¿Para dónde vas viajero? ¿Dónde vas a descansar?
La necesidad de hospedarse se hace presente a partir de que las tribus nómadas se volvieron sedentarias. Antes de eso ¿para qué tendrían que buscar dónde quedarse si iban con su casa de un sitio a otro? Aún ahora, en que los tuaregs siguen siendo nómadas en algunas zonas del Desierto del Sahara, el concepto de hospedaje carece de sentido, el que llega viene con su alojamiento, no busca alguien que le dé un sitio dónde dormir, comer y beber. Establecido este punto sobre la importancia de tener un sitio fijo para residir, la historia del hospedaje comienza ya que, si el individuo o un grupo de individuos decide movilizarse de un sitio a otro por un período mayor a un día, tendrá la necesidad de pernoctar en alguna parte.
Cuando los grupos humanos inician la agricultura y comienzan a fundar pueblos en el período neolítico, se presenta el motivo para el inicio del hospedaje. El excedente de productos de cultivo, la creación de herramientas, utensilios y alimentos procesados de ciertas regiones que se comercializan en otras son la base de una nueva economía que inaugura los viajes para llevar mercancías de un sitio a otro. Y, como mencioné anteriormente, si el recorrido superaba el día de distancia se veían obligados a buscar dónde alojarse, por lo tanto, podemos plantear que los primeros viajes que existieron fueron los de negocios, es decir, se viajaba por necesidad y no por placer. Viajaban los cobradores de impuestos, los guerreros, los portadores de noticias, correos, mensajeros, o sea que, el traslado tenía un sentido económico o laboral. Otro de los motivos de viaje era el cuidado de la salud, desde las termas romanas hasta los balnearios de aguas saladas a la orilla del mar en la Europa de los siglos XVII y XVIII, la razón podía tener que ver con que un enfermo de tuberculosis o de alguna otra enfermedad neumológica pudiera respirar un mejor aire.

Pero bueno, vamos a ubicarnos en el hospedaje en la Edad Media. Las rutas eran obscuras y peligrosas, no había luz artificial que iluminara los caminos, ni siquiera estaban asfaltados o empedrados. Dado que el motivo para desplazarse de un pueblo a otro, de una ciudad a otra o de un país a otro era de orden económico, político o social, los viajantes llevaban noticias, dinero o cargos y/o funciones que cumplir, y si la noche les sorprendía en el camino, era necesario buscar refugio para no exponerse a las inclemencias del tiempo, a animales depredadores y/o a la delincuencia.
Es así como, sin duda, entre las primeras empresas comerciales creadas se encuentra la del hospedaje y hospitalidad. Estas actividades se realizaban desde el norte de África hasta el sur de Asia y por toda Europa, en un principio en una lógica de trueque y posteriormente por medio del intercambio de un servicio por dinero. Herodoto de Halicarnaso, considerado “padre de la historia”, hace registro de sus viajes por el Mar Egeo y es así como podemos saber que los alojamientos públicos estaban en funciones desde los tiempos de la Grecia Antigua y de todo el período romano.
El hospedaje se daba entre pares o se contaba con servicios de mayor nivel para los personajes de mayor alcurnia. Incluso en el Mishnah (cuerpo exegético de leyes judías) se ponía a los mesones y los mesoneros en el lugar más bajo de degradación. Vistos así, sólo los “cualesquiera” se alojaban ahí. Incluso, la costumbre cristiana y judía para evitar estos lugares siniestros y de tan mala reputación consistía en dar posada a los forasteros que lo requirieran.

En la Europa de la Edad Media Baja la única oferta de servicios de hospitalidad era la que procedía de los monasterios cristianos. Se consideraba una práctica piadosa y, prácticamente todas las religiones monoteístas (judía, cristiana y mahometana), se hicieron cargo de esta actividad durante siglos.
A partir de este movimiento de personas inicia la necesidad de legislar la hospitalidad. Recibir a los viajeros era obligatorio de acuerdo con la ley de Burgundia. La creación de hospederías en el Camino de Santiago para los peregrinos o la recepción de huéspedes en Saint Germain de Près en el 829 son antecedentes de lo que sería el inicio de esta industria. El propio Carlo Magno solicitó a los obispos que instituyeran hospederías tanto para pobres como para ricos.
Es en el siglo XII que se da inicio a los grandes viajes de conquista y exploración de territorios y culturas desconocidas, como lo hizo Marco Polo. Las condiciones de las posadas eran precarias, sanitariamente eran deplorables, se solía alojar a los huéspedes en los establos junto con los animales. De ahí al siglo XVIII las tabernas agregan a su servicio de alimentación y bebidas, el de hospedaje. Cabe señalar que la higiene no era precisamente una preocupación. Incluso, la privacidad no era un criterio que se considerara necesario (y lo era), se tenía que compartir no sólo la habitación sino la cama, además, el servicio tenía altas tarifas.

Ahora bien, es importante recordar que entre perros hay razas y que existen los códigos postales, es decir, no todo mundo se hospedaba en el mismo tipo de establecimientos (So what’s new?). Por lo tanto, las altas jerarquías eclesiásticas daban hospedaje a los nobles y como las posadas y tabernas no ofrecían una infraestructura adecuada para el servicio de los aristócratas, una rama diferente de la hospitalidad se desarrolló. Estructuras lujosas, con cuartos privados, áreas de saneamiento individual y las comodidades con las que se contaba en los castillos de Europa se construyeron para ofrecer un servicio a la altura de sus distinguidos clientes. Estos establecimientos, nuevos y elegantes, cuyas tarifas se encontraban muy por encima de las de los ciudadanos comunes, surgieron bajo el concepto “hotel” derivado de la palabra francesa que corresponde a mansión.
Esta lógica de hospedaje se parece mucho más a lo que conocemos actualmente, todos los estilos de hospitalidad se desarrollaron y cuentan con equivalencias actuales de las que conversaremos en la siguiente ocasión, por ahora apenas hemos tocado el siglo XIII, nos falta un buen viaje todavía para comprender el desarrollo de la industria del hospedaje y la hotelería a partir del desarrollo del turismo. Pero no se diga más, aquí nos leemos en la próxima publicación, ¿vale?