El fin de los tiempos

Intento resumir el 2012 mientras escucho la voz de pesadumbre del cantante inglés Bill Fay, the never ending happenings, of what´s to be and has been. Después del fin del mundo el pasado 21 de Diciembre, se marcha el año como un blues a camara lenta, lleno de crisis e incertidumbre. Nos machacaron hasta la saciedad los mass media con que llegaba el fin de la humanidad, un ciclo que remataba según el calendario Maya.

El resultado: 160.000 turistas en México, poca cosa para semejante reclamo publicitario. Pero la decepción es mayor en aquellos que como yo aún somos capaces de soñar, y fantaseamos con lo que sucedería a partir de ese día. Imagine por ello, que lo que seguramente acontecería, sería el fin de un modelo económico injusto y depredador, y que el día señalado quebraría el sistema financiero especulativo a escala global.

Empezariamos a cimentar a partir de ahí, un modelo diferente, donde la melodía estaría interpretada en clave de RE. Porque esa sería la referencia, para indicar al igual que en la música, la altura, y poder asignar así una nota en una de las líneas del pentagráma, con el fin de que esta sirva de referencia para nombrar el resto.

Este símbolo para una nueva cuenta larga en el calendario, nos permitiría discernir el resto de las notas y así, podríamos interpretar magistralmentela la más bella de todas las canciones.

–      Rebelandonos contra el abuso de poder y la injusticias,

–      repensando el modelo de sociedad que tenemos,

–      redistribuyendo la riqueza,

–      reciclando para no continuar destrozando los recursos naturales que algunos creen infinitos,

–      reformando el sistema bancario mundial.

Pero pasan los días y el fin del ciclo no llega, y pienso como cuando era niña y los Reyes Magos no me habían traido los juguetes que había pedido, que estos estarían escondidos en otro lugar de la casa, o que se habían confundido de día.

Así que lo que hago, es mirar a través del cristal como aconsejaba Sartre, en este caso veo la lluvia plomiza del invierno desde una esquina verde atlántica, en una Europa llena de decepción y crisis.

Y pienso que los golpes de Estado son ahora sútiles, y las políticas neoliberales van generando crisis políticas y sociales por todo el continente, derrocando gobiernos desde la estrategía de unas fuerzas conservadoras que lo hacen de manera que nadie puede tacharlos de antidemócratas.

 El Banco Central Europeo elegido para ser el  instrumento de imposición de la hegemonía alemana en todo el continente, Berlín decide y Europa calla. Y aquello que Hitler no fué capaz de conseguir con todo su poder bélico, lo hace ahora la economía. Mudan y mutan las formas de ejercer el poder y las transformaciones en el ámbito económico, cultural y social son un producto estrategicamente planificado. Por eso ahora es más necesario que nunca soñar con un nuevo concepto político, como práctica para realizar un recorrido diferente, histórico e intelectual, y que yo ingenuamente, creí que sucedería en este solsticio de invierno.

De ahí que recuerde mientras la lluvia no deja de caer, un pasaje de la obra del escritor japonés Murakami:  Kafka en la orilla, a propósito de la imaginación y la responsabilidad de los que soñamos. Un libro que define maravillosamente la inhibición de los burócratas que rodeaban a Hitler, como Eichmann, los cuales asentían y ejecutaban, sin sentirse responsables de lo que estaba sucediendo, y que sería algo similar a lo que sucede con nuestros políticos europeos, callados ante el imperativo alemán, en medio de la profunda crisis que asola Europa.

Nuestro sentido de la responsabilidad nace de la imaginación. La responsabilidad empieza en los sueños.

 

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