” La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión “
Aristóteles
La riqueza a la que me refiero es una riqueza interna, no se trata de ” poseer “, se trata de “ser”.
Tampoco es una riqueza en la que uno ” recibe ” cosas materiales o se rodea de ellas, no …. Es aquella que llevamos dentro, es algo que dejamos en los demás, lo que transmitimos, lo que inspiramos, es lo que comunicamos haciendo que uno mismo y el otro seamos mejores personas.
A mayor riqueza interna más profunda la huella que dejamos en otros.
La riqueza de la que hablamos es la que se proyecta a partir de la esencia particular de cada uno.
Tiene que ver con el ” aire ” personal, con el clima que permea cuando se esta junto a una persona. Es algo que no se ve ni se toca, no se oye pero si se siente. Se siente porque se queda impregnado en el entorno.
Fuimos creados como individuos y a la vez únicos, jamás uno igual a otro, cada individuo absolutamente particular, irrepetible.
La riqueza que llevamos en cada uno de nosotros es un secreto invisible pero que, al mismo tiempo nos hace visibles, es el efecto personal, es lo que nos hace brillar como personas, es la suma de nuestros talentos y conocimientos.
Casa individuo, cada ser humano, causamos un efecto distinto en los demás, es el ” rastro ” del uno en el otro.
El ” aporte “que como personas podemos hacer esta presente en cada individuo, es lo que infundimos en el ambiente, es el diferencial, la distinción entre tu y yo, es proyección de comunicación personal.
La riqueza interna podemos definirla como el ” capital ” más importante que tenemos, es la excelencia que desarrollamos.
Hagamos que nuestro paso por esta vida sea “de ” y ” con ” gran riqueza, que nos permita iluminar cada momento y espacio contribuyendo al crecimiento propio que no será otra cosa que el crecimiento de todos los demás.
” Lo mejor que podemos hacer por otro no es sólo compartir con el nuestra riqueza, sino mostrarle las suyas “
Benjamín Disraeli