Cuando se trata de mercados accionarios hablamos de un mundo que va cambiando en todo momento y que está sumamente interrelacionado. La información que ayer era útil probablemente hoy no lo sea. Una cifra económica en China puede afectar el rendimiento de una acción de una compañía mexicana en Argentina. Y entre una infinidad de variables que mueven el precio de las acciones, las emociones de las personas también tienen que ver.
Si bien es cierto que en estricta teoría un inversionista decide comprar acciones de una compañía basado en información que le haga pensar que ésta crecerá, incrementando sus utilidades y por lo tanto, el valor de la acción, también están aquellos que invierten en una empresa especulando, es decir, bajo la idea de que los demás comprarán y que al hacerlo, la demanda subirá el precio de la acción, a pesar de que no haya ningún fundamento cuantitativo.
Por ejemplo, en las últimas semanas se intensificó el rumor (que realmente ya llevaba un par de años) de la adquisición de Grupo Modelo. Muchos inversionistas comenzaron a comprar acciones, lo cual incrementó la demanda e impulsó el precio. Al final, resultó que el rumor era cierto. Para ese entonces, el precio ya había incrementado considerablemente, adelantándose así a la noticia oficial. Desde la semana pasada, el precio de Sare ha subido considerablemente. Al igual que con Grupo Modelo, corre el rumor de que la empresa será adquirida. Si usted escucha esto y compra acciones de esta compañía, a pesar de no tener información que lo compruebe, estará siguiendo sus instintos, especulando acerca del comportamiento de algo que piensa que va a subir porque los demás están comprando e impulsando el precio de una acción, independientemente que de ser cierto su valor realmente sería mayor.
¿Puede una acción estar por encima de lo que realmente vale? Por supuesto. Muchas de las empresas cotizan a valores muy por encima de su valor en libros. ¿Por qué entonces la gente los sigue comprando? En primer lugar, porque si la empresa saca un nuevo producto que incrementa sus ventas y sus utilidades, se genera una expectativa positiva y el valor real de la acción aumentará. De manera contraria si una empresa incrementa su apalancamiento o baja su guía de crecimiento o expansión, se genera un ánimo pesimista y el precio tiende a caer. En este caso, los mercados se están adelantando a noticias que consideran que pueden pasar. Por supuesto, hay un riesgo implícito en todo esto: si los rumores o las expectativas resultan ser erróneas, el precio de la acción, que se incrementó (o bajó) basado en una especulación, se perderá y por lo tanto, el precio caerá (o subirá).
Por más ilógico que esto parezca, es algo relativamente normal en los mercados financieros, en los cuales participan un sinnúmero de personas, compañías e instituciones con diferente forma de ver y analizar las cosas. De ahí que la irracionalidad de los mercados sea algo que se tenga que vivir todos los días, especialmente en tiempos de crisis, donde los mercados no respetan los fundamentales y se pueden mover en direcciones contrarias de un momento a otro debido a las noticias del día a día que alimentan el ánimo y expectativas de los inversionistas.
Esto no quiere decir que nunca se puede saber cómo reaccionarán los mercados y que toda inversión es como lanzar una moneda al aire. Como en todo, el comportamiento humano tiende a seguir un patrón, donde algunas cifras y variables económicas son analizadas de la misma forma por los mercados. Por ejemplo, la cifra del dato de creación de empleos en Estados Unidos que salió hoy y que estuvo por debajo de lo esperado (84,000 empleos creados cuando se esperaban 106,000) generó un mayor pesimismo en los mercados, lo cual explica en parte la caída de estos. Por eso es importante mantenerse al tanto sobre la situación económica del país y del mundo, las expectativas y resultados de variables económicas, estudiar el perfil y la situación de las empresas en donde queremos invertir, resultados trimestrales, precios objetivo, liderazgo en el mercado, múltiplos, consejo directivo, etc, Esto nos ayudará a poder tomar decisiones y a reaccionar frente a la situación que se viva en cada momento.
Al final es importante reconocer que no hay una fórmula probada que nos indique qué pasará ni cómo se comportarán los mercados. Quizá lo más importante sea tener la capacidad de reaccionar a la situación cambiante de los mercados, aprovechando las oportunidades que se presentan, reduciendo los riesgos y manteniendo en cuenta que así como los mercados se pueden comportar de forma lógica, nunca dejan atrás las emociones humanas, las cuales a veces llevan a resultados inesperados.