En México la mayoría de la población que desea iniciar un micronegocio no tiene acceso a servicios financieros que puedan otorgarles la solvencia económica para convertir sus ideas en negocios rentables.
Cifras del Banco Mundial revelan que en México sólo el 30% de la población adulta tiene acceso a servicios bancarios, este porcentaje se encuentra por debajo de países de economías similares como Brasil, Venezuela, Chile y Colombia, que escalan a 50% de su población con cuenta bancaria.
En el país existen más de tres millones de microempresas, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que representan 95.6% del total de empresas, que en su mayoría, no logran alcanzar su crecimiento en el mediano ni largo plazo al carecer de financiamiento y capacitación que las impulse a ser más competitivas.
El panorama puede radicalizarse cuando, las ideas emprendedoras surgen en zonas y comunidades donde existe un mayor rezago económico, en regiones rurales o marginales donde pensar en emprendimiento exitoso podría parecer imposible.
En México, cuando un microempresario piensa en emprender, se enfrenta a una serie de requisitos que lo orillan a desistir de su propósito, y dejar de lado su potencial de negocios al no encontrar las herramientas necesarias para su impulso.
Para frenar las limitaciones financieras de los emprendedores de zonas con mayor índice de rezago financiero, la Secretaría de Economía, a través del El Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario (PRONAFIM), otorga créditos para que los microempresarios puedan financiar sus actividades productivas.
“El PRONAFIM da servicios integrales de microfinanzas, a través del otorgamiento de microcréditos para emprendedores que quieran iniciar un negocio”, señala en entrevista para El Semanario Sin Límites, Elenitza Canavati, coordinadora general de PRONAFIM.
El Programa trabaja en conjunto con intermediarias financieras que actúan como canalizadores del crédito y lo hacen llegar al microempresario, además proporciona servicios integrales de microfinanzas para mejorar sus condiciones de vida.
Todo el proceso crediticio está avalado por la Secretaría de Economía, que a través del PRONAFIM, “realiza visitas de campo para cerciorarse de que las intermediarias otorguen los créditos productivos, y así garantizar la transparencia de la destinación de los recursos”, detalla Elenitza Canavati.
Para generar la vinculación entre microempresarios y el PRONAFIM, se trabaja con 120 intermediarias financieras, 80% Sofomes, 10% Sofipos y 10% casas y cooperativas, indica la representante de PRONAFIM.
El monto promedio de las líneas de crédito es de 7 mil pesos, y de acuerdo a la intermediara se establecen los montos mínimos y máximos, con un plazo de hasta 36 meses con pagos mensuales o bimestrales.
El financiamiento que reciben los emprendedores por sí sólo no implica el éxito y ni el crecimiento de los negocios, explica Canavati, es necesario brindar también apoyo de acompañamiento, es decir, asesoría para incrementar la operatividad de las microempresas.
“Los apoyos no crediticios cuentan con subsidio, que involucra la asesoría técnica para las intermediarias financieras, para el mejoramiento de su eficiencia operativa con lo que tienen mayores posibilidades de crecimiento”, puntualizó la coordinadora de PRONAFIM.
Con lo que el Programa ofrece apoyos para la capacitación e incubación de proyectos de emprendedores que ya tengan establecidos los objetivos del negocio que iniciarán, y también para concretar ideas de quienes aún no tienen un panorama bien definido.
“El contacto de PRONAFIM con su población objetivo es a través de las intermediarias financieras, haciendo un enlace entre el crédito y el acompañamiento, porque es más probable que esa unidad económica y el negocio perdure”, declara Canavati a El Semanario Sin Límites.
Desde la puesta en marcha del programa se han afialiado 120 intermediarias financieras tan sólo de 2013 a 2014 se incorporaron 57, con lo que el programa cubre 80% de sus objetivos proyectados para este año.
Microcréditos a lo largo de todo el país, la meta de PRONAFIM
La mayor cobertura del programa se ubica en el centro y sureste del país, los estados con mayor dispersión de crédito son Estado de México, Chiapas, Oaxaca, Puebla y Veracruz.
Elenitza Canavati calcula que la presencia del programa es de 75% en el centro y sureste del país y un 25% en el norte, por lo que explica en entrevista que la meta es conseguir una mayor expansión en esta región.
Por ello es necesario intensificar la cobertura del Programa a través del trabajo conjunto con las intermediarias financieras, para captar un mayor número de población beneficiada.
“Cuando una intermediara nos ayuda a llegar a lugares donde el programa no tiene tanta presencia, entonces nosotros les otorgamos una mejor tasa de interés”, puntualizó la funcionaria.
Para 2014 la dispersión de crédito que contempla el PRONAFIM es de mil 800 millones de pesos en sus dos fidecoimisos, en lo que va del año se han otorgado la mitad de este monto a microempresarios en mil 800 municipios del país.
Educación financiera vital para supervivencia de negocios
Aproximadamente el 35% de los negocios que inician y crecen a través de las líneas de crédito sobreviven más de tres años.
“Con el otorgamiento de la línea crediticia y el acompañamiento los micronegocios tienen mayores posibilidades de sobrevivir” explica Canavati.
A través de Ferias de Capacitación se busca el aumento de penetración del programa a lo largo del país, para captar emprendedores potenciales e intermediarias financieras que busquen alinearse al programa.
El trabajo del PRONAFIM busca la transversalidad entre entidades financieras y dependencias gubernamentales, actualmente el programa colabora con 15 dependencias federales.
Instituciones como Condusef y Prodecon han establecido alianzas para garantizar la transparencia de la operación de las intermediarias financieras.
Las alianzas institucionales que establece PRONAFIM tienen el objetivo de incrementar el encadenamiento productivo de los emprendedores, y conformarse como una alterniva social y económica en un país donde de cada 100 empresas 96 son micro y contribuyen con 40.6% del empleo nacional, con una contribución al Producto Interno Bruto (PIB) de 15%.
Por Vianey Pichardo