Frente a la complejidad que ha tomado el tema de las drogas, por ende el tema del narcotráfico y la violencia que éste ha generado sobre todo en AL y El Caribe, la legalización de la marihuana plantea un escenario distinto, y no se sabrá si es esta una solución o no, hasta que se ponga en marcha.
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Ciudad de México.- El martes diez de diciembre del año en curso, Uruguay por fin legalizó la producción, venta y consumo de marihuana. Después de más de un año y medio de haber puesto de manera formal el tema sobre la mesa de discusión, los legisladores paraguayos han concretado un acuerdo y han aprobado la ley.
El tema de las drogas ha cobrado una importancia relevante a nivel mundial, principalmente por el impacto económico que ha representado y por los estragos que las fallidas estrategias implementadas para solucionar el problema han ocasionada, es decir, la violencia que esta industria ha generado. Frente a esto, el titular de la propuesta de ley, el presidente uruguayo José Mujica, afirmó que prefiere legalizar la marihuana antes que regalar gente al narco.
No obstante, la disidencia a nivel internacional no se hizo esperar, la cual fue manifestada por países como Brasil y Ecuador, pero su principal oposición la encabezó la ONU; el organismo representante de las naciones unidas lamentó la medida y dijo que está nueva norma viola tratados internacionales. Al respecto, el presidente del organismo de la ONU encargado del cumplimiento de las normas internacionales en el tema de las drogas, Raymond Yans, dijo que la ley que legaliza la marihuana no respeta los convenios internacionales de los que se forma parte, e hizo un llamado para repensar el tema y aseguró que la ONU está abierta a iniciar un diálogo con las autoridades de Uruguay.
Por otro lado, países como Bolivia y Venezuela han declarado que Paraguay está en su total derecho para , y como parte de su soberanía este hecho es más que respetable y respaldan, por lo menos desde el ámbito diplomático, la decisión tomada.
Las críticas se dejaron venir principalmente porque desde el momento en que planteó su propuesta de ley, el presidente Mujica dijo que se trataba de un experimento, el día de su aprobación de manera honesta dijo que Uruguay no está completamente preparado para la medida, pero pidió una oportunidad para ponerla en marcha, y entonces sí, juzgar los resultados.
Algunos elementos que contempla la ley es el permiso otorgado a los mayores de 18 años a cultivar de forma doméstica, y para su autoconsumo, hasta seis plantas de cannabis, siempre y cuando no rebasen los 480 gramos de producción anual. También se permite el cultivo en clubes de membrecía con entre 15 y 45 socios (con no más de 99 plantas) y la venta en farmacias autorizadas, las cuales no podrán vender más de 400 gramos mensuales a un mismo consumidor.
Uruguay es un pequeño país en el continente americano con apenas tres millones de habitantes, y se ha convertido en el primero en el mundo en implementar esta nueva ley, y sí un país en “vías de desarrollo”, le ganó en el tema a países primermundistas. Desde siempre polémica, esta nueva ley ha divido las opiniones nacionales e internacionales, sin embargo, es importante mencionar que forma parte de una serie de leyes de corte liberal impulsadas por José Mujica, entre las que se encuentran la despenalización del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo. A partir de que fue aprobada la ley el poder legislativo cuenta con 120 días para elaborar un reglamento con puntos específicos, para que pueda entrar en vigencia.
Esta nueva ley puede resultar válida y plausible para muchos, de la misma manera en que puede ser rechazada por otros tantos, pese a la división y ha la polémica polarización que pueda existir. La ley ha sido aprobada, y si varios países, entre ellos México, se han tomado la libertad de implementar distintas estrategias con el fin de solucionar el problema de las drogas, ésta también tendría que tener una oportunidad y someterse a una evaluación.
Uruguay es un país que merece ser reconocido por tomar la decisión de cambiar el paradigma con el que se ha tratado el tema de las drogas, y en lugar de implementar un modelo prohibicionista ha optado por el modelo de regulación de mercados, esto frente al fracaso de la política prohibición es más que evidente. Nada garantiza que está sea la solución, pero sí una alternativa frente a las otras que ya han demostrado su fracaso.