Las estrategias de marketing tradicionales siempre se basan en hacer cosas muy estudiadas, casi perfectas y con la intención de “sorprender” al consumidor.
Desgraciadamente, esto solo aplica para las grandes empresas que tiene presupuestos millonarios para invertir en estas campañas de publicidad.
¿Y qué hacemos los que no tenemos esos presupuestos? Seguro está pregunta te está golpeando la cabeza mientras lees esto.
Y la respuesta está en la innovación, la irreverencia y la imaginación. Con estos tres elementos bien combinados, se puede lograr maravillas.
¡Pero ojo! Esto no es para todos ni es sinónimo de un éxito rotundo al primer intento. Para empezar, depende mucho del tipo de negocio.
Un negocio tradicional, con un perfil más bien conservador, con un mercado encasillado en un status quo inamovible, seguro no tiene ni idea de la irreverencia.
Pero para aquellos emprendedores que creen en su capacidad desde una perspectivas más dinámica, las cosas pueden funcionar.
¿En dónde está la clave? En ser originales y sinceros. El mercado está deseoso de experimentar cosas nuevas, de que alguien haga algo diferente.
Los propios emprendedores pueden convertirse en los protagonistas o modelos de sus comerciales.
Incluso pueden abrir un canal de videos en las plataformas digitales y mostrar por ahí su negocio, con un modelo divertido y fuera de lo común.
En otros casos, pueden asumir una postura propia con respecto a un tema de interés social y crear campañas utilizando esto como temática.
Un ejemplo de esto son los Doritos, que lanzó su versión Rainbows, con los que apoyó abiertamente la diversidad sexual y rechazó la homofobia y xenofobia.
“Crear contenido a partir de acontecimientos recientes se le conoce como Real Time Marketing”, explica Entrepreneur.
Sin duda, una manera muy irreverente de realizar marketing y para muchos clásicos, esto sería una locura y una falta de respeto total.
Y tal vez lo sea, pero no olvidemos que la irreverencia puede ser la madre de todas las campañas exitosas de publicidad.