Amigos queridos:
Invité a mi querido Beto Juárez al teatro. Una vez elegida la fecha y pagados los boletos… Sí, justo ahí cuando te dicen que ya es imposible cualquier cambio o cancelación, me dice muy ufano: “Ese día me viene muy bien, es justo después de una de las manifestaciones de Yo soy 132 y estoy a una estación de metro”… Obvio casi lo mato, pero luego recordé lo mucho que admiro su compromiso con el cambio de nuestro país y tome providencias para llegar a tiempo ese día.
Fuimos a ver Almacenados del dramaturgo español, David Desola. Alternan funciones Roberto Sosa y su hijo del mismo nombre; así como Héctor Bonilla y alguno de sus hijos, Sergio o Fernando Bonilla, quién dirige la obra.
Tuvimos la suerte de que nos tocará el Señor Bonilla en escena. Más allá de si la obra merece o no la pena, la actuación de este hombre es una maravillosa experiencia. Me hizo recordar aquella anécdota en que una señora ve a Pablo Picasso en un restaurante y, tímidamente le pide que le pinte algo. Él toma una servilleta, realiza dos trazos y al entregársela, le dice el precio (no recuerdo el monto), pero a la mujer le parece desorbitado; así que gentilmente le dice: “Pero si sólo se tardó unos segundos en pintar un par de líneas” y él le replica “No. Buena mujer, para pintar esta obra, me he tardado cuarenta años”. Bueno, seguro no tan amable, ya sabemos cómo era; pero la idea es magistral y en el caso de Bonilla, es indiscutible. En dos horas, ves las tablas de toda una vida dedicada al teatro.
Almacenados es la historia de Lino, un hombre que, a cinco días de su jubilación, entrena a Nin, su joven sustituto. Es la confrontación entre dos generaciones, es la muestra del hastío de una vida sin sentido, que sólo se sostiene por las pequeñas rutinas que ahora, están siendo cuestionadas. Toda la producción me pareció muy apropiada para lo que quiere transmitir la obra. Dado el objetivo del texto, el ritmo es intencionalmente lento. A mí se me hizo cansada y de no haber estado el Maestro Bonilla, creo que hubiera cabeceado en algún momento.
En general merece la pena; pero no la recomiendo si quieres algo ligero o estás cansado. La adaptación es buena y la trama es vigente en nuestra sociedad, aunque no con el impacto que ha alcanzado en países como España. Claro, la confrontación generacional después del franquismo debió ser fortísima. La obra muestra un punto de inflexión histórico para dicha sociedad durante el cual, reinventaron su nación. Es una obra que logra traspasar la mera anécdota escénica y te brinda varios niveles de lectura, invita a la reflexión.
Me dio para pensar un rato. Es triste, pero yo conozco a muchos Linos, yo misma he sido él. Aprendió sin cuestionar lo que su predecesor le había enseñado y luego lo hizo suyo. Me pregunto, ¿Cuánto de lo que me han enseñado he cuestionado?, ¿Qué conocimientos supongo que lo son y en realidad son meras creencias inculcadas por otros? Venimos de un sistema educativo en el que la verdad, nos ha sido revelada por la autoridad, llámense padres, curas, maestros y hasta políticos. Una verdad que no debe ser cuestionada, ni siquiera creo que sea algo maquiavélico, tal vez es mera ignorancia que ha pasado de generación en generación y ha quedado grabada en el inconsciente colectivo con tal fuerza que la convierte en absoluta.
¿Acaso, la ciencia no nos ha demostrado que todo es relativo?, ¿Acaso, no hemos aprendido que el espíritu de la razón pura, se encuentra en el cuestionamiento? Estoy hablando de preceptos del siglo pasado y aún no permean en la cotidianidad. Tal vez por eso, estoy tan orgullosa de mi amigo Beto y el movimiento estudiantil al que pertenece. Puedo no estar totalmente de acuerdo con ellos, pero me gusta esta juventud que se rebela ante los cánones establecidos, que demanda un cambio. Me parecen un ejemplo de vida no solo en el ámbito de la política sino en cada aspecto de nuestras vidas.
Foro Shakespeare ubicado en Zamora 7 Col. Condesa.
Funciones miércoles y jueves 20:30 hrs.
Temporada hasta el 9 de agosto 2012.
Les mando un fuerte y apretado abrazo,
Claudia