“Los gatos persas” regresa a las pantallas de la Cineteca Nacional

El filme Los gatos persas (2009), del director iraní Bahman Ghobadi, es una crítica a la falta de libertad artística en Irán. Un drama que retrata las condiciones de los grupos musicales juveniles del Oriente Medio y, al mismo tiempo, es un mosaico de la calidad y la propuesta cultural actual en la región, cinta que se estrena en las salas de la Cineteca Nacional el próximo viernes 13 de junio.

Ciudad de México.- Luego de su exitoso paso por la 52 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional -2012-, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), esta cinta iraní regresa a la pantalla de este complejo cinematográfico en su estreno nacional.

Conocida internacionalmente como No one knows about persian cats (Nadie sabe nada de los gatos persas), la película ha sido nominada y reconocida en diversos festivales internacionales, como Cannes, Miami, Premios de la Sociedad de Críticos de Cine de San Diego, Festival Internacional de Cine de Sao Paulo y Festival de las Noches de Cine Negro de Tallinn, Estonia.

Aunque se ha presentado como un drama, el filme podría considerarse un documental musical, pues está basado en hechos y personajes reales. Se trata de una pieza que destaca por su banda sonora, la cual es un muestrario de la escena musical iraní en la que aparecen agrupaciones de diversos géneros, desde el heavy al jazz, pasando por la música de protesta con mezclas de rap, jazz moderno y pop persa.

En su recorrido por la ciudad, en busca de músicos para presentarse en un concierto en Londres, la joven pareja de protagonistas, Negar Shaghaghi y Ashkan Koshanejad, conoce a integrantes de distintas bandas de diversos géneros, quienes comparten las condiciones de clandestinidad en la que tienen que ensayar y presentarse debido a las prohibiciones en su país.

El mosaico musical enriquece las series de imágenes que el director de Las tortugas también vuelan (2004) presenta durante los intervalos musicales, con los que también ofrece un retrato de la vida cotidiana de la ciudad; fotogramas en los que se perciben las costumbres y las tradiciones de un país culturalmente distinto a occidente.

Los protagonistas deben buscar músicos para presentarse en un concierto fuera de su país y para ello necesitan visas y pasaportes, aunque sea en el mercado negro. Lo que los vinculará al personaje de Nader (Hamed Behdad), un traficante de música y productor quien los acompañará en su gira.

Perseguidos e incluso encarcelados hasta por meses, los músicos iraníes prefieren tocar en Europa, donde pueden expresarse libremente e interpretar temas de protesta, prohibidos y censurados en su nación. Las mujeres son aún más censuradas que los hombres y tienen más dificultades para cantar en público. Esta realidad es lo que retrata el autor en Los gatos persas, y es lo que le ha merecido varios reconocimientos a nivel mundial.

Con simplicidad y un ligero toque de humor, Ghobadi presenta momentos irónicos que dan cuenta de la falta de libertad y garantías con que viven algunos sectores sociales del Medio Oriente, lo que puede resultar incomprensible para el público occidental. Sin embargo, se trata de una cruda condición para los ciudadanos de esa región. Como ejemplo, el director incluye escenas para comprender las situaciones, como las reglas para tener mascotas, los castigos amenazantes de la policía o las listas de géneros y artistas prohibidos.

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