Más sobre el mercado laboral en México

 

Prácticamente todas las semanas se publicitan datos o se hacen afirmaciones públicas del mercado laboral en México. Esto no es de extrañar, el capital humano es lo más valioso que tiene una sociedad. En esta nota también me voy a referir al mercado laboral, pero espero proporcionar información poco conocida que se está desarrollando por los investigadores. La información, sin embargo, es reciente (más o menos desde 1995) pues antes no se contaban con encuestas de empleo que fueran representativas y confiables.

Ya que estamos hablando del corto plazo (un desempeño de más o menos 10 años) el estudio del mercado laboral se tiene que contextualizar en los ciclos económicos que ha sufrido la economía mexicana es este periodo. La primera crisis es la de 2001-2002, asociada a la quiebra de las empresas dot com. En esos años el pico de la actividad económica (el mejor momento) se ubica en el tercer trimestre del 2000 y el valle (el peor momento) en el primer trimestre del 2002.

La otra crisis de los últimos años, que ya se ha acuñado como la “gran recesión” es la de 2008-2009 asociada a los problemas de la crisis de las hipotecas y bancaria. Este ciclo económico tuvo su pico en el segundo trimestre del 2008 y el valle en segundo trimestre del 2009.

Las dos recesiones fueron severas pues en la primera del pico al valle el decrecimiento del PIB real se calcula en aproximadamente 4%, mientras que en la segunda el mismo indicador se calcula en 10%. Estos hechos evidentemente tuvieron que tener un impacto en el mercado laboral. Estos son los principales hallazgos:

Si comparamos el empleo total hoy con el empleo total potencial de mantenerse las tasas de empleo al nivel de los picos de los ciclos económicos podemos observar que el empleo total ya se recuperó respecto al pico del segundo trimestre de 2008, pero no se ha recuperado el empleo total con respecto al pico del empleo total del tercer trimestre del 2000. Es decir, hoy hay un déficit de empleo que se calcula en 2.7 millones de personas.

En la primera crisis se observó el fenómeno de crecimiento sin empleo formal, lo que significa que una vez en la etapa de recuperación del PIB, el empleo formal no creció, por lo menos en los siguientes trimestres. En la segunda crisis, los datos permiten observar que no se observó el fenómeno de crecimiento sin empleo formal. Es decir, el las tasas de generación de empleo formal se han recuperado al ritmo de la recuperación de la economía.

De esta forma del déficit de 2.7 millones de empleos se calcula que un millón se explica por falta empleo formal, es decir, el empleo formal ha crecido pero no ha recuperado sus niveles de empleo potencial; y el restante 1.7 millones se explica por una falta de empleo informal. Esto es sorpresivo pues el mercado informal siempre se ha pensado como muy flexible.

Aritméticamente existen dos explicaciones. Por un lado, ha subido el desempleo, y por el otro ha subido el número de personas que sin estar buscando activamente trabajo estarían dispuestos a trabajar si les llegara una oferta, y quienes lo economistas laborales llamamos “disponibles”. Es decir, hoy hay más personas que antes en términos relativos que no están buscando empleo activamente. A veces se suman los datos de desempleo con los de personas disponibles para calcular una medida de desempleo ampliada. Si se hiciera esto en el caso de México esta nueva medida de desempleo se ubica en dos dígitos.

El fenómeno de los disponibles ha sido poco estudiado en general y menos en el país. Sin embargo las encuestas de empleo permiten caracterizar este fenómeno. Bajo mi interpretación, estas personas se parecen mucho a las personas fuera de la fuerza laboral (que no buscan trabajo), sobre todo en los bajos niveles educativos, así que yo creo que no es correcto usar la medida de desempleo ampliada.

Esto sin embargo, no responde la pregunta de por qué han subido en los últimos años. Si bien la respuesta requiere estudios especializados -que por el momento no existen- la hipótesis principal que se me ocurre es que el salario al que están dispuestas a trabajar las personas (salario de reserva le llamamos lo economistas) ha subido en el tiempo (ya sea por mayor educación explicada por la importante ampliación de cobertura media superior o porque existe una red familiar y social mayor), por lo cual cuando buscan trabajo no encuentran uno que les satisfaga, y después de un tiempo ya no buscan trabajo (aunque estarían dispuestas a trabajar si alguien les ofrece uno).

Esta discusión tipo académica tiene importantes implicaciones de política pública. Dos ejemplos relevantes son los siguientes: ¿debemos invertir en educación tradicional (preparatorias, bachilleratos, etc.) o mejor en entrenamiento en el trabajo?, ¿debemos seguir con las políticas de extensión de redes sociales/programas no contributivos (en salud, pensiones, guarderías, etc.)?

Hoy más que nunca las decisiones de política pública deben estar basadas en evidencia robusta. Los académicos están haciendo su trabajo. Espero que cada vez más los tomadores de decisiones de política pública se comprometan con esta visión.

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