Existe en México la necesidad urgente de imprimir un cambio de velocidad a la economía, para crecer a una tasa mayor a la observada en los últimos años, aunque no es posible establecer la tasa que sería necesario alcanzar para, por ejemplo, absorber en el mercado formal de trabajo a los jóvenes que año con año se incorporan a la fuerza de trabajo.
Si estamos hablando de simplemente ampliar la capacidad productiva de algún sector, digamos el automotriz, el empleo generado será sensiblemente menor que si se decide abrir nuevas plantas productivas para fabricar componentes de computadoras, armarlos y exportarlos, o si se opta por desarrollar un nuevo agronegocio, de alto valor agregado, también orientado a la exportación.
Dadas estas dificultades, que de ninguna manera son una lista exhaustiva, una decisión muy inteligente de nuevo gobierno sería simplemente crear las condiciones para que se presente en el país un elevado flujo de inversión, tanto nacional, como extranjera y que los inversionistas se encarguen de decidir que hacen, cómo lo hacen y en donde.
El gobierno, para empezar puede reorganizarse, eliminando la excesiva burocracia que sólo estorba y representa un elevado gasto corriente, totalmente improductivo. De pasada sería de gran ayuda simplificar las cosas para los inversionistas, eliminando trámites, reduciendo el número de ventanillas que visitar y vigilando que en los trámites no se presenten prácticas corruptas. Una medida que funciona muy bien para agilizar la apertura de empresas es establecer la figura de afirmativa ficta, en plazos muy cortos, lo que obligaría a las autoridades a hacer expedito su funcionamiento.
Una idea que poco se ha practicado en el país es elaborar un inventario de necesidades, proyectos y ventajas de las diversas regiones, que se pondría en mano de los inversionistas potenciales, agilizando mucho el proceso de decisión.
Otro factor que tradicionalmente retrasa muchos proyectos y cansa a quienes desean invertir, es la falta de coordinación entre autoridades de los diferentes niveles de gobierno, o la ignorancia de muchos funcionarios, que simple y sencillamente piensan que están en sus puestos para hacerse ricos cobrando por autorizar proyectos y obras. Este tipo de prácticas puede eliminarse desapareciendo instancias en los tres niveles de gobierno y capacitando a los funcionarios que permanezcan en funciones, para que conozcan mejor sus áreas de responsabilidad, actúen de manera expedita y eviten las faltas de probidad.
De igual forma es necesario revisar y cambiar a fondo es el sistema de procuración y administración de justicia, mediante la creación de tribunales y juzgados especializados en varias materias, así como la formación de jueces y personal especializado cuya primera misión sería ampliar su capacidad de respuesta y reducir los plazos para dictar sentencia, lo que lograría que se redujeran los costos de transacción para muchas empresas, que llegan al extremo de tener que resolver en tribunales diversas controversias.
Parte importante del proceso de revisión, ajuste y modernización gubernamental es la sistematización y modernización de los registros públicos de la propiedad y el comercio. En esta materia un elemento importante es la confiabilidad de los registros, por lo que se debe trabajar en serio buscando sistematizar su funcionamiento y el resguardo de la información. En esta tarea muchos gobiernos responderán que carecen de los recursos para realizarlas, por lo que se puede recurrir a las participaciones federales y a los múltiples fondos de ayuda, para etiquetar recursos para ese fin, estableciendo muy claramente los objetivos que se deberán alcanzar y los tiempos para ello, así como la manera en que se reportará y las penalizaciones a que serán sometidos quienes no alcancen sus objetivos en los plazos y formas establecidos.
Si bien a la fecha se conocen algunos ejercicios realizados en algunas ciudades y municipios para actualizar y modernizar su registros y sistemas catastrales, esto es algo que no se ha hecho en forma sistemática en todo el país ni tampoco se ha utilizado para que los gobiernos municipales eleven sus ingresos cobrando el impuesto predial como es debido. Esos recursos pueden utilizarse no sólo para mejorar los servicios públicos, sino que para impulsar la inversión, los impuestos a la nómina deberían desaparecer. Otro de los aspectos que se debe modernizar para acelerar el crecimiento es el de la seguridad pública. Se ha planteado la conveniencia de establecer un mando único, lo cual tiene algunos bemoles, aunque si simplemente desaparecieran las policías municipales y se sustituyeran por una mejor y más capacitada policía estatal, las cosas podrían cambiar para bien.
Como podemos ver, no es necesario realmente hacer grandes transformaciones en ninguna materia, sino sólo hacer que algunas cosas funcionen mejor, como la burocracia, eliminando de pasada los excesos de personal. Con esto y un inventario de necesidades y proyectos potenciales, así como la lista de ventajas comparativas de cada región se puede imprimir el cambio de velocidad que la economía necesita con urgencia.