Javier Duarte habla desde el reclusorio: “Algún día diré por qué estoy aquí”

Javier Duarte ya no porta trajes de miles de pesos, viste ahora de color caqui, como lo hacen los reos bajo proceso penal, lleva el cabello corto y se ha dejado crecer la barba.

Javier Duarte de Ochoa lo ha perdido todo: el poder, la libertad, los lujos. O casi todo, aún le queda ese extraño sentido del humor y la extraña manera de expresarse, como si no fuera él, una vez el todo poderoso gobernador de Veracruz, quien estuviera ahora preso dentro de una celda en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.

Ya no porta los ostentosos trajes de miles de pesos, no se le ve pulcro e impecable. Ahora viste color caqui, como lo hacen los reos bajo proceso penal, lleva el cabello corto y se ha dejado crecer la barba. Lee por las noches, dice que duerme por el día.

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Asegura que, por el momento, no está deprimido. Dice, enigmático, que algún día revelará por qué ha sido detenido.

“Algún día, no sé cuándo, diré por qué estoy aquí”.

En una entrevista concedida desde el Reclusorio a Imagen Noticias, Duarte, ahora con más sobrepeso, recibió al periodista Humberto Padgett, en la primera ocasión en la que el exgobernador se deja ver desde que está en prisión.

“Te lo voy a decir en buen jarocho: me estoy mordiendo un huevo por no decir todo lo que quiero decir y el otro, por no mentarle su ma… a Miguel Ángel Yunes (gobernador de Veracruz)”, sentenció Duarte.

Por el momento, Javier Duarte sigue dirigiéndose de manera socarrona, como si no tuviera nada que temer. Semanas atrás, solicitó un amparo contra la sentencia que confirmó su vinculación a proceso por delincuencia organizada y lavado de dinero, acusaciones que lo han mantenido sujeto a prisión preventiva.

Este amparo, no obstante,  no ha sido admitido, por lo que se espera que la próxima semana el Tribunal Unitario al que le corresponde conocer del juicio de garantías se pronuncie al respecto.

Las cosas, sin embargo, no se ven bien para Duarte. Sobre el pesan acusaciones de peculado y de liderar una red de lavado de dinero que desviaba recursos públicos que fueron depositados a una empresa fantasma.

Pero Javier Duarte sigue hablando como si estuviera seguro de que pronto será puesto en libertad. Como si supiera algo que la mayoría de los mexicanos desconoce. Su reloj, narra el reporte de Imagen, está ajustado con el tiempo de Londres, Inglaterra, en donde se sospecha que permanece su esposa, Karime Macías, a la espera de que el escándalo termine.

Pero, con todo en contra, Duarte todavía ríe. Un hombre fuera de tiempo, así es como se presenta.

Con información de Excélsior.

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