El primero en utilizar en México (y en América) una ambulancia, tipo Larrey, para transportar heridos o enfermos desde el campo de batalla, fue el doctor mexicano Ignacio Gama Salcedo, quien participó en las batallas de la Angostura y Padierna, sostenidas contra el ejército yanqui en 1847 (la ambulancia para atender civiles se dio hasta 1865 en Estados Unidos).
La batalla de la Angostura fue de la más encarnizadas de ese entonces: dos días de feroz combate entre 14,000 mexicanos con buena caballería, pero con viejos cañones de poco alcance, y 7,000 invasores mejor posicionados, con más experiencia militar y que contaban con moderna artillería del doble de alcance. Las bajas entre muertos o heridos fueron de 3,500 mexicanos y 650 yanquis, por lo que es fácil deducir quién sí anduvo ocupado: el Dr. Gama.

En otro aspecto de relevancia médica, cabe mencionar que durante esta invasión yanqui, se utilizó por primera vez la anestesia, poniendo a México en el cuarto país del mundo en usarla (por lo menos la serruchada de brazo o pierna ya no la veía uno).
Unos dicen que la palabra ambulancia es de origen francés (ambulant-móvil y ance-caminar, caminar al hospital), otros que fue acuñada por los Reyes Católicos de España en el siglo XV. Lo cierto es que fueron los españoles de esa época los primeros en introducir al trajín militar los hospitales de campaña y las ambulancias. La misión de éstas era trasladar enfermos o heridos amarrados en mulas o caballos. Pero tenían que esperar a que terminara el zafarrancho, lo cual era terrible, pues los heridos llegaban hechos un desastre, desangrados, infectados o demasiado testereados.
Sería hasta finales del siglo XVIII que el célebre cirujano de las tropas napoleónicas, Barón Jean Dominique Larrey, cambió el concepto de las ambulancias al convertirlas en vehículos que trasladaban a los médicos con su instrumental al mismo campo de batalla. A diferencia de ser un mero trámite de transporte, las ambulancias de Larrey podían recoger heridos durante la batalla, para de ahí ser llevados a las unidades de retaguardia a darles las primeras curaciones, y después distribuirlos en los hospitales militares convenientes. Con esto la mortalidad en los ejércitos franceses se redujo considerablemente a diferencia de sus enemigos. El Dr. Larrey también fue creador del concepto de Unidades de Cuidados Intensivos.

Nacido en 1820, en Guadalajara, José Ignacio Matilde Gama Salcedo es una de las figuras más ilustres e innovadoras de la medicina mexicana. Persona forjada en el fuego de su propio esfuerzo (quedó huérfano a los doce años), Gama se tituló como médico en la Universidad de Guadalajara, en 1843. Dos años después lo encontramos en el cuerpo médico militar como Jefe de Sanidad, donde sin duda tuvo muchísimo “material” para practicar su carrera: simplemente en el transcurso de veintidós años (1845-867) México sufrió dos intervenciones (norteamericana y francesa), una sangrienta Guerra de Castas (Yucatán) y la espeluznante Guerra de Reforma, sin contar las eternas explosiones de guerrillas y sublevaciones a los largo y ancho del país.
Después de su quehacer militar el buen doctor pasó a radicar por el resto de su vida en San Luis Potosí, donde la práctica médica tenía una “efervescencia peculiar”. Ahí se casó con la señorita María Concepción Cruz y tuvo, por qué no, dieciocho hijos.
En San Luis, junto con otros, el Doctor Gama Salcedo fundó la Casa de Salud para Niños (1893), además de ser director del Instituto Científico y Literario. También abrió la Escuela de Medicina, en 1877, y fundó la colonia militar de San Ciro. Fue magistrado, diputado y al final por fin pudo dedicarse a su gran pasión: dar clases.

Dije efervescencia peculiar porque curiosamente la ciudad de San Luis Potosí tiene en su historia muchas aportaciones médicas de primer nivel. Por ejemplo, el mismo doctor Gama Salcedo no sólo fue el primer introductor de las ambulancias de Larrey, también tiene la primicia mundial, en San Luis Potosí, de la invención y empleo de tubos de hule para la canalización quirúrgica. Desgraciadamente, como suele pasar entre nuestras lumbreras nacionales, no documentó ni patentó su idea, por lo que la autoría pasó dos años después al doctor francés Chassaignac, en 1859.
En 1863, en la mencionada entidad, tuvo lugar la primera ligadura de carótida (las dos arterias principales que llevan sangre rica en oxígeno del corazón al cerebro) en el continente. Fue hecha por el doctor Alberto Alcocer Andalón, quien se anunciaba como “experto en sacar ojos, arreglar bocas, formar párpados nuevos y sacar piedras de vejiga”.
Hacia 1872 en San Luis Potosí se utilizó por primera vez en el mundo de la cirugía militar la antisepsia (práctica destinada a prevenir y combatir las infecciones).
En 1876, también en San Luis, el doctor Esteban Olmedo puso en marcha el primer quirófano del país, “una sala especial para llevar a cabo operaciones quirúrgicas, aislada y separada de los pabellones y operar en un sitio limpio y fuera de la contemplación de los demás enfermos.”
Otro ejemplo fue la del reconocido oftalmólogo, doctor José Ramos, presidente de la Academia Nacional de Medicina, quien fue el primero en el mundo en extirpar con éxito un cisticerco intraocular a finales del siglo XIX.
Y bueno, no olvidemos los chicles Canel’s, otra gran aportación de San Luis Potosí que a tantos dentistas ha ayudado.
Como siempre mi querido tocayo, sumamente interesante, importante y muy documentado. Si pudiera lo agregaba a mi tesis de Conciencia Nacional. En mis pláticas con alumnos, seguro lo haré. Muchas gracias y abrazo
Muchas gracias, don Gerardo!…, qué gran oportunidad y honor que pueda servirle…
Abrazo grande