Científicos lograron reducir el peso de pacientes obesos al “detener” la señal enviada por un nervio para decirle al cuerpo que está hambriento, según una nueva investigación.
Se cree que solo del 5 al 10 por ciento de las personas con obesidad que intentan perder peso tienen éxito, debido a lo complicado que puede resultar una dieta o un régimen de ejercicios.
Pero esas probabilidades podrían mejorar, ya que investigadores de la Universidad de Emory lograron desarrollar un nuevo tratamiento experimental que implica la congelación de un nervio que transmite señales de hambre al cerebro.
Su prueba encontró que el 100 por ciento de los participantes se sintió con menos hambre y algunos bajaron de peso en 90 días sin complicaciones o efectos secundarios.
Cuando tenemos hambre, un pequeño impulso eléctrico viaja desde el estómago hacia el cerebro a lo largo del nervio vago, como señal de que necesitamos comer. Pero en las personas con sobrepeso u obesas, estas señales son mayores que las que se envían en las personas delgadas, incluso cuando han ingerido las calorías suficientes.
Los investigadores utilizaron un escáner de imágenes por tomografía computarizada para encontrar la ruta de la señal entre los nervios del esófago y el estómago. Una vez que encontraron la ruta correcta, insensibilizaron el área y congelaron el segmento del nervio vago con gas de argón frío. El procedimiento tomó al menos 25 minutos y fue completamente indoloro.
Los participantes aseguraron que sus apetitos cambiaron y sintieron menos hambre. Algunos notaron el cambio en 30 días, otros en 60 y el resto en 90.
Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista médica Society of Interventional Radiology.
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