No hay edificio, tienda, comercio o iglesia en México que no tenga una Ruta de Evacuación. Lo mismo podríamos decir de nuestra sociedad, nuestros políticos, deportistas y líderes espirituales. Todos, parece ser, contamos con una de esas para librarnos de hacer frente a nuestra realidad.
Las Rutas de Evacuación por definición buscan salvar las vidas de los que por alguna necesidad deben tomarlas. “En caso de temblor o incendio” nos recuerdan sin cesar en los elevadores, debemos tomar una ruta de Evacuación: las escaleras.
Sin embargo, por costumbre, falta de critica, cobardía o educación, los mexicanos tendemos ha hacer de estas rutas un paso frecuente, un atajo a la fila o una salida fácil al problema que nos pueda aquejar. Lo hacemos aunque todos sabemos que está mal hacerlo.
Ejemplos tenemos muchos en nuestra historia reciente:
- La absurda guerra contra el narcotráfico del sexenio anterior que acabó con la vida de miles de inocentes, buscando una Ruta de Evacuación que legitimase una elección presidencial sin mandato y una asunción al poder por la puerta de atrás.
- La Ruta de Evacuación en forma de ridícula declaración que ofreciera el actual líder de la Cámara de Senadores, y ex-Secretario de Hacienda, para explicar porque nunca en la administración pasada se actuó contra la lideresa de los maestros Elba Ester Gordillo. Esto cuando es claro que la información que presentó el actual procurador de la República y en la que se basa su caso contra la maestra, estuvo a disposición del Senador panista Ernesto Cordero y demás miembros de dicho gobierno.
- La falta de transparencia en la adjudicación de obras de los gobiernos municipales, estatales y del gobierno de la ciudad de México. En muchos casos los procedimientos de adjudicación no son auditables o sujetos a escrutinio público debido a que los gobernantes hacen uso de una muy socorrida Ruta de Evacuación. Ésta que argumenta que la información es clasificada como de “Seguridad Nacional” y no puede ser entregada así nada mas.
- La Ruta de Evacuación que usan los marchistas mexicanos que en su afán de ganar medallas tienden a romper las reglas y correr en lugar de caminar. ¿No les encanta decir que los jueces son muy rígidos o que de plano la tienen contra ellos en lugar de aceptar que los agarraron haciendo trampa? El error no es nuestro es de los jueces.
Ruta de Evacuación sigue la tradición de otras columnas que en su afán critico se enfocaban tanto en los individuos como en el método que éstos usaban para evadir su responsabilidad. Me viene a la memoria “Por mi madre, bohemios” de Carlos Monsiváis o la “Gaceta del Ángel” de Germán Dehesa.
El primero basaba su critica en las declaraciones mismas de los actores sociales y que comúnmente eran muestras de un cinismo o hipocresía sin miramientos. Estas a su vez eran comentadas por la temible “R”, que no perdonaba ni su sintaxis y mucho menos su mentira. Columna inteligente: usar las declaraciones mismas de los personajes y sus Rutas de Evacuación, para criticarlos sin limites.
El segundo se dedicó a llevar la cuenta de los abusos del poder en una columna que combinó la revelación de las Rutas de Evacuación de políticos e intelectuales del poder con una alegría contagiosa. Difícil combinación pero que es eficaz cuando se puede ejercer con humor.
Esta columna nace con el afán de identificar a personas que en su ámbito de trabajo busquen refugiar errores u omisiones, y que tengan un impacto en la sociedad, haciendo uso de una Ruta de Evacuación. Las Rutas de Evacuación por definición buscan salvar las vidas de los que por alguna necesidad deben tomarlas. Son para eso, salvar vidas, no carreras públicas o privadas.
El punto de partida para llevar a cabo los objetivos de esta columna serán los actores políticos y sociales de nuestro México. Se llevará a cabo un análisis objetivo, con base en la información disponible, de sus acciones y de su desempeño al cumplir con sus funciones. A partir de ahí se buscará desenterrar las Rutas de Evacuación que puedan estar utilizando para cubrir sus fallas (si las hay) y expresar una critica justa y equilibrada.
La critica en una sociedad democrática, abierta y moderna, es necesaria. Por ello no podemos ni debemos renunciar a ejercerla. Criticar también es buscar una solución a nuestros problemas. No podemos permitir que las explicaciones absurdas o Rutas de Evacuación que en algunas ocasiones nos ofrecen los que nos gobiernan o representan se queden sin critica o en una aceptación tácita o, peor aún, en un silencio obsequioso.
No se busca ser moralistas ni dictar sentencias justicieras. No seremos paladines de la ley y el orden. Ni tampoco tenemos varitas mágicas que siempre nos den la razón en nuestras opiniones. Como parte de lo que buscamos defender, estaremos sujetos a su vez a la critica que nos hagan, reconociendo que no hay peor critica que la indiferencia de los lectores.
También entendemos que los mecanismos de distribución de la información y la forma en la que los ciudadanos acceden a ésta han cambiado mucho. Se han vuelto móviles y se han reducido en su extensión. Es por ello que Ruta de Evacuación buscará ser breve y centrada en sus ideas. Los mensajes serán cortos, divertidos y, esperamos, informativos.
Esperamos contar con su apoyo para hacer de éste un proyecto exitoso.