En el marco del ciclo de conferencias “A flor de piel”, la escritora Martha Zamora compartió aspectos personales de la vida de la pintora mexicana.
Ciudad de México.- La escritora Zamora señaló que “Frida lo que hizo fue entregarle a la pintura toda la parte negra de su vida, toda la parte triste de su vida, para dedicarse a vivir con una gran alegría”,
Anécdotas sobre la vida, obra, imagen y hasta romances de Frida Kahlo fueron relatadas por Zamora, quien lleva cerca de 30 años recopilando información sobre la artista, la cual plasmó en su libro “Frida: el pincel de la angustia”.
De acuerdo con información difundida por la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, la investigadora inició su investigación a principios de los ochenta por lo que ha entrevistado a muchas personas que conocieron y convivieron con la autora.
La charla comenzó con un breve recuento sobre la vida de la pintora, para lo cual, Zamora se apoyó de fotografías que ejemplificaron el paso del tiempo en la artista mexicana, “era una maga del encanto personal”, afirmó.
Zamora explicó que Frida Kahlo era aficionada a coleccionar y realizar exvotos religiosos, los cuales consisten en pintar sobre una superficie de metal la imagen de aquel evento trágico o doloroso, acompañada por un texto en el que se explica lo qué pasó.
Dichos exvotos hechos generalmente de latas aplanadas se dedicaban a un santo y se dejaban como ofrenda en una iglesia.
“Frida siguió ese sistema, y aquello que le dolía, lo dejaba en la pintura para luego salir a vivir, a leer, a bailar, a ver películas, a visitar amigos, a recibir gente en su casa para hacerla feliz”, manifestó.
Respecto a la imagen de la artista, la especialista explicó que parte de las razones por las que usaba trajes típicos, fue porque Diego Rivera pensaba que los vestidos creados por las indígenas mexicanas estaban a la altura de cualquier casa de moda en el mundo.
Además, las blusas holgadas y largas faldas ocultaban el corset de yeso que usaba, así como su pierna más corta; mientras que los objetos que usaba y pintaba sobre su cuello representaban el sentimiento de asfixia que sentía.
“Esa singular personalidad es lo que hizo que Kahlo fuera una de las mujeres más retratadas en su época por fotógrafos nacionales e internacionales, ya que se conocen más de dos mil imágenes para las que posó la pintora”, destacó la investigadora.
El ciclo de conferencias “A flor de piel” continuará mañana en el Centro Cultural José Martí; el 26 de noviembre en el Museo de la Ciudad de México y finalizará el 3 de diciembre en el Centro Cultural Xavier Villaurrutia.
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