El 24 de noviembre de 1991, la vida de uno de los mejores cantantes de la historia se apagó. Freddie Mercury moría de bronconeumonía que se complicó a causa del VIH. Lo recordamos a 22 años de que el rey nos haya dejado sin su voz sin igual.
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Farrokh Bulsara, mejor conocido como Freddie Mercury, anunció su inminente final un día antes de morir: el 23 de noviembre de 1991 gritaba al mundo que padecía SIDA, pues los medios de comunicación ya hacían especulaciones al ver su deteriorado estado de salud y las huellas de la enfermedad en su cuerpo.
“He procurado mantener oculta esta situación para proteger mi vida privada y la de quienes me rodean, pero ha llegado el momento de que mis amigos y fans de todo el mundo conozcan la verdad, y espero que todos se unan a mí, a mis médicos y a todos cuantos luchan por combatir esta terrible enfermedad, para luchar contra ella”, declaró a los medios.
Una noticia que sorprendió a los fans, pero que Freddie sabía desde 1987, pues varios de sus amigos y amantes murieron a causa del VIH, fue entonces que el cantante decidió corroborar sus sospechas al hacerse la prueba que definiría los últimos años de su vida.
La noticia hizo que la “reina” se encerrara en su casa y la convirtiera en una especie de hospital privado, hecho que no influyó en lo absoluto en la manera de escribir y componer del cantante.
El último álbum que realizó con su legendaria banda Queen fue Made In Heaven, que fue lanzado años después a su muerte.
Una de las canciones más conmovedoras que dejo Mercury para la historia fue Show Must Go On, sencillo lanzado el 14 de octubre de 1991 y composición realizada por Brian May, fue un regalo a nivel vocal que dejó aquel carismático frontman quien se encontraba ya en sus últimos meses de vida.
“El Show debe continuar”, es lo que la letra de la canción comparte frente a lo inevitable, la muerte de Mercury, y la cual preparaba a los fans para un luto que hasta nuestros días prevalece.
El videoclip de Show Must Go On fue todo un reto de producción, la cual tuvo que maquillarlo considerablemente para ocultar las huellas del sida, que ya eran más que evidentes.
El día final llegó, pero no sin antes atravesar una vereda de dolor. A decir de Jim Hutton, pareja sentimental del cantautor en ese momento, Mercury sufría malestares insoportables y debía inyectarse fuertes dosis de morfina para sobrellevarlos.
“Cada uno en la vida tiene su camino y lleva su equipaje. Y dentro de éste están todas las cosas que debemos cargar. Yo llevo mi equipaje igual que tú llevas el tuyo. Sería inútil tirarlo, porque… tengo que llevarlo”, fue lo último que escucho su amiga Montserrat Caballé, con quien interpretó el tema Barcelona para los Juegos Olímpicos de 1992, y una de las pocas personas con quien compartió el terrible secreto. Caballé afirmaba que era «una forma muy filosófica de ver su corto futuro».
Freddie, con tan solo 45 años de edad, fama, fortuna y un gran corazón, apagó su talento el 24 de noviembre de 1991, donando su fortuna a la lucha contra el sida.
El 20 de abril de 1992, póstumo a su muerte, el estadio de Wembley dio uno de los conciertos más emblemáticos, importantes y emotivos de la banda Queen, quienes hicieron un homenaje al gran Mercury y a favor de la lucha contra el sida. Personalidades de fama mundial se sumaron al tributo tales como Elton John, Guns N’ Roses, Seal, Metallica, David Bowie, Robert Plant, Roger Daltrey, George Michael y Liza Minnelli.
Hoy recordamos a la voz que conmovió, emocionó, ilusionó e innovó al mundo entero, a quien no le importaron los estereotipos y nunca dejó de ser él mismo. Quien siempre mantuvo su autenticidad y sus creencias firmes frente al mundo entero.