El municipio de Cherán es un pueblo en rebeldía. Amparados por el derecho irrenunciable de proteger su propia vida, los pobladores de esta localidad han asumido, recurriendo a esquemas autóctonos de gestión comunal y autogobierno, el ejercicio legal de la violencia. Esta abdicación al Estado significa un acto de supervivencia, acentuando el fracaso del ente colectivo y desnudando la fragilidad de nuestra Soberanía Política.
Desde un principio las autoridades han sido omisas, cuando no cómplices, del robo de madera a esta población. Cuando en la comunidad decidieron tomar acción, en total indefensión, y habiendo pedido auxilio a la fuerzas del orden en innumerables ocasiones, es que empezaron los homicidios.
Desde hace más de un año y medio en Cherán no hay autoridad formalmente constituida. Se desconoce de igual manera al gobierno estatal; un Consejo Mayor, elegido por la propia comunidad, es la encargada de gobernar. La seguridad es implementada por ellos, y bajo sus propios términos.
Esta situación, aunque obscenamente ignorada por la clase política, los medios de comunicación y la sociedad en general, es gravísima. No sólo porque los asesinatos y ataques a esta comunidad continúan, sino por la latente amenaza que esto le significa al Estado Mexicano. En un escenario como este, donde las autoridades son inexistentes, donde las demandas sociales son más que validas y donde la presencia del crimen organizado es abrumadora, las condiciones para generar un contexto de verdadera ingobernabilidad resultan idóneas.
Que el hartazgo popular y la presencia criminal de grupos altamente antisociales convivan paulatinamente, de manera constante, llegando incluso a asimilarse mutuamente, entendiéndose las dos como algo natural o irremediable, ante la inexistencia de la fuerza del Estado, puede llegar a producir la irrupción de manifestaciones ideológicas distorsionadas. La creación de un discurso falso donde se abanderen reivindicaciones sociales que en los hechos s busquen intereses de otra índole. Un ejemplo sería las FARC, en Colombia.
Actualmente Cherán representa el fracaso del Estado, la reacción de un pueblo digno ante un mal gobierno. Más la situación puede cambiar rápidamente; la ausencia del Estado produce un vacío de poder que cualquier otro actor puede suplir. Más aún con Cherán en el olvido de todos.