Seguro de desempleo, ¡ya!

En los últimos años se ha puesto de manifiesto la necesidad de replantear el sistema de protección social. Quizá el cambio más fundamental en éste ha sido la instrumentación de Oportunidades y el Seguro Popular. Un tema que también ha estado en las discusiones, pero en el cual no ha habido cambio alguno, es el del seguro de desempleo.

El seguro de desempleo es uno de los componentes básicos de un sistema de seguridad social. Este seguro provee de flujos de efectivo a los trabajadores para que el consumo de la familia no disminuya significativamente durante el periodo en el cual el individuo se encuentra desempleado. Además, permite al empleado tener calma para encontrar un nuevo trabajo que empate con sus habilidades y preferencias.

El seguro de desempleo ha sido criticado, como todo seguro, ya que puede generar incentivos hacia conductas oportunísticas: las personas se desemplean para hacer uso de los beneficios o los esfuerzos de búsqueda de empleo no son los óptimos. El seguro puede promover desempleo y desempleo de largo plazo, situación que ha sido documentada por diversos artículos empíricos para varios países.

Por cierto, una línea de investigación de Sargent, ganador del Premio Nobel de Economía 2011, tiene que ver con sus explicaciones respecto a los altos niveles de desempleo en las últimas décadas en Europa en relación a otros países de la OCDE. Sargent y su coautor, el economista sueco Ljungqvist, argumentan que en tiempos turbulentos –varianza en los principales indicadores macroeconómicos–, cuando la mayor adaptabilidad es requerida, un sistema generoso de beneficios de un seguro de desempleo, como el de Europa, puede llevar a la economía a un estado persistente de alto desempleo.

Aun si es posible diseñar un seguro de desempleo que minimice las conductas oportunísticas, se argumenta que incrementar las cuotas obrero patronales para establecer un subsidio al desempleo es inviable en México, pues el costo laboral que enfrentan las empresas es ya muy alto.

Es por esta situación que en la teoría se han escrito innumerables artículos sobre el diseño óptimo de un seguro de desempleo. En la práctica, los seguros de desempleo se han adecuado para trasladar a los trabajadores responsabilidades y establecer incentivos para la búsqueda de empleo, lo que llevaría a disminuir las conductas oportunísticas.

En el diseño reciente de los seguros, los beneficios disminuyen con el paso del tiempo, o inclusive el sistema se establece sobre cuentas individuales de las cuáles los trabajadores hacen retiros, contra su propio saldo. Asimismo, se les obliga a los beneficiarios a ir a cursos de entrenamiento. Además en los nuevos sistemas se establecen beneficios automáticos más generosos en épocas de recesión y se trata de incluir en el sistema al mayor número de trabajadores posibles, a través de programas suplementarios para aquéllos que no hayan cumplido con los requisitos mínimos. Este tipo de seguros de desempleo ya opera con relativo éxito en Chile.

En México, las reglas de las cuentas individuales de pensiones permiten retiros parciales por desempleo, con ciertas limitantes. Por su parte, el Distrito Federal otorga un subsidio temporal a las personas que hayan perdido su empleo formal. No obstante, no podemos hablar de que estas facilidades o programas constituyan un seguro de desempleo como el que existe en otros países.

Aun si es posible diseñar un seguro de desempleo que minimice las conductas oportunísticas, se argumenta que incrementar las cuotas obrero patronales para establecer un subsidio al desempleo es inviable en México, pues el costo laboral que enfrentan las empresas es ya muy alto. Sin embargo, en mi opinión no se requiere subir dichas cuotas para establecer un seguro de desempleo.

Una parte de las contribuciones que hacen los trabajadores a la subcuenta de vivienda pueden paulatinamente usarse para fondear un seguro de desempleo basado en cuentas individuales, como en Chile. Los registros y cuentas individuales ya existen.

Si entrar en detalles, en la práctica puede flexibilizarse el sistema para permitir a los desempleados retiros de sus cuentas de vivienda, si no se ha hecho uso de recursos; y planear un periodo de transición para quienes ya han utilizado tales fondos. En el largo plazo la vivienda de los trabajadores se fondea por otros instrumentos financieros y el seguro de desempleo funciona plenamente.

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