Hace cuánto que no turisteas por la ciudad

Amigos queridos:

 Este último puente vino de visita mi amigo Luis, él es de Aguascalientes y no conocía la Ciudad de México, me pidió que fuera su guía, pues quería conocer su capital. Al principio me pareció una tarea sencilla, sin embargo conforme lo fui pensando, me di cuenta de que era toda una complicación.

¿A qué lugares llevar a alguien en tres cortos días para que se lleve una idea integral de esta gran ciudad? Lo medite mucho y empecé por preguntarle qué quería conocer y para mi gran desanimo su generosa respuesta fue un sencillo “lo que quieras”. Caray lo máximo que logre sacarle fue que quería conocer una cabeza olmeca y por su llavero deduje que la Piedra del Sol lo había impactado, así que con tan pobre pauta tome mis decisiones.

Fuimos al Centro Histórico en Metro, para algunos de ustedes tal vez sea algo cotidiano, pero para otros que tal vez nunca lo han abordado es un viaje maravilloso. Te invito a redescubrirlo, verás que es mágico.

La arquitectura del primer cuadrante es preciosa y cuando te permites vivirla a través de los ojos de alguien que lo está descubriendo por primera vez, te das cuenta de todo lo que has pasado de largo, me pregunto ¿cuánto de mi vida he visto cómo algo cotidiano, sin lustro? ¿Algo que das por sentado, cuando en realidad son verdaderos portentos estéticos?

Lo arrollador del sincretismo, esa monumental catedral a un lado del Templo Mayor, la gente haciendo filas para que los concheros les hagan una limpia, tenemos una cultura genial enriquecida por el mestizaje, me sentí la heredera de dos reinos, la hija de Cortés y Netzahualcóyotl.

Paseamos por Palacio Nacional, que además de ser un edificio precioso, cuenta con unos jardines espectaculares, la sala de Juárez rememora la conformación de nuestra nación a través de la Reforma, los murales que narran toda nuestra historia son un paseo que bien merece la pena.

Después, el Templo Mayor con todas sus etapas superpuestas denotan la magnificencia de la cultura mexica, hay piezas maravillosas: entre otras puedes ver a la Coyolxauhqui que se erige desmembrada con todo el señorío de una diosa asesinada. La museografía es maravillosa y si puedes paga un guía, están bien preparados y le dan un sabor inigualable a la visita, te remonta a la antigua Tenochtitlán.

Después pasear por la calle de Madero, terminando en la Casa de los Azulejos, tomar un café en este ambiente con sabor colonial te recarga de energía para cruzar la acera al Palacio de las Bellas Artes seguido de un paseíto por la Alameda Central.

Durante todo el recorrido, Luis me comentaba: ¿pero qué  no lo conocías? Me sentí ridícula, pero sí había sitios, como el Museo del Templo Mayor, que no conocía, al vivir en una ciudad sabes que hay lugares y museos a los cuales te interesa ir, pero como puedes hacerlo en cualquier momento no lo haces. Los invito a que lleven a un turista o ustedes mismos jueguen a serlo, descubrirán algo maravilloso. Al menos así me pasó.

Les mando un largo y apretado abrazo,

Claudia 

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