¡Ante la cultura de la vida, ni un paso atrás!, 3ª Parte

No estamos obligados a castigar a los que nos ofenden, sino a aconsejarles la enmienda de sus delitos”.
Miguel de Cervantes Saavedra.

Es cierto que se requiere un aumento en calidad de justicia en todos los sentidos, pero también es cierto que hay un gran desorden social en la constante búsqueda de más y mejores oportunidades en diversos campos –laboral, académico, de desarrollo personal, ingresos, beneficios sociales, en salud, etc.–, porque siempre prevalece el “yo” ante todo.

Se lucha por un mayor poder adquisitivo para comprar más bienes y servicios en mejora de nuestra calidad de vida, sin embargo, cada vez vamos caminando a la inversa. Aunque esto no lo percibe la mayoría de los consumidores per se, porque quien está en el centro de la tormenta, no sabe en qué dirección debe dirigirse.

Se lucha por una mayor libertad y autodeterminación en elegir lo que se quiera, como se quiera, cuando se quiera, porque se quiere, pero nunca hay un “para qué”, objetivo que beneficie a esa gente, (aunque sí a los magnates) porque en verdad –la demanda que para muchos es auténtica– se vuelve un mecanismo envolvente de absoluto consumo.

Perdido.
Imagen: Beta Images.

En esta búsqueda cada quién hace lo que le conviene más para sí y para su familia (aunque no siempre sea así). Por ejemplo, para generar mayor progreso, hay explotación de todo tipo de minas (oro, cobre, estaño, hierro, etc.), así también la explotación de arena, árboles, petróleo, agua. Todo ello está afectando al planeta Tierra.

De ahí que haya organizaciones en defensa de la naturaleza. ¡Qué bueno! Porque, aunque la creación dotó al planeta de los insumos necesarios para la subsistencia humana, no quiere decir que se deba aniquilar la vida, exterminando de forma irresponsable los componentes que –precisamente– nos permiten tener vida.

De manera que existe una gran preocupación por preservar la naturaleza, pero a la par, se aprueban leyes que atentan la vida humana existente dentro del vientre de las mujeres que deciden abortar, porque, al ser dueñas de su cuerpo, pueden hacer lo que le plazca con su cuerpo. ¿Es eso respeto por la vida humana?

Aborto y Provida.

Este tema ha sido debatido por años y no va a parar, porque –sí, es verdad que muchos embarazos son consecuencia de violaciones– el aborto no eliminará el trauma tras la violación; el trauma está en la violación en sí, no en el ser engendrado. Que, además, desde el inconsciente (según afirman algunos psicólogos), jamás podrán olvidar el hecho por más que quieran.

Con todo y lo que indican algunos estudios como el denominado “Violencia sexual y embarazo infantil en México: un problema de salud pública y derechos humanos”, como un sustento para apoyar a niñas y mujeres sobre embarazos con violencia de género y, específicamente, la violencia sexual a niñas obligadas o manipuladas por adultos, mediante el uso de la fuerza física o moral, el chantaje, la manipulación y las amenazas… Estos estudios no indican de manera concreta cuántos son los abortos de este tipo y cuántos son producto de relaciones sexuales consentidas o de relaciones sexuales por infidelidad.

Feto.
Imagen: Assets.

Por lo que aprobar leyes generales a favor del aborto, donde la mujer pueda ponderar el derecho a decidir sobre el ejercicio de su maternidad o la Interrupción Legal del Embarazo (ILE), sólo por el gusto de la decisión, no deja de ser una forma de exterminar con la vida humana.

Este punto de contradicción se muestra en ambos extremos: no explotar indiscriminadamente el medio ambiente, pero sí aceptar el la muerte de un ser que ni siquiera ha nacido, al que se le responsabiliza estar en el vientre; entonces se le juzga, se le condena y se le asesina porque, la mujer víctima de una agresión, cada vez que vea a la criatura recordará el incidente.

Es como decir que, al suprimir la vida, automáticamente olvida el hecho.

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