Caminar por solo 2 minutos cada media hora puede ayudar a restaurar el flujo de sangre que el cerebro necesita para estar sano, ya que la inactividad.
Muchas personas, ya sea por cuestiones laborales u ocio, pasan horas frente a la pantalla de una computadora, y a veces, mucho tiempo más en un sofa viendo la televisión. Pero, aunque puede ser cómodo y necesario durante la semana laboral, estar sentado durante períodos largos e ininterrumpidos puede ser malo para nuestra salud.
Una nueva investigación asegura que hacerlo ralentiza el flujo vital de sangre al cerebro, lo que plantea posibles consecuencias para nuestro bienestar a largo plazo.
Específicamente, la disminución del flujo puede afectar la función cognitiva y corre el riesgo de una mayor probabilidad de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.
Afortunadamente, caminar por solo 2 minutos cada media hora puede compensar esto, restaurando la circulación saludable.
Investigadores de Liverpool John Moores University analizaron los hábitos de 15 oficinistas en tres sesiones diferentes. Durante cada sesión, usaron sondas de ultrasonido que rastrearon el flujo sanguíneo a través de sus arterias cerebrales medias, que llevan sangre al cerebro directamente.
En la primera sesión se sentaron continuamente durante cuatro horas, a excepción de breves momentos para usar el baño. En el segundo, realizaron dos minutos de caminata rápida en corredoras a intervalos de 30 minutos.
En la tercera sesión, caminaron durante ocho minutos cada dos horas.
El flujo sanguíneo se redujo durante la primera y la última sesión, cuando la actividad fue mínima o cada dos horas, pero aumentó considerablemente cuando los sujetos estuvieron activos regularmente.
Sophie Carter, una estudiante de doctorado quien dirigió el estudio, dijo que los hallazgos reafirman la necesidad de tomar caminatas cortas, pero regulares.
“Tan solo los frecuentes descansos (de estar sentado) para caminar por dos minutos tuvieron un efecto general de prevención del deterioro del flujo sanguíneo cerebral”, dijo.
Los resultados del estudio se publicaron en el Journal of Applied Physiology.
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