiten al varón las creencias, prácticas, cultura, religión e historia de la tribu al joven aspirante, se realiza una ceremonia de circuncisión en un acto bastante público que requiere una demostración de coraje bajo el cuchillo en orden a mantener su honor y prestigio (junto con el de su familia). Su única anestesia es el agua fría del río muy temprano por la mañana, una vez que las temperaturas bajo cero lograron adormecer los sentidos es hora de cumplir con la misión de mantener una expresión estoica y no reaccionar ante el dolor.

Después de la circuncisión, todos los hombres que fueron parte de la ceremonia son considerados guerreros y como graduados están obligados a mantener una especie de fraternidad de obligaciones mutuas con el resto de sus compañeros durante toda su vida.

Los egipcios usaban a la circuncisión como un medio más de higiene (junto con su preferencia por depilar completamente su cuerpo y cabeza o usar mezclas de aceites y perfumes). Cuenta la leyenda que Ra -dios del sol- se cortó a sí mismo y de su sangre emanaron dos deidades guardianas; ellos consideraban entonces que, a través de la circuncisión podían llegar a descifrar los misterios reservados únicamente para aquellos que lograban transitar de la infancia a la adultez. Debido a ésto, la práctica era obligatoria únicamente para las clases más altas de la sociedad y se realizaba por un cura en ceremonias públicas.

Para los griegos la circuncisión era una falta muy grave ya que se pensaba en el cuerpo del hombre como perfecto, lo que implicaba que nada le hacia falta y nada le sobraba. Mutilarlo entonces, representaba una de las más altas ofensas. Ellos creían que un hombre no se encontraba del todo desnudo mientras que el prepucio pudiera cubrir el glande, por lo que no importaba si caminaba sin ropa por la calle. Llegaban a discriminar a las personas que habían pasado por el cuchillo, e incluso existía un impuesto que se cobraba a todo aquel varón que estuviera circuncidado -una práctica común fue obligar a los hombres a desnudarse para comprobar el estado de su pene-.

Tantos hombres quisieron regresar a su estado natural que incluso existían métodos para hacer crecer la piel del prepucio nuevamente. Uno de ellos consistía en colocar pequeñas pesas colgando de la piel con el fin de estirarla y llevarla a cubrir de nuevo el glande.

Aquellas culturas que precisaban de la circuncisión por razones religiosas comenzaron entonces a emplear técnicas quirúrgicas que consistían en hacer cortes más profundos e incluso suturar la piel de tal forma que la circuncisión fuera irreversible. Este fue el caso de los judíos quienes insistían en esta praxis como uno de los actos más grandes de fe, el filosofo Maimonides reconoció:

La circuncisión es algo muy difícil de realizar a uno mismo pero debe de hacerse para calmar todos los impulsos de la materia y perfeccionar todo lo que esta moralmente defectuoso”.

Fue hasta 1855, que la postura médica tuvo algo para decir al respecto y el primer valiente fue el físico inglés Jonathan Hutchinson que publicó un estudio en el cual, comparaba el grado de concentración de enfermedades venéreas entre las personas y la comunidad judía en Inglaterra, descubriendo así que la circuncisión ayuda a evitar múltiples infecciones y bacterias en el órgano viril. 

Incluso la ONU ha organizado campañas a lo largo de los países subdesarrollados para promoverla y reducir con esto el contagio de SIDA. Aunque no garantiza la protección total, se sabe que ayuda a disminuir el riesgo de contraer VIH y evitar así 5.7 millones de casos nuevos que se generan cada año.

Así que la circuncisión puede tener sus ventajas -aún si estas, son a costa de la pérdida de sensibilidad en el pene- y en la actualidad sigue siendo algo tan común como lo era antes, así lo demuestran 4 de cada 10 niños que todavía son sometidos a esta práctica, tan sólo en América Latina.

Por Diana Caballero