En los últimos días, los grupos de autodefensa en Michoacán, se han visto respaldados por habitantes, policías federales y militares.
Morelia, Michoacán.- A pocos días de la estrepitosa llegada de grupos de autodefensa que operan en Tierra Caliente, en Tancítaro ya suman diez las comunidades en las que tienen presencia los civiles armados y “podría extenderse prácticamente a todas”, alarmó el alcalde Salvador Torres Mora, esto luego de que se supiera que elementos de la 43 Zona Militar con sede en Apatzingán, escoltaron la llegada de 100 camionetas de los grupos de autodefensas que entraron hasta la cabecera municipal.
El 16 de noviembre, en acciones prácticamente sincronizadas con soldados, las autodefensas tomaron la cabecera de Tancítaro y los pueblos de Pareo y Copétiro, éste último en el municipio de Peribán.
Los policías comunitarios han colocado cartulinas en Tancítaro, donde llaman a la comunidad a llamar a las zonas militares -con números telefónicos incluidos- para pedir apoyo y que no se les desarme.
“El EM (Ejército Mexicano) va por delante con helicóptero por donde pasan las autodefensas, pero aún así hay emboscadas”, publicaron en Facebook.
Torres Mora, señaló a un diario local, que por el momento en Tancítaro se vive en una “aparente calma”, pues los grupos de autodefensas, elementos del Ejército Mexicano y Policía Federal, ya tomaron la seguridad pública de la localidad.
“El mismo día que entraron las autodefensas, los 56 elementos (municipales) se retiraron de la cabecera y posteriormente entregaron las armas y las unidades al Consejo Consultivo de Seguridad Pública para quedar sin funciones”, explicó al diario.
El alcalde detalló que como medida preventiva, los productores de aguacate acordaron detener todas las actividades relacionadas con el corte y traslado del fruto, esto para evitar detonar más enfrentamientos.
Aseguró que habitantes de Tancítaro ya se han sumado a la autodefensa: “es gente de las comunidades, es la ciudadanía, y ellos reclamaron y exigieron mi presencia y por eso estoy aquí, porque ellos me eligieron el 13 de noviembre de 2011 y no tengo nada de qué esconderme”.
Asesor de presidente Peña rechaza autodefensas
En septiembre pasado, el general colombiano en retiro Oscar Adolfo Naranjo se pronunció contra las autodefensas o policías comunitarias, pues advirtió que no cualquiera puede ser policía ya que se necesita una preparación y un compromiso particular que sólo se puede dar a través de la institucionalidad.
Además opinó que un error compartido por Colombia y México en su lucha contra la delincuencia fue haberse focalizado en el combate al narcotráfico, pues esto provocó el florecimiento de la delincuencia común que es ahora lo que más preocupa a los ciudadanos en ambos países.
La seguridad pública será efectiva cuando se conciba como un valor democrático que permita el ejercicio de los derechos humanos y no como una necesidad del Estado autoritario, expresó.
Expuso que la seguridad pública es una premisa necesaria para el bienestar de los pueblos, pues cualquier inversión social que se haga será inútil y se desperdiciará si aquella no es efectiva.
El asesor del gobierno mexicano en materia de seguridad ofreció una conferencia en El Colegio de México, donde abordó el tema de la violencia en América Latina, como parte del Seminario sobre la Violencia en México organizado por esa institución académica.
Expuso que el fracaso de la seguridad pública en América Latina se originó en la manera en que fue concebida, ya que por muchas décadas se asumió como una necesidad del Estado y no como un valor democrático al servicio del ciudadano.
De esa concepción equivocada surgieron todas las distorsiones que condujeron al abandono de las políticas públicas de seguridad y de sus instrumentos, a los que se recurría únicamente para mantener el control político, explicó.
En ese ambiente, detalló, fue posible el reto del crimen organizado al Estado que, en particular el narcotráfico, en algunos países como en Colombia en su momento y ahora en México ha llevado a una auténtica crisis por el número de muertos, desaparecidos y desplazados.
Destacó que la región de América Latina contribuye con 36 por ciento de los homicidios que se cometen cada año a nivel mundial, aun cuando la región representa únicamente ocho por ciento de esa población.
Explicó que al margen de cualquier modelo policial que se decida adoptar en un país, tomando en cuenta su sistema político, federalista o centralista y sus condiciones sociales, hay requisitos esenciales que se deben cubrir.
Una policía, ya sea nacional, estatal o municipal, debe ser capaz de prevenir, defender, controlar e investigar la comisión de delitos para poder enfrentar el crimen.
Naranjo Trujillo detalló que para realizar esa tarea la policía no puede asumir que la corrupción es parte natural de cualquier institución como para tolerarla y aprender a convivir con ella, sino que debe mantener controles ciudadanos e institucionales para identificarla y eliminarla; la policía no puede ser corrupta.
En ese sentido, dijo que se deben crear mecanismos para la rendición de cuentas de los cuerpos policiacos y estuvo de acuerdo con la creación de auditores externos, como han sugerido especialistas.
Advirtió que se debe partir de la dignificación y de la confianza en la policía, porque todo control debe tener como fin transformar y no prejuzgar que la policía es naturalmente corrupta.
Se refirió a la profesionalización de los cuerpos policiales y subrayó que debe abarcar no sólo a los elementos operativos, sino también la administración y la burocracia de esos cuerpos, para “blindarlos” de los cambios políticos consustanciales en un país donde hay competencia democrática.
Se pronunció específicamente contra las autodefensas o policías comunitarias, pues explicó que no cualquiera puede ser policía, ya que se necesita de una preparación y de un compromiso particular que sólo se puede dar a través de la institucionalidad.
No obstante, reconoció que la ineficiencia de las policías es lo que da origen al surgimiento de esas organizaciones paraestatales.
Aunque el tema central de su exposición se refirió a la región Latinoamericana, a preguntas expresas sobre México y los paralelismos con su país, Colombia, Óscar Naranjo dijo que un error compartido por ambos gobiernos en su lucha contra la delincuencia fue haberse focalizado en el combate al narcotráfico.
Dicha focalización provocó el florecimiento de la delincuencia común que es ahora lo que más preocupa a los ciudadanos en ambos países.
En el caso de Colombia, dijo, se logró acabar con los cárteles de la droga y los grandes capos que retaron al Estado, pero la criminalidad encabezada por bandas regionales no se ha vencido.
En México el combate frontal al narcotráfico tuvo el efecto benéfico de poner a los criminales en fuga, de tal manera que no pueden hacer ostentación pública de su poder y riqueza, pero al igual que en Colombia la criminalidad común es el gran pendiente.
Con información de medios y Notimex.