La soprano Alicia Cascante y el pianista Carlos Alberto Pecero ofrecieron un concierto de música clásica y mexicana, para conservar el patrimonio sonoro de compositores europeos y autores mexicanos.
Ciudad de México.- En el marco del ciclo Conciertos radiofónicos de Opus 94.5, frecuencia del Instituto Mexicano de la Radio (IMER), la soprano Alicia Cascante y el pianista Carlos Alberto Pecero interpretaron obras románticas de compositores europeos y letras de autores mexicanos del siglo XX.
Los artistas interpretaron obras de Eduardo di Capua, Robert Schumann, Johannes Brahms, Hugo Wolf, Giacomo Puccini, así como de Miguel Bernal Jiménez, Manuel María Ponce, “Tata” Nacho, Ventura Romero, Mario Ruiz Armengol y Alfonso Esparza Oteo.
El evento contó con la locución de Sergio Alberto Bustos, quien rememoró ante la audiencia un poco de historia sobre la Casa Alvarado que desde hace cinco años alberga a la Fonoteca Nacional, institución encargada de conservar y preservar el patrimonio sonoro, para posteriormente presentar a los artistas.
Al escenario subieron Alicia Cascante y Carlos Alberto Pecero, para abrir el concierto con la obra napolitana Non ti scordar di me (No te olvides de mí) de Eduardo di Capua.
Desde el primer momento los artistas mostraron su técnica y experiencia, quienes ganaron la atención del público por su ejecución y por los movimientos corporales que realizaban al momento de interpretar la obra de Di Capua.
La primera parte del concierto consistió en composiciones románticas de autores europeos del siglo XIX y XX, que incluyó Widmung (Dedicación) de Robert Schumann, considerado el más importante compositor del romanticismo; y Wie melodien de Brahms, calificado por el locutor como uno de los grandes compositores postrománticos.
El recital continuó con un paseo por tierras noruegas con Ich liebe dich (Te amo) de Hugo Wolf, para luego viajar al Mediterráneo con dos obras de Giacomo Puccini: O mio babbino caro de la ópera Gianni Schicchi y Vals de Musetta de La Bohème.
En el intermedio Alicia Cascante, quien forma parte del grupo de cantantes de ópera del INBA, comentó que las piezas interpretadas en la primera parte del recital es catalogada como veristica, ya que los personajes no son mitológicos, sino seres comunes y corrientes que demuestran sus sentimientos y dolores.
Carlos Alberto Pecero, solista permanente de la Orquesta Clásica de México, mencionó que las piezas ejecutadas son románticas, pero diferentes. “Empezamos con la canción napolitana, que es abierta, en ella se busca exaltar todos los sentimientos; el piano suena fuerte, orquestal, al menos eso intentamos hacer; la pieza de Schumann es interior y la de Brahms presenta otro tipo de acercamiento en piano y voz”, indicó.
Agregó que parte de su trabajo, además de ejecutar, es imitar a una orquesta. “En las arias de ópera uno trata de ver qué instrumentos son los que participan en el acompañamiento de determinada aria, en ocasiones el pianista hace malabares para tocar la parte de distintos instrumentos”, comentó el también miembro del grupo de concertistas de Bellas Artes.
Al ser cuestionada sobre la interpretación, Cascante indicó que como ejecutante debe interiorizarse en el argumento de cada uno de los personajes que vibran, sufren y disfrutan la vida a su modo.
El locutor Sergio Alberto Bustos comentó que el plus que tienen los conciertos radiofónicos es que el público presente, además de escuchar a los artistas, puede verlos interpretar y disfrutar de la música.
La segunda parte del recital estuvo compuesta por obras de autores mexicanos que los propios artistas calificaron de variada, que inició con una canción dedicada al niño Jesús: Por el valle de rosas del michoacano Miguel Bernal Jiménez.
Siguieron Espera, del zacatecano Manuel María Ponce; Íntima, del oaxaqueño Ignacio Fernández Esperón, “Tata” Nacho; Un madrigal, del chihuahuense Ventura Romero; Creo en ti, de Mario Ruiz Armengol; y Dime que sí de Alfonso Esparza Oteo, con la que los artistas arrancaron bravos y fuertes aplausos.
Fuera del aire, Carlos Alberto Pecero agradeció a los asistentes, en la Sala Murray Schafer, los aplausos, para posteriormente interpretar otra canción napolitana: O sole mio con la que dejaron en la audiencia un grato sabor de boca.