¿Es el orgasmo femenino la meta inalcanzable de la vida? ¿Qué permea nuestros conocimientos en torno a él? y ¿Cuál es la forma correcta de buscarlo? ¡Descúbrelo aquí!
Como si de la piedra filosofal se tratara, muchos han pretendido buscar el orgasmo femenino sin éxito…
¿Cómo es que algo que tiene la capacidad de aparecer múltiples veces e incluso mantiene su propio ‘botón activador’ puede no presentarse para nada? Esto no siempre fue así y desde Mesopotamia, hasta Egipto, e incluso, la Antigua Grecia, el sexo fungió como parte fundamental dentro de la cultura, al igual que lo fueron las diferentes formas para alcanzar el orgasmo. La evidencia encontrada en tumbas donde las reinas fueron enterradas con sus dildos y el atractivo turístico que mantenían ciudades consideradas como famosas por manufacturar los mejores aparatos para el placer femenino, lo comprueban.
En la antigüedad se hacia de todo para alcanzar el orgasmo pues se pensaba en este como una herramienta para movilizar la energía y la única forma de concebir vida. Con el paso del tiempo muchas de las buenas costumbres antiguas, los conocimientos que se tenían en torno al sexo y a los anticonceptivos llegaron a ser castigados y caímos en una especie de oscuridad científica y practica que nos persigue hasta la fecha.
Época Medieval
Fue una época confusa para el sexo. Por una parte se conservaban aún muchas de las antiguas prácticas relacionadas al goce y encaminadas a hallar el orgasmo, por otra, fue el periodo que más influencia católica mantuvo y se comenzaron a instaurar normas relacionadas al sexo y su función.
No obstante durante este tiempo se pensaba en el orgasmo femenino como sumamente importante ya que, como las creencias antiguas estipulaban, el aparato reproductor femenino era exactamente igual al de los hombres… pero a la inversa y, por lo tanto, ellas eyaculaban también… pero hacia adentro. El orgasmo era necesario para que pudiera existir esta eyaculación, juntarse con la del hombre y así concebir un bebé, por lo que era altamente promovido y buscado.
Todo acerca de la histeria
¿Te dolía la cabeza? ¿Tenías problemas para dormir o concentrarte? ¿Eras ‘temperamental’? Durante 1800 habrías sido diagnosticada con histeria -ésta explicaba la gran mayoría de las enfermedades que presentaba una mujer, incluso si solo se trataba de acidez estomacal- y tenía relación completamente con el sexo… y la falta del mismo.
Al parecer toda esa tensión sexual provocaba que las mujeres presentaran condiciones nerviosas que las llevaban a desquiciarse y comportarse de forma errática. Nada que un buen masaje clitoriano no pudiera solucionar, de hecho ese era el tratamiento oficial que los doctores practicaban a sus pacientes -se cansaban tanto de atender a las mujeres manualmente que el vibrador tuvo su aparición por esta época- y el orgasmo era visto como la única forma para evitar que tus paredes uterinas te llevaran al manicomio-.
¿Las mujeres qué?
En 1940 el científico Alfred Kinsey realizó una investigación masiva en torno al orgasmo femenino y a muchos otros comportamientos sexuales. Algunos de los puntos clave a los que llegó influyen aún ahora en la concepción que tenemos acerca de este. De acuerdo con él, 40% de las mujeres obtienen su orgasmo de la masturbación y el 5% de ellas a través de sueños húmedos, 14% de las mujeres reportan orgasmos múltiples y las habilidades orgásmicas que tiene una mujer escalan y escalan hasta que llega a los 55 o 60 años de edad, momento en el que esta capacidad comienza a disminuir (y en ocasiones solamente se detiene).
Esta franqueza con la que se abordó la experiencia sexual, las diferencias personales en hábitos sexuales y la gran gama de posibilidades para alcanzar el placer hicieron que el orgasmo femenino pareciera menos una bestia indomable y más un hecho concreto pues, al final, no puedes discutir contra las estadísticas.
En la actualidad…
Existen teorías acerca de que el orgasmo femenino es la forma que tiene la naturaleza para preservar la vida en la tierra. Al parecer a través de la contracción muscular que existe en la pelvis durante el momento del orgasmo el aparato reproductor femenino logra ‘succionar’ el esperma a través de espasmos vaginales, al mismo tiempo, crea una asociación positiva en la mente femenina que le impulsa a buscar orgasmos y tener múltiples parejas para conseguirlos (y promover con eso la variación genética) aumentando las probabilidades de que la especie sobreviva.
¿Más?
Muy a parte de las funciones reproductivas y sexuales, el orgasmo permite mejorar el humor, crear vínculo emocional, regular la menstruación, incrementar el funcionamiento cognitivo, aumentar los anticuerpos del sistema inmune y disminuir el dolor físico.
Anatomía del Placer
Se sabe que el orgasmo no es exclusivamente orgánico, responde también a aspectos emocionales y psíquicos que contribuyen a que se presente o no. Mientras que el pene tiene solo una ruta para transportar sensaciones al cerebro, el aparato genital femenino tiene tres o cuatro.
Uno de los centros clave de la sexualidad femenina es el clítoris, un cuerpo pequeño, carnoso y eréctil, que sobresale en la parte más elevada de la vulva y que al ser estimulado correctamente contribuye a que el orgasmo se presente. La forma más fácil de acceder a un orgasmo femenino es por medio de estimulación manual y no durante la penetración como erróneamente se piensa:
Por Diana Caballero