Chico, mediano, grande, extra grande…y extra chico?

En 1995 el despacho O.M.A. (Office of Metropolitan Architecture), liderado por Rem Koolhaas –sí, ese mero, el de la famosísima Torre Bicentenario…famosa, en especial, por el rechazo que se agenció de los vecinos de la zona- y Bruce Mau, publicaron S,M,L,XL, un libro historiográfico de su quehacer arquitectónico –reflexivo, proyectual y material-, estructurado curiosamente, no con un sentido temporalmente ni evolutivo, sino en relación con la escala –la dimensión y densidad del objeto arquitectónico- de cada una de las obras reseñadas, propias y de otros autores/arquitectos.

 

El libro recorre desde los proyectos y obras clasificadas en la tipología S (Small), dentro de las que destacan El Pabellón Barcelona de Mies Van Der Rohe y una casa en Rotterdam, otra en París y un conjunto habitacional construido en Fukuoka, estos tres últimos del despacho O.M.A.; los proyectos y obras clasificados como M (Medium), como el proyecto para la remodelación de la prisión Arnhem Koepel –edificio diseñado de conformidad con los principios perceptuales del Panóptico, del filósofo Jeremy Bentham-, el Teatro de la Danza de la Haya –y su sumamente popular Sky Bar-, el proyecto para concurso del Biocenter de la Universidad de Frankfurt y 3 museos para la ciudad de Rotterdam –Architecture Museum, Museum Park y Kunsthal I-; los de tipo L (Large), como el proyecto para un conjunto de torres en Rotterdam, el proyecto de concurso para la terminal marítima de Zeebruge (Bélgica), el proyecto de concurso para la Gran Biblioteca de París, el proyecto para el Centro de las Artes y Tecnología de Medios en Karlsruhe (Alemania), y el edificio Lille Grand Palais para congresos y exposiciones en la ciudad de Lille; hasta las obras y proyectos XL (Extra Large) de escala urbana, como el proyecto para el parque de La Villette, en París, el proyecto de regeneración urbana del barrio Bijlmer en Amsterdam y el edificio Euralille -Centro Internacional de Eventos de Lille, Francia- y otros más, de escala arquitectónica extra grande. La obra, extensa al grado de considerársele un libro XL, presenta con lujo de detalle las relaciones fundamentales que existen entre la función –el destino y su rol en su ámbito arquitectónico y/o urbano-, la densidad –el número de usuarios- y la escala –el dimensionamiento y su modelación espacial y volumétrica- de la arquitectura; y de estas características de sus proyectos y obras con la ciudad y con las ideas, valores, mentalidades y costumbres de cada época y sociedad.

 

Si pensamos, por un momento, basándonos precisamente en la valoración de las relaciones que deben existir entre la función, la densidad, la escala, el sitio y la sociedad, en la concepción y diseño de un módulo para sanitario público –por favor, diferenciar de un baño público…seguro que han escuchado, en restaurantes y bares, que los comensales preguntan a los meseros: Dónde está el baño?, generando en el mesero mayor perplejidad: Acaso, se quiere bañar?-, con seguridad y de conformidad con la clasificación omaniana –de O.M.A.- tendríamos que ubicarlo, necesariamente, en el tipo S (Small), y esto tendría que ser así porque nuestros amigos de O.M.A., por su (de)formación arquitectónica, no incluyeron la clasificación XS (Extra Short o extra chica), que es aquella que debiera incluir al diseño industrial y a la microarquitectura, como –según nuestro razonamiento- debiera ser considerado un módulo de sanitario público para los parques públicos. Su función, a diferencia de las actividades características de un parque –jugar, contemplar, recrearse o leer, patinar, andar en triciclo o en patineta, etc.-, es complementaria; su densidad de uso, a diferencia de un módulo de sanitarios públicos para un aeropuerto o una terminal de autobuses o un restaurante o un bar es mucho menor y, por lo tanto, su escala y dimensiones deben ser equivalentes y proporcionales a sus características fundamentales.

 

Recientemente y de manera insólita y sorprendente –aunque, pensándolo bien, ha sido una actividad recurrente- la delegación Benito Juárez presentó un ‘nuevo’ modelo de sanitario público para sus parques y jardines más representativos, concebido originalmente como un componente inmueble –como muchas de las adecuaciones que han realizado a sus parques y espacios públicos: casetas de vigilancia, de información, de equipos e infraestructuras, kioscos, sanitarios públicos, bodegas, etc.-, considerado como una obra de edificación, con albañiles y tabiques y arena y cemento y grava…como cuando se construye un templo o un palacio o una casa…para que permanezca en el tiempo y nos trascienda! Saturando, históricamente y gubernamentalmente, los espacios abiertos, parques y jardines, que en la actualidad son los únicos sobrevivientes territoriales de la voracidad constructiva e inmobiliaria.

 Chico, mediano, grande, extra grande…y extra chico Imagen I 22 jul 13

El diseño del módulo para sanitarios públicos proyectado para colocarse “…en 7 parques de la Benito Juárez…” niega y evade, de origen, la reflexión primaria indispensable sobre la conceptualización que debe realizarse a la luz de nuestro tránsito –del de la ciudad y sus ciudadanos- por el siglo XXI y, especialmente, en relación con los compromisos adquiridos globalmente sobre la necesidad de garantizar diseños y objetos que respondan contundentemente a los principios básicos de la sustentabilidad de la ciudad y de sus componentes muebles e inmuebles: lograr la menor huella ecológica posible a través de la máxima reversibilidad de las acciones en el territorio y la ciudad! Asimismo, ignora y desdeña la consideración sobre el rol que debe jugar en su relación con las demás actividades que se realizan dentro del parque –el sanitario público, en un parque también público, es un componente complementario, no es una actividad característica…a menos que no nos lo hayan dicho y lo que realmente desean es convertir esos 7 parques en termas romanas, las termas de Juárez!- y, de la misma forma, desestima y menosprecia la evolución técnica, tecnológica y de materiales que han marcado el desarrollo de la ciudad, transformado su perfil y su paisaje urbano.

 

Curiosamente, todavía en México, los procesos de análisis y diagnóstico preliminares a la determinación de una posible solución –que en la gran cantidad de casos, se desdeñan…quizás, porque nuestras autoridades piensan que son innecesarios o porque piensan que ellos saben con mayor precisión cuáles son los males y los remedios de su jurisdicción- que se deben realizar para determinar contundentemente cuál es el verdadero problema a resolver y cuál es la mejor solución posible –o por lo menos determinar con precisión las competencias disciplinarias necesarias para su solución- y, por lo tanto, cuál debiera ser la profesión y/o disciplina en relación con la experiencia y el expertise adquiridas y con las técnicas, tecnologías y materiales y herramientas que maneja. Por ejemplo, si pensamos en arquitectura la relacionamos con una técnica de construcción y, por supuesto, con un grupo específico de materiales relacionados con esa tecnología, por lo general, lo entendemos como obras de construcción realizadas por albañiles –electricistas, plomeros, carpinteros, herreros, pintores, etc.- con cemento, arena, grava, ladrillos, varillas, cristales, perfiles y maderas, y palas, picos, reglas, escuadras, cucharas y plomadas. Pero, si pensamos en diseño industrial lo imaginamos alrededor de técnicas industrializadas –rolado, perforado, atornillado, ensamblado, prefabricado, troquelado, laminado, etc.- y con materiales metálicos, laminados, plásticos y las innovaciones más recientes en materiales fabricados para maximizar sus características estructurales y físicas: ligeros, durables, eficientes, autoportantes, etc. De esto, surge una primera duda fundamental ¿el diseño, desarrollo, fabricación y materialización de un módulo de sanitario público para los parques públicos en la ciudad de México, debería realizarse desde la base de conocimientos del diseño industrial o de la arquitectura? Porque, si a pesar que en un principio –dirán los arquitectos- todo fue arquitectura, actualmente existe una clara división de campos de conocimiento y de especialización entre ambas disciplinas, entonces ¿no sería más conveniente –y más congruente e inteligente- un diseño más parecido a un mueble urbano que a un inmueble arquitectónico? ¿Cuál es la razón original de diseño, implantada en el modelo propuesto por la autoridad delegacional, para que su morfología y volumetría tengan tal aspecto?

 

El modelo propuesto, según el isométrico presentado en la prensa, tiene una superficie aproximada de 7.57X10.90 mts = 82.51 m2!!, casi el doble de lo que miden muchos de los departamentos que ofrece el Invi –el Instituto de Vivienda del DF…para Mancera el Instituto de la Ciudad!?- y que en algunos de sus desarrollos pueden llegar a ser hasta de 55 m2 de superficie total; o, para el caso, en algunos de los desarrollos construidos dentro de la ZMVM, en los que se ofertan departamentos de hasta 42.5 m2 de superficie y, para muestra, un capullo:

Chico, mediano, grande, extra grande…y extra chico Imagen II 22 jul 13 

Asimismo, sería muy conveniente que la autoridad delegacional realizara un análisis, muy básico pero muy necesario, para evaluar la congruencia que existe –o no- entre sus propuestas inmobiliarias para sus parques públicos en relación con el espíritu de la normatividad que aplica a dichos espacios; porque, por ejemplo, el parque de Los Venados y el Parque Hundido, en los que se pretende ¡edificar! el modelo de sanitarios públicos, son predios zonificados, en el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de Benito Juárez (PDDUBJ), como EA (Espacio Abierto) y, a su vez, la norma de ordenación general número 5, del mismo PDDUBJ, establece que …En la zonificación denominada espacios abiertos (EA), el área total construida podrá ser de hasta el 10% de la superficie del predio y el área de desplante podrá ser de hasta el 5%. En dichas áreas, se permitirá la instalación de bibliotecas, centros de información, librerías y demás espacios públicos destinados a la educación, cultura, esparcimiento y recreación” y, por si fuera poco, la tabla de usos del suelo del mismo PDDUBJ en su clasificación de usos del suelo: Servicios/Servicios técnicos, profesionales, financieros, de transporte y telecomunicaciones/Servicios personales en general/Sanitarios Públicos y/o Baños Públicos en zonificación EA (Espacios Abiertos) los determina como: Prohibidos!

La diferencia, curiosamente, radica entre las dos tipologías de materialización de las que hemos venido platicando, la primera, la de la arquitectura y la construcción, de la que resulta un objeto inmueble –un objeto arquitectónico irreversible o difícil y costosamente reversible- y, la segunda, la del diseño industrial y  la industrialización, de la que resulta un objeto mueble –un objeto industrial reversible y removible económica y fácilmente-, porque, lo que también marca la diferencia es que su diseño y materialización deben (cor)responder contundentemente a las características específicas de función, densidad y escala de dicha actividad y, por supuesto, a las condiciones particulares del sitio y de la sociedad en donde se pretende implantar –claro!, en relación con los espíritus de la ciudad: el genius locci y el zeitgeist chilangos!- y, así, circunscribir una solución al ámbito de los objetos XS, a la microarquitectura, al ámbito del diseño industrial y los objetos XS: Extra Chicos!

 

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