Muchas historias de toreros contienen hitos que se van ligando, y con el transcurrir del tiempo, son parte integral de aquellos datos que pudieran haber quedado en el olvido, de no haber trascendido su carrera en el ruedo.
En el transcurrir de la Feria de San Isidro, tal es el caso de David de Miranda quien con pocas actuaciones, le dan una oportunidad de confirmar su alternativa y con su actuación brillante se inserta en carteles de fuste, y da una grata sorpresa a la parroquia con una faena que eleva su caché, materializando su papel de relleno de cartel, en el de la estrella de la tarde.
David de Miranda nació en Trigueros, Huelva, por tanto onubense como lo son los “Litri” y los “Chamaco” en la historia del toreo.
En las filas novilleriles en 2015, actúo al lado de Roca Rey en Las Ventas; en Toro, Zamora, un astado le propinó una grave lesión en las cervicales que lo mantuvo en el dique seco alrededor de un año, y reapareció para tomar la alternativa en agosto de 2018 en su tierra, llevando de padrino a José Tomás y de testigo a López Simón.
Tras haber actuado muy pocas veces en la categoría de matador de toros, la confirmación de alternativa con toros de Juan Pedro Domecq fue de lujo, su padrino hubiera sido Enrique Ponce y en su lugar por el percance del valenciano, apareció “El Juli”, teniendo de testigo a Paco Ureña, quien en su reaparición en el ruedo madrileño logró una gratísima actuación que sólo por la suerte suprema, no culminó en salida en hombros al lado del onubense. Por cierto Julián no tuvo tela de donde cortar de un muy buen encierro de ‘Juanpedros’.
No pudo ser mejor la tarde de confirmación, el sexto de la tarde, un toro que tenía muchas cualidades en acometividad y estilo de embestida, lo aprovechó sobradamente el novel espada y logró el milagro de encender la mecha de un público, que ya hemos comentado, es muy complejo de entusiasmar. El 24 de mayo, David lo logró sobradamente y su salida en hombros fue apoteósica.
Su apoderado es Jorge Buendía, personaje de los tantos que hay en el mundo del toreo, novillero, subalterno –entre otros– de Antonio Borrero “Chamaco”, quien recién reapareció en una corrida. Jorge decidió en 2002 meterse como empresario taurino.
En 2005, sin quererse ir de los ruedos sin recibir la alternativa, acude a Michelle Lagravere padre, y el 25 de diciembre en Morazán de Progreso en Guatemala, con el testimonio de “Chilolo” –tal vez en uno de los últimos festejos celebrados en esos lares–, recibió la alternativa en un hecho más bien anecdótico, pero que viene a colación por lo que significó el triunfo de su torero en la vetusta plaza de Las Ventas.
Esas historias son reconfortantes, parece que es posible que una tarde redonda en una plaza como la de Las Ventas pudiera cambiarle la historia a un torero como David de Miranda, e impulse a toreros como Luis David, con una historia más tersa a dar el próximo primero de junio, tras la campanada que le permita en la Feria de San Isidro, con los toros de Zalduendo, surcar la Puerta Grande vedada desde hace 47 años para los toreros mexicanos.
Se vale soñar que así será, mientras haya un toro y un torero en el ruedo, todo es posible, no cabe duda.