Luego de haber realizado numerosos intentos por más de diez años para poner fin al conflicto en Irán, finalmente se ha firmado un acuerdo que pudiera ser el precedente para la resolución del conflicto.
Por fin. Luego de varias prometedoras reuniones entre Irán y el Grupo 5+1 -integrado por Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania- llevadas a cabo en los últimos dos meses, el pasado 25 de noviembre, “occidente” (entiéndase EU, como el protagonista de la decisión) e Irán lograron firmar un pacto.
Las reuniones sostenidas con anterioridad anunciaban que la negociación iba por buen puerto, y así lo demuestran los resultados alcanzados, los cuales serán sometidos a una evaluación que inicia a partir de la firma y que durará seis meses. Una vez concluido el periodo de evaluación, y si éste sucede sin contratiempo alguno, entonces sí se podrá cantar victoria.
El conflicto entre Irán y algunas de las potencias más importantes del mundo tiene más de una década de historia, los puntos más importantes de lo acordado en el convenio son que Teherán neutralizará sus reservas de uranio enriquecido al 20%; no purificará ese material en más del 5%; no hará avances en sus instalaciones de Natanz, Fordo y el reactor de Arak; y se comprometió a permitir la multiplicación de inspecciones por parte de los equipos del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Si se consigue librar los seis meses de plazo sin ningún incidente que pueda amenazar la firma del acuerdo, entonces se podría hablar de a reintegración de Irán al juego internacional. Pero el precio que pagó fueron severas sanciones económicas y financieras, el riesgo de un nuevo conflicto militar, y sobre todo la marginación internacional a la que fue sometido.
La nación de Irán tendrá que hacer una ardua labor para recuperar la confianza de los países que serán claves en su reinserción internacional en el ámbito económico y político. Tendrá también que hacer labor con quienes, como Arabia Saudí y sobre todo Israel, están en contra de ello, puesto que calificaron el acuerdo como insuficiente, y ambas naciones manifestaron que el grupo negociador debió exigir condiciones y acciones más contundentes al país árabe.
En caso de que el acuerdo se consolide, la región del Medio Oriente tendrá una recomposición geopolítica y económica en la que para Irán será de suma importancia arreglar sus diferencias con ambas naciones, esa será una de las tareas que tendrá que realizar durante estos seis meses de “prueba”.
La resolución del conflicto apenas comienza, el hecho de haber aceptado los condicionamientos de Estados Unidos para frenar su programa nuclear es un gran paso, pero definitivamente no es el último, sino el primero de los muchos que tendrá que dar. Porque en caso de superar la “primer fase”, tendrá que supera la segunda y definitiva, la cual será determinante para recuperar la confianza del mundo occidental.