No puedo dejar que acabe el mes, sin escribir algo sobre los ingenieros. Y es que el pasado 1° de julio se celebró el Día Nacional del Ingeniero. En esta ocasión, la celebración se vio opacada por otra gran celebración, que fueron las elecciones; pero de estas ya se habló mucho, hasta el aburrimiento.
México es cuna de grandes ingenieros. Después de la Revolución de 1910 fue necesario reconstruir el país y llevarlo a una era de modernidad. Se construyeron carreteras, puertos, hospitales, escuelas, presas, canales, y a diferencia de la época del Porfiriato, los ingenieros mexicanos vivieron un papel protagónico en dicha reconstrucción.
Existen obras emblemáticas de la ingeniería mexicana, como lo son el Sistema de Transporte Colectivo Metro y el drenaje profundo. Sin duda, la combinación de diversas especialidades y ramas de la ingeniería arrojaron estas construcciones que son motivo de admiración no solo a nivel nacional sino internacional. Actualmente, después de muchos años se ha vuelto a invertir en estos proyectos.
A la par, y como consecuencia de las obras desarrolladas, fue obvio el surgimiento y crecimiento de ingenieros destacados, que a lo largo de las últimas décadas se han encargado de poner en alto el nombre de México y han formado cuerpos de profesionistas que continúan participando activamente en el crecimiento de nuestra nación.
Es un hecho que la forma de hacer infraestructura ha cambiado, y prueba de ello lo vivimos a diario en ésta gran ciudad; aunque los principios y fundamentos siguen siendo los mismos.
Ahora México está por iniciar una nueva etapa, en la cual confío los ingenieros mexicanos sigan desempeñando un papel fundamental en la construcción y fortalecimiento de la infraestructura, como un gran detonador de la economía.
Ante la cantidad de recursos y necesidades que se nos presentan, la infraestructura por desarrollarse es mucha. Ejemplo de ello es la falta de una red ferroviaria que permita realizar el transporte de mercancías de una forma eficaz y económica, que esté integrada a un sistema de puertos y carreteras, conformando un sistema intermodal de intercambio de bienes.
Las horas – ingeniero que se requieren son de varios miles, sin embargo, en la medida en que los jóvenes vean las inversiones que en infraestructura se están haciendo, seguramente su interés por estudiar ingeniería despertará, integrándose a un gremio deseoso de volver a tener un rol preponderante en el crecimiento del país.
Aunque el mes está a punto de terminar, sirva ésta columna para expresar mi admiración y felicitaciones a todos mis colegas ingenieros.