“El arte de escuchar es el arte de silenciar mi ser”.
“Oímos con nuestros oídos, pero escuchamos con nuestros ojos, mente, corazón, piel y entrañas”.
Escuchar es la manera de expresarse con presencia, es estar ahí, listo y receptivo, es ampliar la consciencia y acallar la mente, es abrir un canal y permitir el flujo a través de él.
Según el diccionario de la Real Academia de la lengua: Escuchar es una acción y no una actitud de pasividad.
“Así como existe un arte del bien hablar, existe un arte del bien escuchar”, Epicteto.
Con el escuchar es como con el respirar, todos tenemos que hacerlo, pero muy pocos lo hacemos bien. No se nos enseña.
Oír es un proceso fisiológico, escuchar es un proceso psicológico.
Escuchar es ponerse en contacto con el otro y enriquecerse uno mismo.
Meditar es el arte de escuchar con todo tu ser.
“Si uno puede aprender a escuchar correctamente, ha aprendido el secreto más profundo de la meditación”.
Disfrutar al escuchar es la oportunidad de experimentar el “silencio sin esfuerzo” y la posibilidad de abrir una conciencia más clara a la vida. Al ser escuchadas, las personas se relajan, se abren y nos muestran su mundo interior, sus creencias y valores. Prestar atención es brindar la oportunidad de un acercamiento, de crear una comunicación franca y verdadera.
Escuchar con apertura es asegurar una relación de mayor calidad.
Escuchar es un poder que nos permite conocer a los demás, es ganar en muchos sentidos.
“Una buena conversación es una danza entre el hablar y el escuchar, el escuchar y el hablar”.
Aprendamos entonces y practiquemos el buen baile, paso lento y pausado, movimiento a ritmo de nuestro interlocutor, asegurándonos un hermoso vals…
“Nos han sido dadas dos orejas pero sólo una boca para que podamos oír más y hablar menos”, Zenon de Elea.
Cada día más conscientes, cada vez mejor preparados, a cada momento más alertas, porque en cada instante escucho… escucho …. escucho…
Sentimientos a flor de piel.