Kenia es el país donde la poligamia está permitida y las mujeres son esclavas de sus maridos, sin embargo no se dan cuenta de los daños que ocasionan estas prácticas.
Nairobi, Kenia.- Muchas mujeres kenianas que están casadas bajo el régimen de la poligamia, es un tipo de unión muy común en África, sin embargo las mujeres sufren demasiado.
Matrimonios forzados, servidumbre por deudas, prostitución forzosa o infantil, venta de órganos, adopciones forzadas e incluso inducción a actividades criminales como el terrorismo son sólo algunos de los ejemplos de esta nueva esclavitud, explica CNN.
Los principales factores que impulsan la trata de personas en Kenia son la pobreza, las políticas ineficaces y la falta de conciencia,
Diversas mujeres han sufrido el efecto de la poligamia, ya que ha dejado graves secuelas, algunas tan visibles como cicatrices, que sus parejas maritales les producen después de ser azotadas.
En Kenia, el mismo país que castiga las relaciones homosexuales con la cárcel, la ley permite al hombre casarse con las mujeres que desee sin tener que pedir permiso a sus esposas anteriores.
El origen de este tipo de familia, que sobrevive a la expansión de la monogamia asociada al cristianismo en Kenia, se encuentra en la elevada mortalidad infantil que persistió hasta hace unas décadas, asimila BBC.
“Las mujeres tenían 10 hijos y solo sobrevivían tres”, así que, para el varón, la mejor manera de asegurarse una gran descendencia era casarse con varias féminas, explica a EFE la abogada de la Federación de Mujeres Abogadas (FIDA) Mbeti Michuki.
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Hoy en día, la poligamia depende de las preferencias personales del hombre, un 28 por ciento de los cuales tiene más de una mujer en África Subsahariana, y especialmente en el oeste del continente, según informes demográficos de 2013.
El día en que la entonces universitaria Mónica conoció a su marido llevaba minifalda, una prenda que su marido no le permitiría volver a ponerse.
El drama de las “mujeres desechables” estafadas, maltratadas y abandonadas por sus maridos
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Las mujeres kenianas deben recibirle en la puerta, traerle los zapatos, lavarle los platos, tratarle como a un rey a su esposo. Y si algo sale mal, puede golpear a la mujer, sin ningún cargo judicial.
Más allá del romance, el principal problema que plantea este tipo de uniones es que las mujeres quedan desamparadas.
Cuando el polígamo les abandona, algo que ocurre con frecuencia, ellas pierden los derechos sobre sus tierras y sus otros medios de vida, publica Huffingtonpost.
Como mujer africana, no tienen derechos, no pueden decir que no, ni replicar lo que hace el marido. El hombre es el rey.
Sin embargo, existen mujeres que prefieren ser segunda mujer a seguir solteras porque tienen seguridad. Incluso la primera mujer puede considerarlo algo bueno porque la otra le ayudará con los niños y la casa, escribe AlJazeera.