La Cumbre de Líderes de Norteamérica, realizada en esta semana, es importante no sólo por su significado para la región, sino porque además marca 20 años de la firma del Tratado de Libre Comercio del Atlántico Norte (TLCAN), el convenio más determinante de comercio para México.
Ciudad de México.- En la ciudad de Toluca, capital del Estado de México, se reunirán el antiguo gobernador de esta entidad y ahora presidente de la República, Enrique Peña Nieto; el primer ministro de Canadá, Stephen Harper; y el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Barack Obama –quien apenas permaneció 9 horas en territorio mexicano–, con la finalidad de llevar a cabo encuentros bilaterales y reuniones con personajes del sector privado, académico y social.
Las relaciones de México con estos países, además de datar de siglos atrás, actualmente están más vigentes que nunca. La Unión Americana es el principal socio comercial para el mercado mexicano, en tanto que Canadá se encuentra en tercer sitio. Entre ambas naciones constituyen el 80% del comercio mundial de nuestro país.
Como resultado de este encuentro, los tres mandatarios acordaron incrementar y fortalecer sus vínculos comerciales. Como el objetivo principal de la reunión, se busca fortalecer el TLCAN frente a los cambios en el panorama mundial, particularmente volcar la mirada al crecimiento de Asia.
Al cierre de la cumbre, Peña Nieto afirmó que la cumbre debe aportar a que la región de América del Norte se consolide como la “más competitiva del mundo”, mientras que Obama destacó la necesidad en la unión de los tres países para enfrentar amenazas como la del narcotráfico.
No obstante, la reunión se dio en el contexto de diferencias entre los interlocutores. Obama reiteró al mandatario mexicano que la firma de una reforma migratoria se encuentra como una de sus principales prioridades, aunque no entró en más detalle, en tanto que el debate en el Congreso estadounidense entre el partido Demócrata y el Republicano continúa sin que se avizore una resolución pronta.
Por otro lado, México aún está a la espera de una negociación con Canadá a fin de eliminar los visados, pues Ottawa impuso en 2009 requerimientos de visado con la finalidad de frenar el número de solicitudes de asilo.
Asimismo, EU y Canadá han hecho latente una desavenencia en torno a la construcción del oleoducto Keystone XL, el cual transportaría crudo desde áreas petrolíferas canadienses hasta el territorio continental de EU hasta el estado de Texas. Ante esto, Obama señaló que John Kerry, secretario de Estado, aún se encuentra analizando el impacto ambiental del proyecto.
En el otro lado de la moneda, los tres mandatarios signaron conjuntamente la creación de un Programa Norteamericano de Viajeros de Confianza, con el que se busca que la movilización de ciudadanos sea más fácil, además de promover intercambios estudiantiles y la mejora de estructuras en la frontera.
Frente a los temas urgentes en esta región del mundo y el ambiente de inestabilidad que permea la política global, frente a los disturbios en Ucrania y Venezuela, esta reunión representó una renovación en las relaciones entre estas tres naciones que recientemente, en particular México, han visto cambios históricos en aspectos políticos, económicos y sociales. Y aunque la realidad para América del Norte dista mucho de la que vio nacer el TLCAN, hace dos décadas, aún quedan pendientes por atender.