En mayo de este año el mensaje de la reunión de la FED se interpretó como el principio del fin en el programa de compra de activos por parte del Banco Central.
El tono del comunicado fue suficiente para crear una alta volatilidad en los mercados financieros globales ya que la principal medida que llevó a cabo el Banco Central a partir de la crisis de 2008 fue la adopción de una política monetaria ultra expansiva a través de una inyección de liquidez en el sistema financiero, el cual, junto con una tasa de referencia históricamente baja, buscaba la reactivación de la economía. Su funcionamiento se traduce en que el Banco Central emite dinero que antes no existía y lo utiliza para comprar activos financieros de los bancos, por ejemplo, bonos del tesoro, los cuales guarda en su balance a cambio de la inyección de dinero. Los bancos, al recibir ese dinero, aumentan su nivel de capitalización, lo cual les permite incrementar los créditos que otorgan, promoviendo la inversión y la creación de empleos.
Al inicio de estas medidas la FED anunció que lo haría durante tiempo ilimitado hasta tener una mejora sostenida en el mercado laboral que permitiera a la economía de Estados Unidos caminar por sí misma. Sin embargo, en la reunión de la FED de este 18 y 19 de Junio Ben Bernanke dio señales claras de una intención de reducción en la compra de bonos hacia finales de año, a medida de una recuperación económica en ese país.
¿En qué se traduce la medida de la FED?
El impacto en los mercados de ya no contar la inyección de liquidez crea una presión en la tasa de interés, ya que la demanda de bonos por parte de la FED mantenía las tasas a la baja. Al disminuir esta demanda, la oferta de bonos es mayor y eso se traduce en una presión a la alza. A mayor tasa, menor es el precio del papel o bono. El rendimiento del bono de 10 años en EEUU subió de niveles de 1.66% a principios de mayo al 2.5% que vimos en la semana del anuncio y que llegó a subir hasta 2.6%.
Asimismo, la inyección de liquidez de la Reserva Federal llevó a tener importantes flujos de dinero hacia otras economías como México en donde el diferencial entre las tasas de interés de ambos bancos centrales, -junto con los buenos fundamentales de México- volvía atractiva la inversión en nuestro país. Sin embargo, con un aumento en las tasas en EEUU, el diferencial es menor y con ello los flujos de extranjeros que hemos visto a lo largo de los últimos años. La salida de flujos de extranjeros y la no entrada de flujos nuevos al país llevaron a una disminución en la demanda de bonos, presionando igualmente las tasas de interés a la alza. En mayo, las tasas en México subieron entre 60 y 130 puntos base a lo largo de toda la curva. Con el anuncio de la FED en junio, las tasas en México de Bonos M subieron entre 35 y 80 puntos. Adicionalmente, la salida de flujos del país crea una mayor demanda por otras monedas como el dólar, devaluando el Peso Mexicano. El Peso pasó de 11.97 (su nivel más bajo en el año el 8 de mayo) a 13.36 (el nivel más alto en el año el 20 de junio).
Con miras a la segunda mitad del año
Por ahora los grandes inversionistas se encuentran ajustando sus expectativas con respecto al futuro de las tasas de interés, lo cual ha aumentado la aversión al riesgo. Es probable que sigamos viviendo una salida de flujos hacia inversiones más seguras, lo que continuaría presionando las tasas en medio de volatilidad, disminuyendo las ganancias registradas en el mercado de deuda a lo largo del año. Hay que recordar que en los últimos años los flujos de extranjeros hacia México han sido tan importantes que básicamente son éstos los que determinan el comportamiento de las tasas en nuestro país. Por ejemplo, en el 2010 los extranjeros elevaron su exposición al mercado de Bonos M en 164 mil millones de pesos (mmp). En 2011 el flujo fue de 254 mmp, en 2012 de 271 mmp y a mayo de este año se habían registrado 176 mmp.
En la parte de Renta Variable el impacto también ha sido negativo para los mercados, ya que con la inyección de liquidez de la FED, los inversionistas extranjeros no sólo se fueron a otros países con buen diferencial de tasas y salud financiera, sino también a mercados distintos como el de Renta Variable, tanto en EEUU como de economías emergentes. Sin embargo, el incremento en la aversión al riesgo, la salida de flujos hacia inversiones más seguras y un incremento en el costo de oportunidad, llevaron a una caída generalizada en las bolsas. Desde la conferencia de prensa de Bernanke el miércoles 19 de junio al lunes 24, el Dow Jones registró una caída en dólares de 4.3%, el S&P500 de 4.7%, el Nasdaq de 4.6% y México de 3.9%.
En el caso específico de México, hay que agregar signos de desaceleración económica (menores exportaciones manufactureras excluyendo sector automotriz, baja en la actividad industrial y una moderación en el consumo interno), reportes trimestrales débiles esperados en el segundo trimestre del año y una percepción de alta valuación del mercado en múltiplos, lo que hace probable que el mercado de Renta Variable mexicano continúe mostrando volatilidad en el corto plazo.
Sin embargo no todo es negativo. Si bien el IPC ha tenido una corrección importante de 18% desde su nivel más alto al más bajo en el año y de 14% de inicios de año al cierre de este jueves 27 de junio, la caída parece ser excesiva para varias empresas, lo que crea buenas oportunidades de inversión con miras al mediano y largo plazo.
Asimismo, hay dos catalizadores que mantienen una buena expectativa para el IPC tanto para la segunda mitad del año como para el 2014. La primera es la expectativa de las Reformas Fiscal y Energética, las cuales podrían ser aprobadas en septiembre de este año y las cuales tendrían un impacto muy positivo en la economía del país. El segundo catalizador proviene de la recuperación económica de Estados Unidos, donde los últimos datos económicos apuntan en ese sentido. La FED estima un crecimiento entre 2.3% y 2.6% para este año (superior al que se tenía a principios del 2013), y de entre 3% y 3.5% en el 2014. Ambos catalizadores refuerzan la estrategia de comenzar a armar posiciones en el mercado accionario mexicano.
¿Cuánto podría subir? El IPC llegó a estar en niveles máximos de 46 mil unidades en este año. Actualmente se encuentra ligeramente por debajo de los 40 mil, con un nivel mínimo en 37,500. Con un escenario de recuperación en EEUU y reformas estructurales, podríamos ver nuevamente los niveles de 46 mil puntos a finales del año, lo que representa un alza de 15% sobre los niveles actuales. Sin embargo, hay acciones individuales que tienen un potencial de alza mucho mayor debido a porcentaje de su caída en el año.
Finalmente, la decisión de política monetaria de la FED parece clara y es muy probable que estemos presenciando el principio del fin de una política monetaria ultra expansiva, aunque aún se encuentra sujeta a buenos datos económicos que vayan saliendo en adelante. Mientras esto sucede seguiremos viendo un proceso de ajuste en los mercados, los cuales están creando buenas oportunidades para inversionistas con miras a mediano y largo plazo