Sochi: claroscuros de los Juegos Olímpicos

Pese a su economía e incluso sus políticas sociales, en las últimas semanas se han vivido una serie de claroscuros en la ciudad rusa, y es que las autoridades no esperan que sus políticas sociales sean un problema para que Sochi se coloque como un nuevo sitio turístico a nivel mundial.

Cerca del cierre de los vigésimos segundos Juegos Olímpicos de la ciudad de Sochi en Rusia, y a pesar de ciertos problemas que han rodeado la justa, como el aumento en las temperaturas y la escasez de nieve, amenazas terroristas de bombas, políticas anti-gay y excesos económicos que la ostetan como los juegos (de verano e invierno) más caros de la historia, no han impedido que sean unas justas interesantes para el público en general.

Sochi es una ciudad con más de 300 mil habitantes, se encuentra al Sur de Rusia, en el Distrito Federal de Krasnodar, entre las montañas del Cáucaso y el Mar Negro. La metrópoli que cuenta con un clima subhúmedo, es considerada como una ciudad balneario (destinada al turismo local), y está hermanada con otras localidades dedicadas a lo mismo, como Long Beach y Acapulco.

Luz: deporte olímpico

Los atletas han logrado brillo, lucidez y alivio para quienes pensaron que el evento pudiese tener mala fama debido a los malos manejos por parte del gobierno ruso. Ejecuciones brillantes y situaciones impredecibles han hecho que aumente la popularidad de la justa. El escenario local no ha ayudado mucho a los deportistas anfitriones, lo que ha decepcionado a toda una nación: los escandinavos dominaron los eventos de campo traviesa y los estadounidenses, sus acérrimos rivales, los eliminaron en Hockey sobre hielo.

El único dominio real mostrado por los competidores rusos ha sido en el patinaje artístico, en donde han sido enormes favoritos para llevarse varias medallas de oro, aunque en la rama varonil no cayó debido a que el japonés de 19 años Yuzuru Hanyu logró tener la mejor actuación en las finales (a pesar de haber caído en un par de ocasiones).  Sin embargo aún les queda una esperanza: la pequeña de 15 años Julia Lipnitskaia, quien en el patinaje en equipos ya le dio a su nación una presea aura y ha generado altas expectativas en la justa individual femenil.

Julia Lipnitskaia

Dejando de lado a los de casa, también se ha generado una alta expectativa por dos razones: una violinista y un revival de “Jamaica Bajo Cero”.

A pesar de algunas dificultades (como pérdidas de equipaje y falta de presupuesto) el equipo jamaicano de bobsleigh llegó a sus sextos Juegos Olímpicos luego de una ausencia de 12 años; y aunque terminaron en  último lugar, el apoyo de parte de la gente no se hizo esperar y cautivó a espectadores de muchas naciones.

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La violinista originaria de Singapur, Vanessa Mae, participó en el slalom gigante, y tuvo la misma suerte que el equipo antillano de trineo por equipos, pero en sus palabras “le dieron una oportunidad a una loca de cumplir su sueño, además de competir contra esquiadores de élite mundial”.

Campeones mundiales de sus competiciones han consolidado su hegemonía, como el italiano Armin Zöggeler, quien a sus 40 años se adjudicó su sexta medalla de oro en luge o trineo, y con ello se ha convertido en leyenda nacional. También algunos que ya estaban listos para el retiro y regresado para ganar una presea durante estos juegos, tal es el caso del esquiador Noriaki Kasai de 41 años, cuya determinación había sido dejar de ser un atleta, para convertirse en entrenador, pero el gobierno japonés le pidió que buscara un lugar en la justa olímpica, logró su calificación y obtuvo una presea de plata en salto de ski, al recibir el galardón dijo “es como si tuviera de nuevo 32”.

Siempre podemos encontrar historias de vida en este tipo de eventos, pero en contraparte, a pesar de estas cortas dos semanas de actividades deportivas, han habido más problemas de índoles social, económica y política alrededor de los juegos.

Sombra: economía, sociedad y política

Oficialmente, Rusia ocupó 51 mil millones de dólares para llevar a cabo estos juegos en su ciudad mediterránea, 7 mil millones más que los juegos olímpicos de verano que se llevaron a cabo en Beijing en 2008, y las críticas por este hecho no se dejaron esperar por parte de la comunidad local y mundial. El presidente Vladimir Putin había previsto, cuando anunció en 2007 que su país sería la sede de los juegos olímpicos invernales, que se gastarían alrededor de 12 millones de dólares, presupuesto que hasta ahora se ha cuadruplicado.

No obstante, lo preocupante, es si esta inversión se recuperará. De acuerdo a un reporte del Banco Europeo para la Reconstrucción y  Desarrollo, la estratosférica cantidad no impulsará a la economía rusa de ninguna manera, sin embargo, podría crear un legado para la ciudad de Sochi y la región de Krasnodar, en el cual la mejora de los servicios podría atraer a inversionistas en un futuro no muy lejano. El mismo reporte indica que los países que organizan justas olímpicas o mundiales de futbol generalmente no se benefician de manera económica de dichos eventos, pues si bien se crea infraestructura y nuevos empleos, éstos sólo duran hasta que los juegos se acaban.

Aunque Rusia albergará el mundial de futbol que se llevará a cabo en el 2018, el país sufre de desempleo y desaceleración económica, su economía creció sólo 1.3 por ciento en 2013, menos de la mitad del 3.4 por ciento que tuvieron en 2012. Esto se suma a las diversas manifestaciones por las políticas anti homosexuales que el país tiene, así como las recientes inconformidades mostradas por las Pussy Riot quienes presuntamente fueron arraigadas por el hecho de que “no hay lugar para protestas y sólo buscaban un pretexto para arrestarlas”.

A pesar de esto, los organizadores confían en el beneficio que el evento internacional representará para el turismo local. Se espera que alrededor de 213 mil visitantes asistan a los eventos durante las dos semanas de juegos, además de mil 300 horas de cobertura en vivo que podrán ver mil 500 millones de personas alrededor del mundo, para colocar a Sochi como un destino turístico atractivo para vacacionar. Al menos han tenido acierto en cuestión de cobertura global del evento, el director ejecutivo del Comité Olímpico Internacional anunció que las cifras de audiencia han superado sus expectativas y han batido un récord histórico.

El delegado informó que hasta 464 canales de televisión han mostrado imágenes de Sochi, en comparación de los 240 en Vancouver, de los cuales 310 son libres de pago, contra los 128 que se tuvo con la ciudad canadiense. Estas son buenas noticias tanto para el desarrollo turístico, como para los poblados cercanos, pues apuntala a una posible llegada de visitantes extranjeros a futuro.

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Del impacto de un meteorito a la explosión de Sochi

Hace un año, la ciudad de Chelyabinsk atrajo la atención del mundo entero luego de que un meteoro con la fuerza de una bomba atómica atravesara el cielo siberiano y golpeara cerca de los Montes Urales; -sin afán de morbo-, las autoridades rusas pretenden hacer de Sochi una explosión en el ámbito turístico luego de concluir los Juegos Olímpicos de Invierno. La construcción de hoteles de lujo, vías aéreas, conexiones terrestres y marítimas, pueden hacer de esta ciudad un destino vacacional a nivel mundial.

Autoridades turísticas rusas ven a los Juegos Olímpicos de Invierno como algo más que un evento pasajero para mostrar a Sochi al mundo durante estas dos semanas. La exposición que ha ganado debido a la justa es una oportunidad para transformar la imagen de la ciudad y promoverla como un sitio turístico de la Rusia moderna para los extranjeros.

Sochi ha tenido una declive en su turismo en los últimos años. A mediados del mes de julio pasado, de acuerdo con estadísticas de la administración local, la ciudad albergó a 900 mil turistas durante el mes de julio, por debajo de los 1.3 millones que visitaron durante el mismo periodo en 2012, esto en parte debido a las construcciones para ser anfitrión de las justas y el tráfico debido a la creación de vialidades para albergar dicho evento. Además, factores como la falta de esfuerzo para dirigir su estrategia de marketing ha impedido que la ciudad se vuelva atractiva incluso para el turismo local. Esto ha generado preocupación para la industria hotelera de la ciudad.

Como dato, tanto para rusos como para extranjeros, unas vacaciones en Sochi cuestan más que ir a Turquía o Egipto, los hoteles cuestan en promedio 5 mil 600 rublos (alrededor de 2 mil 100 pesos) la noche, mientras que en poblados cercanos se ofrecen cuartos de 2 mil 400 rublos por pernoctar. A diferencia de los juegos, el legado de un evento deportivo internacional es la medida del éxito de la nación anfitriona; sin embargo, al serlo, también se tiene una carga en materia económica que puede tardar años en desaparecer, por ello las autoridades rusas proyectan a Sochi como el destino turístico del futuro. Buscan persuadir a la gente para que deje de ir a los Alpes y visiten la zona del Cáucaso.

Aún así, algunos dicen que Sochi tiene el potencial para usar sus sitios olímpicos, como las pistas de ski alpino en Krasnaya Polyana, como un destino turístico a futuro, ya que puede proveer servicios de todo tipo: hoteles de cinco estrellas, zonas de lujo y bellos paisajes. También ofrecería precios accesibles, calidad y servicio, aunque ante todo se debe considerar que la industria y política rusa están plagadas de corrupción, y generar suficientes ingresos para mantener el centro turístico luego de que los juegos acaben requiere de mucho trabajo. No obstante, no está lejos de proyectarse como lo que buscan en ella, será un gran reto para ellos y verán si la inversión multimillonaria tendrá un valor permanente y no fugaz.

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El Semanario Sin Límites.

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