Seguridad mitotera

Si hay alguien en el mundo que se ha especializado en seguridad, son los israelíes. De hecho, exportan tecnología y conocimiento a muchos países. Su reputación (es decir, su marca) es sinónimo de efectividad. Se han curtido en décadas de vivir entre un ambiente hostil con la mayoría de sus vecinos. Así como el hombre de la caverna desarrolló con el tiempo habilidades básicas de sobrevivencia ante los peligros de la naturaleza y de otros hombres, los israelíes han hecho lo propio.

Me sorprende la seguridad en un aeropuerto israelí. Luego de pasar por un primer filtro donde te hacen una amigable y básica interrogación sobre el propósito de tu viaje, el manejo y contenido de tu equipaje, tus nexos locales, pasas a documentar equipaje. Posteriormente, en los filtros de seguridad suceden cosas inauditas para un viajero mexicano. Lo primero que llamó mi atención es que no me dijeron nada por la botella de agua que llevaba. No me hicieron tomarla o tirarla como en los aeropuertos mexicanos donde hay miles de personas asignadas a la detección de peligros y fatalidades. ¿Será que nosotros somos una potencia en seguridad en comparación a Israel? Veamos…

Al pasar por rayos X, me pidieron abrir mi maleta. Olvidé retirar un sacacorchos. Lo mostré con cierta pena y casi disculpándome lo entregué, dispuesto a verlo depositado en un gran contenedor de armas letales (como los de los aeropuertos mexicanos): cortaúñas, raquetas de tenis, pastas de rasurar tamaño normal y otros temibles artículos). El oficial de seguridad israelí, lo vio, lo abrió, lo cerró, ¡y me lo regresó! ¿Acaso Israel no se ha asesorado por las autoridades mexicanas?

O la inteligencia israelí es poco inteligente o las autoridades mexicanas son muy mitotearas. ¿Cuántos empleos inútiles hemos creado alrededor de la “seguridad” en aeropuertos? Algo tenemos los mexicanos en nuestro ADN cultural (puritanos del lenguaje, sepan que uso una metáfora) que nos hace muy barrocos en la actividad y muy poco eficientes en el resultado.

Pasar por los filtros de seguridad en aeropuertos mexicanos es vivir una muestra de nuestra forma de ser como país, es decir, de nuestro código cultural. Supongo que el servicio de seguridad es una concesión de la SCT (Secretaría de Comunicaciones y Transportes), esa dependencia encabezada por el honorable Gerardo Ruiz Esparza, hombre de tacto tan fino que un toro de lidia en una cristalería haría menos destrozos que el leal vasallo del Estado de México. En fin, que volviendo a nuestros aeropuertos, quizá habrán notado que las bandas con rodillos se unen a unas plataformas de metal que por una misteriosa razón están a distinta altura. Es decir, una charola nunca llega sola sino que hay que ayudarla a subir o a bajar, según sea el caso. A alguien le fallan las medidas para provocar estos pequeños pero significativos socavones (pronto la palabra “socavón” será marca registrada de don Gerardo), que nos provocan constantemente malos ratos (uso la expresión con perdón del titular de la SCT para quien “un mal rato” es la muerte por caída en socavón, asfixia y posterior drama de los familiares).

Envases de perfume con más de 100 ml, misteriosos envoltorios con mole de Oaxaca, cajas de chocolate que se les antojaron a los agentes, tamales de verdolaga explosiva, una y mil cosas son incautadas en los filtros de seguridad mexicanos. ¡Caray! Cuánto tiene Israel que aprender de México en seguridad.

Sin embargo, Israel tiene mejor seguridad que México. Los habitantes de Israel sufren muchísimo menos actos delictivos que los mexicanos.

Y cuánto tiene México que aprender de Israel. Ya no digamos en el sentido de unión comunitaria que distingue al pueblo judío. Seríamos mucho mejores si dejáramos tanto mitote burocrático que nos hace tan pero tan barrocos, como en los aeropuertos y sus revisiones tan mal planeadas y ejecutadas, como en la asignación de obra pública para hacer caminos deficientes usando el capitalismo de cuates, como poner al frente de las secretarías clave a comparsas intocables porque saben demasiado.

Ojalá los cimientos que sostienen al secretario de la SCT hubieran sido los mismos que los del camino donde dos mexicanos perdieron la vida. La seguridad no ha sido lo nuestro. Y como que ya es hora de que empiece a serlo.


Comentarios

3 respuestas a «Seguridad mitotera»

  1. Lo más grave es que esas medidas irrisorias de seguridad no sin iniciativa mexicana, las impusieron los norteamericanos.
    Que bien que Israel no sea otro borrego más de nuestros vecinos del norte.

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    Rubén López Navarro

    Tanto qué aprender, tanto qué extirpar… a esos comparsas que saben demasiado y al que los puso allí, tantos socavones. Felicidades por tu artículo. ¡Israel es un país altamente organizado!

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    Rafael

    Eduardo como siempre perspicaz y atinado.
    Poniendo el dedo donde se debe poner.
    Te felicito con un respetuoso abrazo.

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