La contaminación afecta algo más que tu libre transitar por la Ciudad de México ¿preparado para conocer lo que provoca en tu cuerpo?
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en México, se registran 15 mil muertes al año a causa de la contaminación atmosférica; convirtiéndolo así en el país más contaminado de América Latina.
Tres son las ciudades que destacan en cuanto a contaminación: Monterrey, Jalisco y la Ciudad de México. Ellas cuentan con el mayor número de material particulado, es decir, gases emitidos por vehículos, fabricas y generación de energía.
Siendo el aire un elemento vital para nuestra existencia, resulta sorprendente que lo mantengamos infestado de contaminantes y toxinas. El propio ambiente humano se ha convertido en uno de los más peligrosos para la vida. Los contaminantes que desechamos viajan principalmente a través de la nariz, la boca y la garganta -aunque la piel también logra absorber bastantes-, a pesar de la eficiente labor que realizan en atrapar la mayoría de las partículas toxicas, ciertos productos químicos se asientan en las fosas nasales y son posteriormente absorbidas por las membranas mucosas resultando en un sin fin de males.
Piel
Gracias a su capacidad de absorción, la piel se mantiene en constante peligro de adquirir toxinas. Además, la capa de ozono destruida por la contaminación provoca que los rayos UV entren con más fuerza y dañen el órgano cutáneo llevándolo incluso a padecer cáncer.
Sangre
Una vez absorbidos los contaminantes se alojan en el torrente sanguíneo y es entonces cuando sus potenciales dañinos son distribuidos por todo el cuerpo. Materiales como benceno, plomo, mercurio, monóxido de carbono, nitratos volátiles, pesticidas y herbicidas tienen la capacidad para interferir con la función de hemoglobina y el oxigeno en tu sangre, provocando diferentes enfermedades cardiovasculares, envenenamientos y daño permanente al sistema nervioso central.
Pulmones
Tienen la capacidad para eliminar todo oxidante o molécula inestable -como el ozono, el oxido de nitrógeno y las bacterias-. No obstante, al agregar contaminantes los pulmones colapsan y el daño celular que provoca en ellos inflama sus células haciéndolas vulnerables al cáncer. Los primeros signos de inflamación se traducen en dificultad para respirar, hiper respuesta alérgica y mucosidad exacerbada. La contaminación también provoca asma y daño significativo al tejido pulmonar.
Sistema Cardiovascular
La contaminación le afecta particularmente, cuando el aire no es puro puede provocar que la sangre se vuelva densa y aumenta la tendencia que tiene a apelmazarse. Esto daña las arterias y promueve la construcción de depósitos de grasa en las paredes vesiculares que termina desencadenando en paros cardíacos y coágulos en el cerebro.
Cerebro
Las partículas ultra finas halladas en los contaminantes tienen la capacidad de pasar la barrera sangre-cerebro (membrana que se ubica entre la sangre circulante y el cerebro) la cual ayuda a prevenir el transito de sustancias dañinas hacia el tejido cerebral y sus fluidos. Una vez dentro, las toxinas despedidas por la contaminación pueden crear plaquetas similares a las encontradas en pacientes con Alzheimer.
