México resiste los embates de la crisis

Mientras en los países desarrollados la recuperación económica languidece, en buena medida por la pérdida de confianza de los inversionistas en la deuda soberana europea, en México su economía logra surcar las turbulentas aguas de la crisis con relativa entereza. Una buena muestra de ello es que, inesperadamente, el comportamiento de la economía en el tercer trimestre fue mucho mejor a lo esperado.

El PIB se expandió durante el tercer trimestre a una tasa anual de 4.5%, lo que implica un crecimiento de un punto porcentual por encima de lo que pronosticaba el consenso del mercado (3.5%). Esa tasa supone una marcada aceleración de la actividad económica respecto al crecimiento observado en el segundo trimestre, cuando la economía creció a una tasa de 3.2%.

La principal sorpresa estuvo en el sector primario, que tras dos trimestre de contracción en la actividad (-1.9% en el primer trimestre y -5.7% en el segundo), registró un crecimiento de 8.3% impulsado en esencia por el rubro de agricultura.

Sin embargo, también mejoró el comportamiento del sector servicios, cuya tasa de crecimiento fue de 4.8% comparado con 3.5% en el segundo trimestre. La expansión de las actividades terciarias fueron las más vigorosa desde el segundo trimestre de 2010 (7.5%), cuando la cifra tuvo la ventaja de una base de comparación favorable. Destacaron los rubros de información en medios masivos (8.0%), y de servicios financieros (7%), si bien de los 14 componentes que componen el sector servicios, 10 mejoraron su desempeño, tres quedaron igual y sólo uno, el de servicios profesionales, científicos y técnicos, moderó su crecimiento.

Finalmente, el sector secundario aumentó un 3.4%, un ritmo de crecimiento muy parecido al del segundo trimestre (3.5%). La tasa fue la más moderada desde el último trimestre de 2009 (-2.8%), cuando la economía mexicana estaba saliendo de la recesión. La manufactura, con un crecimiento del 4.6%, mantuvo su ritmo de expansión. Pero el componente de minería se contrajo un 3.6% comparado con una tasa de -2.3% en el segundo trimestre. La actividad de la construcción repuntó a 5.3% en el tercer trimestre mientras que el de suministro de electricidad, agua y gas se moderó a 5.2%.

En términos desestacionalizados, y respecto al segundo trimestre, la economía creció un 1.34%, lo que supone una sustancial mejora respecto al crecimiento promedio observado durante la primera mitad del año (0.9%). La tasa observada en el tercer trimestre fue la más poderosa desde el segundo trimestre de 2010 (1.99%). Aquí, de nuevo, destaca el formidable crecimiento del sector primario (11.76%), y del sector terciario, cuya tasa de expansión, de 1.63%, fue la más elevada desde el tercer trimestre de 2009. El sector secundario, sin embargo, redujo su ritmo de crecimiento a la mitad, a 0.54% comparado con 1.12% en el trimestre previo.

De lo dicho se pueden alcanzar las siguientes conclusiones: primero, que la contribución de la agricultura al crecimiento del PIB, la más alta desde el cuarto trimestre de 2006, fue la mayor sorpresa. Segundo, que la moderada reactivación de la economía de EU en el tercer trimestre, cuando el PIB se expandió a una tasa anualizada ajustada estacionalmente de 2.0% comparado con 1.3% en el segundo, ayudó a sostener el crecimiento del sector manufacturero mexicano a través de las exportaciones. Tercero, que la reciente depreciación del peso también ha sido importante para preservar la competitividad del sector exportador. Y cuarto, y más importante, que el dinamismo de la economía mexicana no ha estado sustentado en el tercer trimestre por la manufactura y las exportaciones, sino por la demanda interna, como refleja la reactivación del sector de servicios. Y eso se debe en buena medida a la mejora en la creación de empleo, la reactivación del crédito y el buen comportamiento de la inflación.

A su vez, el robusto crecimiento observado en el PIB en el tercer trimestre está en buena parte relacionado con otras fortalezas que exhibe la economía mexicana. La principal es que sus finanzas públicas, tan maltrechas en la mayoría de los países avanzados, están en orden, lo que ha sido el mejor escudo protector contra los vaivenes de la economía global. Sin duda que los elevados precios de las cotizaciones del crudo gracias a la demanda china y a las inversiones en ese activo refugio, han apuntalado la resistencia de México a la crisis.

Por todo esto, es decir, debido a que el crecimiento está resultando más vigoroso de lo pensado y que la depreciación del peso se ha dado por las propias fuerzas del mercado, Banxico no tendrá necesidad de acudir a un recorte de tasas en el muy corto plazo. Aun así, seguimos pensando que Agustin Carstens y sus colegas en el banco central seguirán mostrando un sesgo acomodaticio en su política monetaria dado el actual contexto de incertidumbre global.

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