El bajo crecimiento económico de sólo 0.64 ciento en el primer trimestre del año obligó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a bajar su meta de aumento del PIB para este año de 3.9 a 2.7 por ciento. Sin embargo, la buena noticia es que vamos a crecer más que el año pasado e incluso por arriba de la mayoría de los países de América Latina, Europa y Estados Unidos.
Si bien es cierto que para las necesidades de los mexicanos y la demanda de empleo sigue siendo un crecimiento bajo, la previsión de 2.7 por ciento para 2014 es superior al promedio de crecimiento de los últimos 13 años en México y una vez aprobadas las leyes reglamentarias de las reformas de telecomunicaciones y energética se estimulará un mayor dinamismo en la economía mexicana.
De hecho se espera que las reformas estructurales favorecerán con hasta dos puntos más del PIB para 2018, es decir a finales de la administración del presidente Enrique Peña Nieto. No obstante, para alcanzar ese objetivo es necesario cerrar el periodo reformador en el Congreso de la Unión e iniciar el tiempo de instrumentación de los cambios más profundos realizados en el país en los últimos 50 años.
Se negocia y se trabaja en los acuerdos necesarios para que en las próximas cinco semanas los legisladores terminen de procesar las iniciativas enviadas por el Ejecutivo y sean aprobadas en dos sesiones extraordinarias. Inclusive este jueves, las comisiones unidas de Hacienda y de Energía de la Cámara de Diputados se declararán en sesión permanente para el análisis de las 3 iniciativas de legislación secundaria en materia energética enviadas a San Lázaro. Así se buscará discutir y debatir entre el 29 de mayo y el 19 de junio los temas de la más importante de todas las reformas.
Más aún el dato oficial de que durante el primer trimestre de este año, la inversión extranjera directa (IED) ascendió a 5 mil 821 millones de dólares, superior en un 17 por ciento a la registrada el año pasado y la más alta lograda en México para un primer trimestre desde el 2007, son señales positivas que reflejan la confianza que tienen los inversionistas internacionales en nuestro país. Esa inversión se traducirá en proyectos productivos y nuevos empleos que contribuirán a elevar el crecimiento económico.
Uno de los aspectos importantes es mantener la confianza de productores y consumidores, pues de ello depende que haya inversión y consumo. Aunque las encuestas del INEGI muestran problemas de confianza, la agenda de reformas estructurales llevada a cabo por el gobierno de Peña Nieto han mantenido el interés por invertir en México pues es uno de los países mejor librado en el análisis internacional. El potencial de crecimiento que tiene México lo hace muy atractivo para la inversión tanto nacional como extranjera, como lo refleja la IED registrada de enero a marzo de este año.