El hundimiento en la Ciudad de México

Derivado de lo que escribí la semana pasada, alguien me preguntó qué tan serio es el problema de los hundimientos en la Ciudad de México.

Como lo comenté, son producto de la sobre explotación que está sufriendo el acuífero, para abastecer del vital líquido a la población del Valle de México. Sólo para darnos una idea, existen alrededor de 4,000 pozos de extracción, de los cuales se cree que 50 % son ilegales.  En el caso solo del Distrito Federal, se extraen 31 m3 de agua que representan 60 % del total del suministro de agua que requiere la ciudad.

La sobre explotación acarrea grandes problemas: el hundimiento del suelo, la distorsión de las redes de drenaje, el asentamiento y pérdida de la verticalidad de los edificios, así como la formación de grietas y fisuras en el suelo.  De acuerdo con estudios, el hundimiento máximo de la ciudad es de 40 cm al año.  Sólo veamos el caso del Ángel de la Independencia, en su origen no tenía escalones, ahora contemos los que tiene.

Es obvio que no podemos simplemente dejar de extraer agua de los pozos, en tanto no tengamos aseguradas nuevas fuentes de suministro de agua, lo que sí podemos es iniciar una política que incremente la cantidad de agua negra que se trata, para potabilizarla e inyectarla al acuífero.  Al mismo tiempo, hay que recuperar cuerpos de agua que originalmente existían en el Valle y que funcionaban como cuerpos de almacenaje y al mismo tiempo como fuentes de recarga de los mantos inferiores.   Urge rescatar las barrancas del poniente.

Si bien lo anterior no revertirá el daño, sí puede frenarlo, y que nos quede claro: no será de una forma contundente sino paulatina, a través de muchos años. Por los mismo, es urgernte hacerlo ya.

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