Arturo Macías, en un boletín de su oficina de prensa, anunció que no puede reaparecer el 2 de noviembre de 2019 en Tlaxcala, debido a que aún se encuentra en rehabilitación del grave percance que sufrió recientemente en Madrid; ahora será la plaza de Tepojaco, en el taurino estado mexicano de Hidalgo cuando regresará –dios mediante– a los ruedos.
Será un paso más en la historia de un hombre con la vocación intacta, por ejercer el título de matador de toros, que muy pocos seres humanos tienen el privilegio de ostentar, en lo que va de sus siglos de historia.
La actitud determinada de Arturo, refleja que vive su profesión como una vocación que le da sentido a su existencia, y ejerciendo su título, aporta positivamente a su crecimiento personal y al arte efímero del toreo con estilo y sello propios.
Aquí recuerdo aquella historia de tres personas a las que les preguntaron –durante la época de la construcción de catedrales en Europa– el motivo de su actividad; uno dijo que picaba piedra; el segundo, que estaba haciendo una columna; el tercero que construía una catedral. Me parece que esto último contestaría Arturo, quien en la evidente evolución de su profesión, nos transmite estar en la búsqueda por lograr la mítica faena perfecta y hacerse figura del toreo en todo el mundo taurino.

Haciendo una relación y dado que uno de sus mejores amigos es su colega, el murciano Paco Ureña –quien el año pasado tuvo un espantoso percance y este año se ha ido a los cuernos de la luna–, seguramente sabe Macías que acudir al apoyo de un dispositivo médico, no le va a arredrar en seguir contribuyendo a la grandeza de su profesión, escogida desde niño.
Su afición por el toro viene desde que tiene uso de razón y, quien lo acercó a la vocación fue su papá, que fue juez de plaza y aficionado práctico.
El toro de Barralva, “Don Palillo”, magistralmente aprovechado en La México el 21 de mayo de 2006, lo puso en el camino que lo llevó entre otras grandes hazañas en su ruedo a contender, y además, superar en mano a mano a José Tomás, el 29 de noviembre de 2009.
Aquella tarde, “Cuatro Caminos” de Xajay, se arrancó de largo en el capote y le pegó una paliza a Macías, quien parecía liquidado para la contienda. Pero entonces la vocación de no arredrarse, le llevó a plantarse en los medios y ejecutó tres gaoneras en las que crujió la seda y remató con un lance con una mano, que provocó el reconocimiento colectivo.

El toro recibió el homenaje del arrastre lento y el torero un par de trofeos porque hubo un pequeño fallo en la suerte suprema, pero la faena fue muy emotiva, estrujante, templada, y por ello, recuerdo que el público le coreó con gran fuerza: “torero, torero”.
Solo perlas de una carrera en la que después de casi quince años de matador de toros, el 7 de mayo exactamente, será el aniversario quinceañero de cuando en su tierra Aguascalientes recibió la alternativa de manos de José Luis Angelino y el testigo Israel Téllez, con toros de Xajay.
Al conocerse los carteles de la temporada 2019-2020 de La México, nos preguntamos muchos por su ausencia, y él mismo explica que tendrá un tiempo de adaptación a su condición física actual y prefiere venir cuando sienta más adaptado, y así, darle la alegría a la afición capitalina de reaparecer en su ruedo.
Le deseamos que su nueva etapa le traiga muchas satisfacciones y su deseo de trascender siga vibrante.
Por lo pronto, el viernes primero de noviembre en La México –con una novillada a iniciar a las 8 de la noche con novillos de Barralva–, actuarán Miguel Aguilar, Juan Pedro Llaguno y Héctor Gutiérrez, para cerrar la temporada chica.
La temporada grande abre el 3 de noviembre con Diego Ventura a caballo, y a pie la alternativa de José María Hermosillo, de manos de Antonio Ferrera y testigo Leo Valadez con toros de Fernando de la Mora, para rejoneo y de Julián Hamdan para los de a pie. Por cierto, Guadalajara también empieza su brillante temporada el mismo día, con una novillada de triunfadores.
Por bien del toreo, esperamos que sea el inicio de grandes momentos, que Arturo siga brillando en el horizonte de la tauromaquia, y que los novilleros triunfadores se proyecten a la alternativa. Así las cosas, que en esos instantes surjan faenas que nos dejen en la memoria, grandes recuerdos. Que así sea.