Mariza Ruelas, una madre soltera, ofrecía ceviche a la venta en un grupo de Facebook, pero no contaba con licencia para vender alimentos. Fue arrestada
Una estadounidense de origen latino podría ir a la cárcel por vender ceviche a través de redes sociales.
Mariza Reulas, madre soltera de 6 hijos y residente en Stockton, se enfrenta ahora a un juicio por vender comida sin licencia a través de un grupo de Facebook.
De acuerdo con información compartida por La Opinión, Reulas ingresó al grupo 209 Food Spot, un grupo cerrado de Facebook que fue creado por residentes de Stockton en el que intercambian recetas, organizan potlucks y, en ocasiones, venden comida que ellos mismos preparan.
https://www.youtube.com/watch?v=3suE-s2xA6A
Las autoridades afirman, sin embargo, que vender comida sin los permisos necesarios, sobre todo los relativos a las condiciones higiénicas del lugar donde se prepara el producto, está prohibido, por lo que iniciaron una investigación sobre el grupo.
Finalmente, en diciembre del año pasado, un agente encubierto solicitó a Reulas un plato de ceviche, como parte de una operación encubierta. La madre soltera cayó en la trampa junto con otra docena de integrantes del grupo que no tenían licencia para vender sus productos.
Según rescata Telemundo, al resto del grupo se les ofreció una sentencia de un año de libertad condicional, 40 horas de servicio comunitario y una multa de 235 dólares si se declaraban culpables de un delito menor.
Pero para Mariza la oferta era de tres años de libertad condicional y 80 horas de servicio comunitario, además de la multa. La mujer se negó a aceptar el acuerdo del juez, y ahora enfrenta cargos criminales, por lo que deberá presentarse ante la corte del condado de San Joaquín.
https://www.youtube.com/watch?v=VRVLQRvxNlI
A pesar de ser acusada de delitos menores por gestionar un negocio sin permisos y por venta ilegal de sustancias, Mariza ahora podría pasar varios meses en la cárcel o tener que pagar una costosa multa de cientos de dólares.
La mujer indicó a la prensa que vendía o intercambiaba alimentos muy pocas veces al mes. Había investigado sobre los permisos del estado para este tipo de servicios, pero que la mayoría de estos sólo aplicaban a productos de panadería, no al ceviche.
“No vimos que estábamos haciendo ningún daño. A nadie se le ocurrió hacerlo con regularidad. Muchas veces, sólo estábamos recuperando lo invertido en los ingredientes”, explicó la mujer, según rescata Telemundo.